Usted está aquí: jueves 14 de febrero de 2008 Opinión El marxismo cubano y el cambio

Ángel Guerra Cabrera
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El marxismo cubano y el cambio

El amplio debate de hoy en Cuba y los trascendentes cambios que reclama no pueden explicarse sin poner atención a la historia de la revolución y al pensamiento marxista cubano, que permaneció vivo y actuante pese a la gran influencia alcanzada en su momento por la reduccionista versión soviética del marxismo. El frecuente desconocimiento de este antecedente, los estereotipos de la cultura dominante y la distorsionada imagen proyectada por la prensa imperialista, dificultan la rápida asimilación fuera de la isla de aquel proceso.

Desde dentro de Cuba se han hecho recientemente algunas contribuciones de excepcional relevancia para atenuar ese déficit. La más importante, sin duda, el libro-entrevista a Fidel Castro de Ignacio Ramonet, particularmente la última edición corregida y aumentada por el entrevistado. Sin desmedro de otros valiosos esfuerzos, he encontrado En el borde de todo, el hoy y el mañana de la revolución cubana (Ocean Sur, www.oceansur.com) un texto imprescindible para desentrañar los fundamentos de la “revolución en la revolución” a que enfila la gran trasformación social de la mayor de las Antillas. Calificado con justicia de obra mayúscula en el prólogo de Alfonso Sastre, su autor, el periodista e historiador Julio César Guanche, nacido en la isla más de una década después de implantarse el bloqueo, ha logrado reunir con notable eficacia un coro de voces cubanas de excepcional valía intelectual para discutir el planteamiento central de Fidel al cumplirse 60 años de su ingreso en la Universidad de La Habana: “Esta revolución no la pueden destruir ellos (los imperialistas) pero sí nuestros defectos y nuestras desigualdades”.

Guanche ha creado un gran reportaje que consigue dar pedagógica coherencia a todas las piezas que lo componen, entre ellas el citado discurso de Fidel, uno de Raúl Castro y otro del canciller Pérez Roque referidos a la continuidad de la revolución, que inician el libro.

A partir de allí recurre a la técnica de la entrevista, que en la segunda sección le permite armar un simposio en el que un grupo de destacados pensadores cubanos de distintas hornadas –Aurelio Alonso, Jesús Arboleya, Juan Valdés Paz, Luis Suárez Salazar, Fernando Rojas y Julio Antonio Fernández– aportan luminosos y, a veces, divergentes análisis sobre el planteamiento de Fidel, los peligros que acechan a la revolución y los cambios necesarios para conjurarlos. Más adelante, Roberto Fernández Retamar, Alfredo Guevara, Graziela Pogolotti y Ana Cairo realizan ricas reflexiones sobre historia, socialismo y cultura, la lucha ideológica en el terreno intelectual dentro y fuera del país, el cáncer del dogmatismo y la permanencia de la ética y la verdad como elementos inseparables de la política de la revolución cubana.

La exposición del pastor bautista Raúl Suárez muestra cómo se inserta naturalmente el testimonio profético de un creyente inspirado en el evangelio en la perspectiva de un socialismo cubano más radical, y en la formación del “hombre nuevo” guevarista, y las entrevistas con la socióloga Mayra Espina, la educadora Esther Pérez y la joven periodista Milena Recio sustancian la necesidad imperiosa de abrir las puertas a la palpitante diversidad de la Cuba de hoy en sustitución de la homogeneidad, explicable y hasta justificada en otros tiempos. Es la constatación de la ruptura y continuidad en el devenir de la revolución, contexto que diferencia sustancialmente al debate cubano de recientes experiencias liquidadoras del socialismo.

Corona el libro Fernando Martínez Heredia –acaso el más profundo de los pensadores surgidos después de 1959– con una valoración de la benéfica desmesura del proyecto isleño y su aventura intelectual por el desarrollo de un marxismo autóctono. El común denominador en las participaciones es el papel determinante de la conciencia y la voluntad de lucha en la transición socialista, la necesidad de sistematizar el debate y “socializar la agenda del cambio” en una sociedad cada vez más democrática.

Aunque no se proponga ser, ni sea, representativo de toda la gama del pensamiento cubano, En el borde… sí se encuentran algunos de los ejes fundamentales del debate actual, ampliado de modo exponencial con la convocatoria de Raúl Castro: apego irreductible a la justicia social y la ética, adhesión al ideal comunista e internacionalista, inconformidad y renovación permanente como condición de la continuidad de la revolución socialista en Cuba.

 
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