Usted está aquí: lunes 18 de febrero de 2008 Política Amenaza carretera al Bosque de Agua

Amenaza carretera al Bosque de Agua

Campesinos de Morelos y el Edomex la rechazan; denuncian que ya empezó la tala

Angélica Enciso (Enviada)

Ampliar la imagen Las ciénagas del Lerma, entre las zonas que podrían verse dañadas Las ciénagas del Lerma, entre las zonas que podrían verse dañadas Foto: Carlos Ramos Mamahua

San Mateo Texcalcayac, estado de México. A unos metros de su milpa, que hoy es un obstáculo para la construcción de la carretera Lerma-Tres Marías y ramal Tenango, Casiano Castro, campesino de figura menuda, pregunta: “¿Qué le parece que por su casa atraviese una carretera? Que se la partan por la mitad. No estaría de acuerdo, ¿verdad? Pues eso quieren hacer con la mía, nada más porque tienen autoridad. El gobierno dice que está preocupado por la ecología, pero quiere tumbar miles de árboles de nuestro bosque. Esos taladores ¿van a ir a la cárcel?”

Castro, de 76 años, se refiere al proyecto carretero que impulsan los gobiernos de los estados de México y Morelos; atravesará zonas boscosas donde reside 2 por ciento de la biodiversidad mundial y abastecen de 75 por ciento de agua al Distrito Federal. Se trata del área donde está el corredor biológico Chichinautzin, la reserva estatal otomí-mexica, así como los remanentes de las ciénagas del Lerma. Toda esta región, junto con los bosques del sur del Distrito Federal, es conocida como Bosque de Agua.

El plan no sólo deforestará una extensa área boscosa, sino propiciará el crecimiento de la mancha urbana, con lo cual la región estaría al borde de su desaparición; tan sólo en Morelos en los últimos 10 años el desarrollo urbano creció mil por ciento, señalan expertos.

Castro se presenta: “soy indígena, no conozco mucha letra, pero lo que tengo claro es que no quiero la carretera”. A sus espaldas está la ciénaga del Lerma, donde nace la cuenca Lerma Chapala, la más importante del centro del país. Don Casiano habla en una reunión que es parte de la expedición de documentación para el Bosque de Agua, organizada por comuneros y organizaciones ambientalistas como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Greenpeace y Guardianes de los Árboles.

Esto ocurre a unos días de que se realice la consulta pública de la manifestación de impacto ambiental (MIA) de la autopista, pero representantes de poblados de las dos entidades, como Lerma, Chapultepec, Santa Cruz de Atizapan, San Mateo Texcalyacac, Santiago Tianquistengo, Xalatlaco, Fierro del Toro y Huitzilac –áreas por donde pasará la autopista–, han determinado defender sus bosques.

Ésta es la tercera ocasión que se presenta el proyecto a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), luego de que fue rechazado en dos ocasiones a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Ahora se hizo de manera parcial: los gobiernos estatales entregaron la MIA del tramo que les corresponde, lo cual es ilegal, porque se debe presentar el proyecto completo para su evaluación, sostiene Héctor Magallón, de Greenpeace. Otra irregularidad es que se hará en áreas naturales protegidas, lo cual también viola normas, señala.

Los campesinos se quejan de que este plan aún no se autoriza y la SCT ya cortó árboles en Xalatlaco, por la zona donde pasará la autopista, y contra la dependencia no hay sanciones. Aquí las medidas contra los taladores ilegales son estrictas; esta actividad es causa de cárcel sin posibilidad de salir bajo fianza.

“Vemos la destrucción del ambiente como una amenaza fatal; el agua nos llega por los escurrimientos, ¿por qué quieren acabar con esto? Un campesino cuando tumba un árbol lo hace por necesidad, y lo llevan a la cárcel: entonces, ¿cómo es posible que la Semarnat permita la impunidad en este proyecto? Van a tumbar miles de árboles’”, señala Donaciano Vargas, cronista de Xalatlaco.

