Usted está aquí: sábado 16 de febrero de 2008 Espectáculos Spielberg usa su fama para dirigir la atención a Darfur

Desata reacciones de Bush, Condoleezza Rice y activistas

Spielberg usa su fama para dirigir la atención a Darfur

Dimitió como asesor artístico de los Juegos de Pekín

Afp

Ampliar la imagen Además de Steven Spielberg otras voces de activistas se alzaron para exigir respeto a los derechos humanos en Darfur y China. Arriba, un ciclista pasa por el estadio nacional llamado Nido de Aves, en Beijing Además de Steven Spielberg otras voces de activistas se alzaron para exigir respeto a los derechos humanos en Darfur y China. Arriba, un ciclista pasa por el estadio nacional llamado Nido de Aves, en Beijing Foto: Ap

Los Ángeles, 15 de febrero. El cineasta estadunidense Steven Spielberg abandonó su papel de asesor artístico de los Juegos Olímpicos de Pekín, como medida de presión en favor de Darfur, acción respetada pero no compartida por Washington ni China, aunque celebrada por activistas de los derechos humanos.

A pocos días de la decisión del director, potencias mundiales ratifican su presencia en los juegos, polemizan sobre la conveniencia o no de las palabras de Spielberg y aprovechan para criticar la situación de derechos humanos en China, aunque sin incluir a Darfur.

“Percibo las Olimpiadas como un acto deportivo”, respondió el presidente George W. Bush a la cadena británica BBC el jueves, tras recordar con ironía que tenía “una pequeña plataforma de diferencia con Steven Spielberg”.

La declaración del creador de Indiana Jones significó una pérdida de brillo para los créditos de las ceremonias de apertura y cierre de los Juegos Olímpicos, que se disputarán del 8 al 24 de agosto.

Spielberg explicó que tomó su decisión tras realizar esfuerzos fallidos por convencer al gobierno chino de usar su influencia para estabilizar Darfur.

“El gobierno de Sudán carga el grueso de la responsabilidad por estos crímenes en desarrollo, pero la comunidad internacional, en particular China, debería hacer más para poner fin al prolongado sufrimiento humano” en Darfur, destacó el director de Hollywood.

Los vínculos políticos entre Pekín y Jartum son considerados un freno a los esfuerzos internacionales para presionar a las autoridades sobre la necesidad de resolver la crisis en Darfur, que ha dejado unos 200 mil muertos y 2 millones de desplazados en los recientes cuatro años, según la Organización de las Naciones Unidas.

Otras voces

Actrices como Mia Farrow y Emma Thompson; el músico africano Hugh Maseleka, el obispo sudafricano Desmond Tutu y el abogado iraní Shirin Ebadi aplaudieron a Spielberg, a la par de Human Rights Watch.

Pero los gobiernos de China, Estados Unidos e inclusive Sudán coincidieron en señalar que no se debe mezclar el deporte con la política.

“No queremos que un acontecimiento esperado por el mundo entero se vea perturbado por problemas políticos. Es contrario al espíritu olímpico”, afirmó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Liu Jianchao.

Otras voces de activistas recordaron que también se debe presionar para que China respete los derechos humanos.

“Spielberg tomó una decisión personal, es su derecho”, estimó la jefa de la diplomacia estadunidense Condoleezza Rice al responder a un congresista de su país sobre la conveniencia de que Washington boicotee los Juegos Olímpicos de Pekín.

“El papel de Estados Unidos no es juzgar quién debe participar en los Juegos Olímpicos. Seguiremos manifestando nuestras inquietudes por los derechos humanos y la libertad en China”, indicó.

Inclusive el comité olímpico de Sudán reaccionó en tono similar al de Washington y Pekín. “Siempre hemos estado en contra de mezclar la política con el deporte, y nunca lo haremos”, dijo el jueves en Jartum Salah Mohammed Saleh, presidente de este comité y general retirado.

Según Spielberg, “no debe dedicar su tiempo y energía a la ceremonia de los Juegos Olímpicos, sino a hacer lo posible para poner fin a los inenarrables crímenes contra la humanidad que se cometen en Darfur”.

A sus 61 años, Spielberg quiso advertir sobre un drama indiscutible y provocar una noticia que al menos coloque en las primeras planas del mundo las palabras “genocidio” y “Darfur”.

Pero sólo su nombre fue titular, y hoy se discute más sobre su decisión que sobre la masacre y el compromiso internacional para detenerla.

 
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