Número 139 | Jueves 7 de febrero de 2008
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Director: Alejandro Brito Lemus




Las infecciones de transmisión sexual
Bichos de cuidado

Relegadas a un segundo plano en los discursos preventivos, pero con molestas secuelas y daños para la salud, las infecciones de transmisión sexual distintas del VIH afectan a millones de jóvenes en México. En este texto te describimos las más comunes y las formas más sencillas de evitarlas para mantener tu vida sexual libre de inquilinos indeseables.


Por Rocío Sánchez

Los estereotipos dictan que un encuentro sexual es más romántico en la oscuridad. Es verdad que cuando apagamos la luz las sensaciones se intensifican, pero esto puede no siempre llevarnos al final feliz de las películas. Muchas veces es mejor estar con los ojos bien abiertos.

Aunque las mayores preocupaciones de las y los jóvenes actuales sean los embarazos no planeados y el VIH/sida —en ese orden—, hay otras varias consecuencias que puede traer el contacto sexual sin protección. Existen por lo menos otras nueve infecciones de transmisión sexual (ITS) que en muchas ocasiones rebasan incluso la barrera del condón.

Aunque sabemos que la mejor manera de evitar infecciones es no teniendo relaciones sexuales —como la mejor manera de evitar accidentes de auto es nunca subirse a uno—, para quienes deciden ejercer su sexualidad la mejor prevención es usar condón y mantener los ojos abiertos. Los síntomas de la mayoría de las infecciones son visibles, por lo que mantener la luz encendida unos segundos más puede ser la diferencia entre la salud y varias visitas al médico.

Bacterias incómodas: clamidia

Entre las ITS más frecuentes está la clamidia, una enfermedad causada por una bacteria que puede infectar la vagina o los órganos sexuales internos, como el cuello del útero y las trompas de Falopio, o bien el recto, la uretra, la garganta e incluso los ojos. Se transmite a través del contacto sexual vaginal, anal u oral cuando no se usa condón.

Según datos recabados en Estados Unidos, 70 por ciento de las mujeres que tienen clamidia no presentan síntomas; lo mismo sucede con casi la mitad de los hombres. Los síntomas, cuando los hay, incluyen flujo vaginal anormal o secreción del pene, ardor al orinar, dolor de vientre, naúsea, fiebre, dolor durante el coito, sangrado.

Si la clamidia no es tratada puede causar consecuencias graves a largo plazo. Si la bacteria se traslada a los órganos reproductivos femeninos puede dañar permanentemente a las trompas de Falopio o al útero, lo que podría llevar a la infertilidad o a embarazos ectópicos —fuera del útero— que ponen en riesgo la vida de las mujeres. Las complicaciones en los hombres son poco comunes.

El tratamiento es fácil, se cura con antibióticos, algunos de una sola dosis.

Gonorrea

Otra ITS causada por una bacteria es la gonorrea, que se transmite a través de relaciones sexuales vaginales, anales u orales desprotegidas, sin necesidad de que exista eyaculación. De igual forma, puede alojarse en la faringe si se adquirió a través del sexo oral.

Algunas personas con gonorrea no presentan síntomas, pero cuando sí los hay, tardan en aparecer de uno a 30 días después de la infección. En los hombres se presenta con secreciones amarillas o verdosas por la uretra, acompañadas de picazón y sensación urgente de orinar, y en las mujeres a través de flujo blanco, dolor al orinar, picazón o supuración amarilla o verdosa.

La gonorrea, igual que la clamidia, puede provocar problemas de fertilidad. En casos más graves, pero mucho menos frecuentes, la gonorrea podría extenderse hasta el torrente sanguíneo y causar fiebre, escalofríos, ampollas o artritis.

El tratamiento para curarla es a base de antibióticos. Dependiendo de la gravedad de la infección, el tratamiento puede ser de una sola dosis, durante un periodo de tiempo largo o incluso requerir hospitalización.

Sífilis

Una de las infecciones más graves derivadas de bacterias es la sífilis, que puede llegar a afectar al cuerpo entero. Se trasmite por contacto sexual vaginal, anal u oral, o por contacto directo con las lesiones que provoca. Aunque no siempre causa síntomas, esta infección consta de cuatro etapas.

La primera consiste en una lesión sin dolor, firme y redonda, en el sitio por donde entró la bacteria, y que tarda entre nueve y 90 días en aparecer. En la segunda etapa hay síntomas parecidos a la gripe y pueden aparecer salpullidos en las palmas de las manos, plantas de los pies e ingles, principalmente. También puede haber dolor muscular, llagas en la boca, cansancio o protuberancias en las áreas húmedas del cuerpo. Si la sífilis no se trata, en la tercera etapa los síntomas desaparecen pero esto no significa que se haya curado la infección.

La cuarta etapa es la de la sífilis final, que consiste en daño al corazón, los ojos, el cerebro, el sistema nervioso, los huesos o las articulaciones. Esta fase puede durar años y causar ceguera, enfermedad mental, parálisis, enfermedades cardiacas o la muerte.

