Número 139 | Jueves 7 de febrero de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

NotieSe

Lo que el sida se llevó
“Mi nombre es Osvaldo Calderón y tengo VIH”. Es la sentencia abrumadora que abre la puesta en escena Lo que el virus se llevó, montaje autobiográfico de este actor, pionero de las Drag Queen en México y mejor conocido como La Superperra.

Con un baúl por escenografía, de donde surgen todos los recuerdos y facetas del protagonista, su fiel mucama (Carlos Vergara) escucha atenta el relato que Osvaldo hace sobre su existencia, cuyos problemas comienzan cuando los otros descubren su homosexualidad, hasta que llega el momento de salir del clóset animado —casi a empujones— por su madre.

Con base en el humor negro y la estética queer que han caracterizado al actor, La Superperra lleva al público en un recorrido por una vida de éxito profesional que es abruptamente modificada por la aparición del VIH/sida.

Osvaldo se erige como un sobreviviente a la infección y reflexiona sobre las formas en que cambió su vida.

El actor consigue involucrar al público que ríe abiertamente con su sarcasmo pero calla ante los pasajes más dolorosos. Para hacer aún más inquietante el trance, el protagonista tienta a la audiencia, invitándola a elegir uno de tres finales para el show.

Con la dirección de Artús Chávez, la coordinación general de León Faure y la producción ejecutiva de Daniel Vives, La Supermana, Lo que el virus se llevó se presenta cuatro únicos miércoles en el Café 22, sitio ubicado en Fernando Montes de Oca 22, colonia Condesa, en la ciudad de México. La temporada inició el 23 de enero y culminará el próximo 13 de febrero.

Para mayores informes comunicarse al teléfono 5212-1533. (Rocío Sánchez)


Foto: Antonio Maquet
XXY – El derecho a no elegir

Alex asiste a los quince años a los cambios que lentamente se operan en su fisionomía e intenta entender cuál es su verdadera identidad de género. Alex ha nacido hermafrodita, posee atributos sexuales masculinos y femeninos, y los tratamientos hormonales que su familia le ha impuesto para inclinar la balanza del lado femenino, no han dado resultados del todo satisfactorios.

En XXY, su primer largometraje, la directora argentina Lucía Puenzo refiere el conflicto interior del/la protagonista (estupendamente interpretado por Inés Efron), su relación con sus padres por lo demás comprensivos y atentos a no perturbar mayormente su equilibrio emocional, y su difícil contacto con los chicos del puerto uruguayo donde se ha exiliado la familia y que manifiestan hacia su persona burlas soterradas, cuando no una hostilidad que desemboca en la violencia. Lo que interesa a la directora, más allá del estudio de un caso clínico, es la personalidad de Alex, sus dudas y confusiones, su búsqueda de una identidad, su modo de lidiar contra la discriminación en un entorno hostil, y el despertar de su deseo erótico. La visita de una pareja de amigos de sus padres, acompañados de Alvaro, su hijo adolescente, es el detonador de una complicación mayor, cuando el joven empieza a responder a las solicitaciones sexuales de Alex, primero con reticencia, pero luego con un inesperado placer al descubrir, con ella/él, su propio deseo homosexual.

A pesar de que la joven hermafrodita tiene por primera vez un asomo a la plenitud erótica, no hay indicios de un impulso de elegir una identidad sexual definitiva, como si la posesión de los atributos viriles que le han permitido, inesperadamente, conquistar a Alvaro, no tuvieran que obligarla a desterrar la parte femenina con la que ha convivido desde la infancia. Esta ambivalencia explica la manera como Alex transita fácilmente de la fragilidad emocional a un carácter recio que le permite enfrentar la hostilidad circundante. Lo suyo es el aprendizaje temprano de la supervivencia social y su franco rechazo de conductas intolerantes. Alex se niega a ser vista como una aberración de la naturaleza y asume sin rodeos una dignidad conmovedora. En pocas escenas Alex ha optado por la libertad de elegir (o no elegir) una identidad de género, y Alvaro, su compañero, ha descubierto con azoro y goce su propia preferencia sexual. XXY tiene actualmente su corrida comercial en cartelera. (Carlos Bonfil)
XXY Dirigida por Lucía Puenzo (Argentina, 2007)