Usted está aquí: domingo 17 de febrero de 2008 Cultura Bajo la piel de castor, reflejo de los problemas que azotan al país

Una aldea mexicana es afectada por corrupción política, devastación ambiental y terrorismo

Bajo la piel de castor, reflejo de los problemas que azotan al país

Luis de Tavira dirige la obra que se representa en el teatro Julio Castillo

Cuando se pierde todo referente ético se legitimiza el crimen, considera el director

Pese a que se escribió en 1892, la pieza mantiene gran vigencia; puede hacerse una crítica al sistema económico mundial, señala

Carlos Paul

Ampliar la imagen Escena de la obra Bajo la piel de castor, que se representa en el teatro Julio Castillo Escena de la obra Bajo la piel de castor, que se representa en el teatro Julio Castillo Foto: Yazmín Ortega Cortés

La devastación de la naturaleza, la corrupción política, el narcotráfico, el militarismo, el terrorismo social como fenómeno globalizado, vistos desde el microcosmos representado en una pequeña aldea, constituyen la temática de Bajo la piel de castor, versión libre a la obra original del dramaturgo alemán Gerhart Hauptman, dirigida por Luis de Tavira, la cual, luego de presentarse en el Centro Dramático de Michoacán, en Pátzcuaro, se estrenó este viernes 15 en el Centro Cultural del Bosque.

Aquí, el terror no está visto desde el macrocosmos de la política mundial, sino desde lo que sucede en una familia de una zona rural que tiempo antes había sido una región idílica y que ahora se presenta devastada: con sus ríos contaminados por la industria, los bosques talados de manera irracional y una depredadora cacería de las especies animales, “hecho que refleja lo que pasa en el mundo”.

En esta historia, definida por el propio dramaturgo alemán como “una comedia de ladrones”, se refleja, y advierte cómo es posible que ocurra ese terror, explica De Tavira. “Entre los claros factores que se pueden señalar se encuentran: la descomposición social, la devastación de la naturaleza, la miseria de la gente, el hambre, el frío, la corrupción política, el militarismo y el vaciamiento de valores.

“Al generarse la destrucción de todo referente ético –continúa el creador escénico– se legitima el crimen y las explotaciones sin escrúpulo del hombre y la naturaleza.”

Escrita en 1892, “la vigencia de la obra es sorprendente. Por ello se hizo una versión libre, adecuada a nuestro tiempo”.

Un aldeano de una pequeña comunidad de Michoacán “vive en el sobresalto, entre el narco y el Ejército, en la devastación de su campo, donde no queda más que la miseria, la pobreza extrema, el hambre real, y entonces frente a eso sólo tiene la migración o el narco”.

En medio de todo eso aparece “el gran personaje creado por Hauptman en esta obra: la señora Wolff, que es interpretado por la reconocida actriz Julieta Egurrola.

“Es la madre la que se queda en el centro de esa devastación, ante un esposo y padre cuya angustia y cobardía lo llevan al alcoholismo, ante el cadáver del hijo muerto y ante sus dos hijas, que en ese mundo, por el sólo hecho de ser mujeres, son más vulnerables; si no –recuerda De Tavira– que lo digan las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez o que lo digan las mujeres de los pueblos frente al Ejército.

“Es muy importante reconocer –añade– que la mujer, la madre, es la posible esperanza para la humanidad. En un país como el nuestro, eso es fundamental. Hay que destacarlo: este país vale por sus mujeres. Las familias están sostenidas por la cohesión y fuerza de sus mujeres.”

En este caso, “la Madre Coraje, de Brecht, y La Madre, de Gorki, vienen de la madre Wolff, aunque ésta no tiene la ideología que alcanza el personaje del escritor ruso, ni tiene la determinación militante o ya directamente mercantil de la del autor alemán”.

La señora Wolff “es una madre de familia que sólo intenta sobrevivir. La ley dice que ha robado y asesinado. ‘Yo no robo ni mato: sobrevivo’, dice ella, quien se tiene que enfrentar a una legislación que sólo legitima a los que tienen poder.

“Legislación que es reflejo de muchas otras, que no han sabido contemplar el gran fracaso del actual sistema económico mundial. Nuestro tiempo –manifiesta De Tavira– exige de nosotros la crítica a un sistema capitalista que es un fracaso rotundo visto a escala mundial. Porque si sólo lo vemos en el contexto de la sociedad de bienestar, en Europa, por ejemplo, dirán que están muy bien. Con su cafecito y su croissant de espaldas a lo que pasa en África, en América Latina, en Asia, es decir, de espaldas a lo que le pasa a la mayoría del mundo.”

El elenco de Bajo la piel de castor está integrado por Julieta Egurrola, Arturo Beristáin, Andrés Weiss, Marina de Tavira, Fernando Rubio, José Carlos Rodríguez, Ana Elena Mora y Gisela García, entre otros.

Con la escenografía e iluminación de Phillipe Amand, el vestuario de María y Tolita Figueroa, se presentarán sólo 15 funciones. Jueves, viernes y sábado a las 19 horas y domingos a las 18 horas. La cita es en el teatro Julio Castillo, atrás del Auditorio Nacional.

 
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