Esta infección puede diagnosticarse mediante un examen de sangre y se trata con penicilina. La mejor manera de protegerte es usando condón, siempre y cuando no haya lesiones presentes.

Los virus controlables: herpes

Los virus tienen la característica de que llegan para quedarse. Una vez dentro del cuerpo solo puede suceder dos cosas: que se desactiven y no sean transmisibles o que queden en vida latente después de causar síntomas de infección. Este segundo caso es el del herpes, que puede ser genital o bucal.

El herpes bucal son los conocidos fuegos que salen alrededor de los labios cuando se tiene gripe. Aunque no siempre se transmite por contacto sexual —el virus viaja fácilmente en el ambiente—, el sexo oral sin protección puede iniciarlo.

El herpes genital presenta llagas similares. Se puede transmitir con el contacto de piel con piel, es decir, tocando, besando o teniendo contactos vaginales, anales u orales. Las partes húmedas como la boca, la garganta, el ano, la vulva, la vagina y los ojos se infectan fácilmente. La piel es más vulnerable si hay heridas en ella.

Si la infección es seria, pueden salir tantas llagas en los genitales que te impidan orinar y tus ganglios en la garganta, las ingles y las axilas pueden estar inflamados. También puedes presentar dolor de cabeza, fiebre, náusea o cuerpo cortado. Las llagas pueden sanar solas al cabo de unas tres semanas, pero si ya las tuviste debes acudir al médico pues la infección por herpes no es curable, aunque las lesiones sí se pueden tratar. Además, el diagnóstico es más fácil si acudes cuando tienes las lesiones.

Papiloma humano

Una última infección por virus que no es menos importante es la del Papiloma Humano (VPH), cuya consecuencia más grave y comprobada es el cáncer cérvico uterino, aunque también hay estudios que sugieren que puede causar cáncer de pene o incluso de garganta.

Este inquilino también se transmite por contacto sexual no protegido y por el roce entre pieles. Puede no dar síntomas, pero si los hay, seguro te darás cuenta. Los condilomas son verrugas que crecen en forma de racimos o coliflores en el área afectada, que puede ser la vulva, las ingles, la vagina, el pene, el escroto, el ano, la boca o la garganta. Puedes llegar a pasarlas por alto pues no duelen. El VPH no puede curarse, pero las lesiones visibles (condilomas o verrugas) sí pueden retirarse mediante varias técnicas de cirugía.

Qué hacer en caso de sorpresas


Contra la clamidia, la gonorrea, la hepatitis y la sífilis, el condón tanto masculino como femenino es una excelente herramienta de prevención, pues se transmiten principalmente a través de los fluidos sexuales.

Pero para el herpes y el VPH, los riesgos son mayores, pues se alojan en la piel de los genitales o de otras partes del cuerpo, mientras que los condones sólo evitan el contacto entre zonas muy específicas.

Es muy importante que observes tus genitales periódicamente, con ayuda de un espejo si es necesario, para estar pendiente de cual- XXY Dirigida por Lucía Puenzo (Argentina, 2007) quier cambio en la piel y cualquier secreción anormal. Si contraes una ITS es muy importante que dejes de tener relaciones sexuales hasta no ser tratado y, en caso de que tengas una pareja habitual, ambos reciban el tratamiento adecuado.

Pero para llegar al tratamiento, primero hay que saber a dónde acudir. Lo ideal es visitar a médicos especializados como ginecólogos o urólogos, según el caso. Las organizaciones civiles y más recientemente las autoridades de salud saben que para un adolescente es difícil acudir a un médico sin que le pidan la presencia de su papá o mamá, así que han desarrollado servicios que ha llamado “amigables con el adolescente”.

Si detectas cualquier anormalidad en tus genitales puedes acudir a organizaciones no gubernamentales como Mexfam —que tiene consultorios en gran parte del país— o a la Clínica @dolescentes, en la ciudad de México. Sus servicios tienen un costo, pero es mucho menor a lo que pagarías en un consultorio particular cualquiera.

En cuanto a las instituciones públicas, el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva te ofrece la página web www.yquesexo.com/index1.html, donde encontrarás información sobre los servicios médicos públicos para adolescentes en tu estado.

Las puertas de entrada del VIH
Cuando una persona es diagnosticada con alguna ITS, es un foco de alerta para realizar un examen de VIH.
La primera y lógica razón para hacerlo es que la presencia de otra infección indica que muy probablemente la persona ha sostenido relaciones sexuales sin condón.
Pero no es solamente eso. Varias de las otras ITS hacen al organismo más vulnerable ante un contacto con el VIH, según las características de la infección. De acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades (de Estados Unidos, la presencia de clamidia en una mujer, por ejemplo, indica un riesgo hasta cinco veces mayor de adquirir el VIH.

De igual forma, si una persona tiene llagas abiertas derivadas de alguna otra infección al momento de un contacto sexual sin protección, el VIH tendrá una gran puerta abierta al organismo.