Usted está aquí: lunes 18 de febrero de 2008 Opinión Por un futuro digno para Tulum

Iván Restrepo

Por un futuro digno para Tulum

“Por un futuro digno para Tulum” es el lema que los habitantes de esa zona de Quintana Roo escogieron en su lucha para evitar que allí se repitan los tristes ejemplos de “desarrollos” urbano-turísticos implantados en los últimos lustros en Cancún y la Riviera Maya, los 120 kilómetros que hay entre dicha ciudad y Tulum. Ambos polos albergan ya 60 mil cuartos de hotel en medio de serios desajustes urbanos, sociales, ambientales y económicos. Pobladores e inversionistas conscientes quieren en cambio que en Tulum la actividad turística respete lo más posible el entorno: un parque nacional con innumerables y frágiles recursos naturales, una importante herencia arqueológica de la cultura maya y un paisaje de gran belleza. Además, evitar lo más posible la desigualdad que existe ya donde el turismo mal entendido impuso su ley. El último paraíso del norte de Quintana Roo debía así tener un uso del suelo de baja densidad en construcción, para un turismo sustentable, que no propicie la marginación extrema de Cancún o Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya. Ni competir por el nada honroso primer lugar en suicidios, alcoholismo, drogadicción y violencia familiar y urbana.

Sin embargo, el gran capital, de la mano del poder político local, llegó a Tulum. Su avanzada: los hoteles Dreams Tulum, Azul Blue Hotel & Spa y el Gran Bahía Príncipe Tulum. Los tres suman vicios e irregularidades: densidad de construcción arriba de lo permitido, afectación de manglares y arrecifes, ruinas mayas y ríos subterráneos. Es el principio porque se anuncia lo peor: la construcción del campo de golf Maya Zamá que abarca la mayor parte del terreno de lo que se conoce como Downtown Tulum, enorme proyecto en las inmediaciones del Parque Nacional. Incluiría lagos y ríos, campo de golf (el enésimo en la región), club deportivo, spa, centro comercial, tiendas, boutiques y restaurantes; hoteles y servicios de superlujo, residencias a las que se llega por canales y lagos. Todo esto en una zona muy frágil ecológicamente, donde existen vestigios mayas, ríos subterráneos (únicos en el mundo), cenotes y manglares que urge conservar.

No está por demás señalar los daños que provoca al ambiente un campo de golf por el uso de fertilizantes y plaguicidas que irían a los acuíferos de la zona; y por la cantidad de agua que requiere: aproximadamente la misma que demandan 12 mil personas. Igualmente, que los grandes y lujosos desarrollos turísticos se manejan con el sistema “todo incluido”, el cual beneficia muy poco a la comunidad, pues cuentan con los servicios necesarios para trasladar y tener cautivos a sus huéspedes durante su estancia. El principal beneficio es para los dueños de los mega hoteles (generalmente trasnacionales) y los organizadores de los torneos de golf y otras actividades.

Mientras la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales dice desconocer todo sobre el proyecto Downtown Tulum, las instancias locales, que lo habían clausurado por carecer de permisos, sorpresivamente en diciembre pasado le dieron luz verde “de manera definitiva” a la primera etapa (77 hectáreas) del lujoso “desarrollo”. Éste, en total, ocupará cerca de 450. Incluiría las 27 hectáreas que eran propiedad de la universidad local y que le disputaba Cecilia Loria, ex secretaria de educación del antiguo y desacreditado gobernador y ahora cercana colaboradora del actual. La universidad se desistió de seguir reclamando ese predio a cambio de otro. Ahora se sabe por qué. Todo quedó en familia, como se acostumbra en negocios donde van de la mano empresarios y funcionarios.

El magno proyecto, en una zona estratégica que limita con la actual mancha urbana de Tulum, el Parque Nacional y los terrenos que eran de la universidad estatal, reafirma que las autoridades de Quintana Roo seguirán alentando el crecimiento depredador en la franja costera, que repetirán los errores de planeación urbana y turística cometidos en Cancún y la Riviera Maya. En los discursos, los funcionarios se dicen respetuosos de la naturaleza y que trabajan por el bienestar de la población. En la realidad, se imponen los negocios y la corrupción. Sólo la acción ciudadana podrá evitar proyectos como el mencionado. Tulum debe conservarse.

 
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