Usted está aquí: domingo 17 de febrero de 2008 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife Rahme

EU, “un país del tercer mundo”, según Bloomberg

Boquetazo financiero

Decadencia inexorable

Ampliar la imagen Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, quien acusa a Bush de haber convertido a EU en país de tercer mundo Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, quien acusa a Bush de haber convertido a EU en país de tercer mundo Foto: Reuters

¿De qué tamaño será el boquetazo financiero para que Michael Rubens Bloomberg, millonario y alcalde número 108 de Nueva York, haya acusado sin piedad a la administración pestilente de Baby Bush de haber transformado a Estados Unidos (EU) en un “país del tercer mundo” (CBS,14/2/08)?

Ya el israelí-estadunidense Paul Krugman, de los pocos analistas rescatables de The New York Times (que perdió su alma en la desinformación sobre las “armas de destrucción masiva” en Irak), había anticipado años atrás que EU se había convertido en un “país del tercer mundo” debido a su endeudamiento masivo y a sus severos déficit (NYT,14/10/03).

Krugman resultó mejor escritor que economista –y eso que es uno de los pocos economistas lúcidos que quedaron en EU, ultrajado por las monstruosas mendacidades de sus multimedia– y vuelve a la carga 10 días antes de la explosiva declaración de Bloomberg: “Carmen Reinhart y Ken Rogoff publicaron un análisis alarmante sobre los paralelos que existen entre Estados Unidos y los países que experimentaron crisis financieras en el pasado. El piso de fondo del análisis, que ha llamado mucho la atención, es que nos parecemos espantosamente (sic) demasiado a esas otras naciones –y que si su experiencia constituye guía alguna, entonces las cosas pueden volverse realmente malignas” (NYT, 4/2/08).

¿El “EU monetarista” es similar al “México neoliberal”? Entonces, ¡que Dios nos agarre confesados!

Vale la pena resaltar el elevado nivel académico de los autores citados por Krugman: Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland, y Kenneth Rogoff, de la de Harvard, ambos miembros de la célebre Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), la cual, por cierto, descalificó desde hace cuatro años el TLCAN experimentado en México (“TLCAN y México: un desempeño menos que estelar”, por Aaron Tornell, Frank Westermann y Lorenza Martínez, 4/2/04) –para que se vayan enterando tanto el locuaz castañedista Arturo Sarukhán Casamitjana como el desorbitado Calderón, a quien nunca se le ha dado la “economía política” (como tampoco la “economía” ni la “política” sueltas).

A quienes se embelesaron con el “sueño estadunidense” durante un siglo entero y atraviesan por la clásica “fase de negación” para adaptarse a la triste realidad de la decadencia inexorable de EU, les parecerá descabellado el aserto del israelí-estadunidense Bloomberg, quien sopesa la posibilidad de lanzar su candidatura a la presidencia como “independiente” o, en el peor de los casos, figure en calidad de candidato a la vicepresidencia junto a John MacCain, quien a sus 71 años no goza de muy buena salud, lo cual convertiría a su acompañante (cinco años menor) en un “presidente de facto”, tan poderoso como fue Dick Cheney en su cúspide previa a la debacle militar en Irak.

No carece de fundamento el feroz ataque del alcalde israelí-estadunidense Bloomberg, propietario de una de las principales agencias financieras del mundo: Estados Unidos “exhibe una hoja contable que parece cada vez más de un país de tercer mundo”.

También ridiculizó que los “cheques de rembolso” del gobierno federal “equivalen a proporcionar más bebida a un alcohólico”. Ignoramos si la diatriba iba con chanfle, debido al pasado adictivo de Baby Bush, lo cual expresaría el desprecio absoluto del establishment por la figura presidencial número 43.

Agregó que los “candidatos presidenciales buscaban soluciones fáciles a problemas económicos complejos”, aunque habría que matizar que Hillary Clinton, la agazapada candidata del Partido Demócrata, es la única que ha expresado un programa “proteccionista” creíble, al estilo de Franklin D. Roosevelt.

El “cambio” inespecífico del fenomenal Barack Obama subsume una genuina revuelta de la base popular del Partido Demócrata contra el establishment, mientras que la materia económica no es el fuerte del senador de Arizona John MacCain, candidato del Partido Republicano en caída libre, y que pudiera ser revigorizado con la candidatura “independiente” de Bloomberg, o hasta del belicoso israelí-estadunidense Joe Lieberman, republicano centrista con máscara de “demócrata”.

El régimen torturador bushiano pasó una legislación de emergencia que proveerá rembolsos de 300 a mil 200 dólares para más de 130 millones de personas, con el fin de estimular la economía, a punto de entrar oficialmente en recesión.

El entorno recesivo favorece una candidatura “independiente” de un tercer partido en discordia y de un candidato con el perfil de Bloomberg, muy exitoso en los negocios bursátiles en Wall Street y con la aureola de haber creado un imperio informativo financiero.

En la geometría política que se va configurando para la elección presidencial, al alcalde neoyorkino le conviene más enfrentar la candidatura de Barack Obama que la de Hillary Clinton, quien sería más competitiva con el discurso económico. De allí que no suene nada discordante que Bloomberg haya alabado el plan de Obama, senador de Illinois, para crear un muy loable Banco Nacional de Reinversión en Infraestructura, de entonaciones neokeynesianas, con el fin de reconstruir carreteras, puentes, aeropuertos y obra pública que generarían más de 2 millones de empleos.

Nadie dice de dónde provendría el financiamiento que endeudará todavía más a Estados Unidos y que afectará sensiblemente la cotización del dólar convertido en papel-chatarra, pero no queda la menor duda de que EU tiene que ser reconstruido de pies a cabeza, después de la embriaguez frenética de su fase monetarista-neoliberal-centralbanquista por más de dos décadas aciagas y ciegas: el periodo del brujo-aprendiz Alan Greenspan, que legó lastimosamente a Ben Shalom Bernanke, su sucesor en la devaluada Reserva Federal, quien no se da abasto en arrojar dinero desde su flotilla de helicópteros muy averiados.

Bloomberg sabe acomodarse y maniobrar estupendamente de cara a las tempestades: “demócrata” toda su vida, fue elegido como “republicano” para alcalde de Nueva York, nada menos que en 2001: ciudad y año del 11-9, el montaje terrorista hollywoodense “actuado” conjuntamente por la CIA, el Mossad y los circuitos sionistas globales con el fin de invadir Irak y Afganistán –si hacemos caso a las estrujantes aseveraciones del ex presidente italiano Francesco Cossiga (entrevista con Corriere della Sera, 30.11.07).

En la matriz neoliberal, los partidos políticos descerebrados son intercambiables, como sucede con los saltimbanquis de PRI y PAN, así como en los partidos Demócrata y Republicano.

Relegido en 2005, con el barómetro financiero en las manos, Bloomberg abandonó en 2007 el lánguido Partido Republicano, con el fin de coquetear a la postulación “independiente”. Es probable que un triunfo de Obama facilitaría su lanzamiento “independiente”, mientras una victoria de Hillary lo induciría a reforzar a McCain.

El diagnóstico de Bloomberg, aunque tardío, es real, pero encubre su posicionamiento en el óptimo momento como “independiente” a la presidencia y/o a la vicepresidencia, en calidad de compañero del anterior héroe de guerra MacCain. Pero, desde cualquiera de las dos posiciones, ¿podrá Bloomberg, o llámese quien sea, regresar a EU al “primer mundo” financiero?

 
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