Usted está aquí: martes 12 de febrero de 2008 Espectáculos Melón

Melón

Luis Ángel Silva
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Quiénes tomarán el relevo

Entre los discos que en fechas recientes me obsequiaron, encontré uno que en mi opinión está de aquellita. Se llama Bailando con Lecuona, grabado por Los Troveros de Asieta, con la participación de Davinia Rodríguez, Elena González, Manolito Simonet y Augusto Baez. Por desgracia no puedo darle datos, mi querido enkobio, porque hasta que llegó este álbum a mis manos no sabía de su existencia ni de su calidad; sin embargo, le prometo, monina, investigar quiénes son. Por lo pronto la marca del disco es Pira Campo Ricords, le aseguro que si lo encuentra va a estar de acuerdo conmigo, porque en el cedé hay jícamo y saoco.

Pasando a otra cosa, el señor Israel A. Sánchez-Coll me envió un emilio en el que me entero de que Juan Formell, director de los Van-Van, expone su criterio y opina que no ve un relevo serio que asegure el futuro musical en la isla. Además, hay emigración a localidades del Caribe mexicano como Cancún, Veracruz y Mérida. También expresa que productores de discos, músicos y cantantes están formando una comisión con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) para elaborar un documento con todas estas preocupaciones.

Esto me da pie para insistir en mi sueño guajiro: una asociación de soneros de corte internacional que permitiera un intercambio entre países y así oponer resistencia a la escasez de trabajo, así como buscar beneficios para los agremiados y llegar a una jubilación digna.

Por otra parte, los señores Rufo Caballero y Julio Martínez Molina señalan en Juventud Rebelde una serie de vicios que atentan contra la limpidez de nuestra cultura. Éstos giran en torno del divismo, la superficialidad, el autobombo, la ostentación y otros desenfrenos. La música cubana de cartel no escapa de esa desfavorable ola; sobran poses, vanidad, autosuficiencia, hasta androginia.

Nada que ver con la sobriedad estilística de nuestra música por años. Que otro tipo de música no gusta es un argumento demasiado superficial de los acéfalos. Polo Montañez, con un formato sumamente austero, arrasó gracias a que el sello Lusáfrica fue muy inteligente a la hora de manejarlo a nivel de medios de comunicación en Cuba, y la gente lo asimiló. Entonces, queda clarísimo que los que difunden tienen muchísima responsabilidad en lo que hoy acontece.

Música buena sí se hace, buenos grupos sí hay: los Van-Van, la Aragón, Afrocuban All Stars, Buenavista Social Club, Original de Manzanillo, Sonido Caliente, Septeto Santiaguero, el Son del Nene, el Proyecto de Alexander Abreu... danzón, Son 14, Los Karachi, Maravilla de Florida, Estrellas de la Charanga, David Álvarez y Juego de Manos, Cándido Fabré, Maraca, Adalberto Álvarez y muchos otros que están haciendo música con sentido, no andan pensando en caerle atrás a la Charanga Habanera ni se preocupan por las gafas o, el pitusa más que por su arte. Pero esos no son los que proliferan en nuestros medios de difusión actualmente. Ésa es la situación en Cuba.

Aquí en México la situación es parecida. Las fuentes de trabajo son escasas y para colmo las empresas abusan de los soneros. Me he enterado de que al llegar los grupos a cumplir con su trabajo, los dueños de algunos locales les dicen: hoy no tocan porque no hay suficiente público. Cosa que no es justa, porque los lugares tienen un horario y los asistentes van llegando en el transcurso del mismo.

Considero que los soneros son los que llevan el público a los lugares y merecen ser respetados o, mejor dicho, darse a respetar, porque de no hacerlo llegará el día en que tendrán que estar esperando que el público coopere con el kitty, pasando el güiro, y eso sencillamente sería denigrante. Creo que somos la parte medular de los lugares y es tiempo de dar importancia a nuestra dignidad.

Hace tiempo que no sale un grupo con calidad de exportación, a pesar de que el talento existe. Es mi ferviente deseo que pronto aparezca alguno, que abra puertas y genere competencia, ya que habiendo ésta, la calidad aflora. En mi opinión, es lo que hace falta para eliminar el conformismo, pues basta ver los programas que pasan por el Canal 4 sábados y domingos para comprobar la baja calidad de lo que se presenta en ellos. Dicho esto sin ánimo de ofender, pero la verdad, qué lejos está lo que hay ahora de lo que hubo en el pasado. ¡Vale!

 
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