Crecimiento urbano desmedido

Morelos ocupa el segundo lugar entre los estados de mayor deforestación, después de Tabasco. En 30 años perdió 80 por ciento de bosques y selvas. Quedan 88 mil hectáreas, de las cuales 60 mil son de selvas y 28 mil de bosques, con una tasa de pérdida anual de 3 mil o 4 mil hectáreas, y con esa tendencia en 20 o 30 años la vegetación habrá desaparecido, advierte Fernando Jaramillo, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM en Cuernavaca.

En el Bosque de Agua, de acuerdo con un estudio elaborado en el año 2000, se encontró que la pérdida de cubierta forestal y bosques fue superior a 40 por ciento en los últimos 50 años, por el crecimiento de zonas urbanas y pueblos, y en las ciudades de Cuernavaca y Distrito Federal fue de 300 por ciento, afirma por su parte Francisco Romero, de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco.

En la zona hay especies únicas, como conejo teporingo y gorrión serrano, las cuales están en peligro de extinción. También están cinco de las seis especies de felinos silvestres del país: puma, lince, jaguarundi, ocelote y trigrillo. Han sido registradas 211 especies de aves, 30 por ciento de la biodiversidad de pájaros en todo el país. No todas se pueden observar en cualquier época del año. De noviembre a marzo, se observan algunas que el resto del año no. Son especies migratorias que vienen de Estados Unidos y Canadá, explica.

Actualmente los bosques están fragmentados. Desde 1983 se han hecho estudios sobre la flora y fauna de la región, y “se ha visto un proceso acelerado de pérdida de hábitats para la vida silvestre. En toda la región, no sólo en Zempoala, sino también en el volcán Tláloc, la serranía, sierra de las Cruces y Cuajimalpa, hemos visto cómo los bosques se han fragmentado y perdido”, asevera Romero.

“Se han monitoreado muchas poblaciones y han ido desapareciendo de la región paulatinamente. Un proyecto carretero como el que se debate ocasionará un deterioro más rápido de lo que ya hemos documentado. Sabemos que no se trata sólo de la construcción de la carretera, sino de lo que trae aparejado: fragmentación de hábitats y pérdida de especies y poblaciones. Hemos observado que donde se desarrollan esas vías de comunicación hay gran pobreza en la gente de las localidades, en la medida en que entran ese tipo de desarrollos.”

Agrega que, en un bosque extenso, las especies se pueden desplazar, pero eso ya no ocurre cuando se empiezan a dividir en fracciones pequeñas. “Hay bosques que tenían continuidad y ahora se ven fragmentados.”

Desde Fierro del Toro, pasando por las lagunas de Zempoala, hasta las ciénagas del Lerma y Xalatlaco, se observa la variada flora: bosques de pino, encino, oyamel, zacatonal y vegetación arbustiva. También se puede hacer un recuento de la pérdida de hábitats: Zempoala quiere decir 20 lagunas, pero de quedan siete; hay manchones en medio de los bosques; la ciénaga del Lerma llegó a ser fuente de trabajo importante, pues los habitantes capturaban carpa, pescado blanco y rana, pero esas especies ya desaparecieron. Sólo funciona por temporadas como área de recreo para cazadores de aves.

Ya hay una carretera que conecta a Morelos con Toluca, y ése es otro argumento de comuneros y organizaciones: “si existe una vía, para qué se construye otra, sobre todo en una zona estratégica para 30 millones de mexicanos que de aquí se abastecen de agua”, dice Jaramillo.

Aunque nadie lo confirma, todos insisten en que comuneros de Huitzilac ya vendieron al gobierno de Morelos las tierras para la carretera, al igual que los de Coexapa, estado de México, a quienes pagaron 35 pesos el metro cuadrado, pero el municipio de Xalatlaco, al cual pertenece ese poblado, está en desacuerdo.

A la mitad de la reunión, en la que los expertos y el presidente municipal Efraín Ramírez explican el proyecto a gente de la localidad y a integrantes de la expedición, Casiano Castro se planta frente a la mesa y señala: “no vengo a ofender, vengo a defender el derecho de mi pueblo. No queremos esa carretera por nuestra casa”.

 
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