Usted está aquí: martes 5 de febrero de 2008 Opinión El aborto en Estados Unidos

Javier Flores

El aborto en Estados Unidos

Es innegable la influencia que ejerce Estados Unidos sobre las políticas de nuestro país y del mundo. En noviembre de este año se realizarán las elecciones presidenciales en esa nación, por lo que es posible proponer que lo que suceda allá tendrá un impacto en las políticas públicas de México y otros países. En el debate para la selección de los candidatos de los partidos Demócrata y Republicano, han surgido temas ante los que se expresan posturas completamente antagónicas, que revelan la enorme división que existe en el seno de la sociedad estadunidense. Uno de ellos es el del aborto. Sostengo que esta escisión nos beneficia para la adopción de una decisión autónoma en esta materia. ¿Por qué?

Si bien hay asuntos en los que puede existir coincidencia entre los aspirantes de los dos partidos contendientes –como en el tema migratorio o el de la guerra con Irak–, en el caso del aborto las posiciones aparecen irreconciliables. Todos los precandidatos republicanos se oponen al aborto, y del lado demócrata todos están en favor de la decisión de las mujeres. En el primer caso, Mike Huckabbe, Dunkan Hunter, John McCain, Ron Paul, Mitt Ronmey, así como Fred D. Thompson, se han manifestado contrarios a la interrupción del embarazo.

Por el lado demócrata, Hillary Clinton, John Edwards, Mike Gravel, Dennis J. Kucinich y Barack Obama han hecho explícito su apoyo a este derecho. Hay un caso singular, el de Rudolph Giuliani, un candidato republicano con un discurso en favor del aborto, que aunque recientemente se retiró de la contienda, ilustra cómo entre los electores de ese partido hay una corriente que contrasta con la posición hegemónica característica del ala conservadora.

En el centro de esta disputa se encuentran dos decisiones de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, una adoptada hace 35 años en el célebre caso Roe contra Wade, que legaliza la interrupción del embarazo; y otra muy reciente, aprobada en abril de 2007, que condena el aborto tardío (partial-birth abortion). Los aspirantes demócratas apoyan la vigencia de la primera y se oponen a la penalización del aborto en etapas avanzadas del embarazo. Por el contrario, los republicanos se empeñan en revertir la resolución en el caso Roe vs Wade y respaldan la segunda decisión de la corte. Pero, ¿qué significa todo esto?

El núcleo de la decisión adoptada en 1973 por la Suprema Corte en el caso Roe vs Wade, implicó que los abortos son permisibles en Estados Unidos por decisión de las mujeres, hasta el momento en el que el feto resulte viable fuera del útero materno. El tiempo es aquí bastante laxo. De acuerdo con esta resolución, durante las primeras 12 semanas de embarazo el Estado no puede restringir el derecho de las mujeres al aborto; puede regularlo a partir de ese momento y permitirlo hasta la semana 24, cuando esté comprometida la salud de la mujer; y puede restringirlo o prohibirlo en el último trimestre, cuando el feto es viable, excepto si el aborto es necesario, por medio de un juicio médico apropiado, por estar en peligro la vida o la salud de la gestante.

Aunque ha sido controvertida, salvo ajustes menores en algunos estados, la resolución ha estado vigente por siete lustros en esa nación. Esto nos lleva al segundo tema de confrontación entre los candidatos demócratas y republicanos. En 1995 y 1997 el Congreso de Estados Unidos, a instancias de representantes de los grupos pro-vida, emitió una ley que prohibía el aborto tardío, se refiere al procedimiento médico empleado para la interrupción del embarazo en etapas avanzadas de la gestación, pero fue vetada ese año por el entonces presidente William Clinton. En 2003, el Congreso, con la votación mayoritaria de los republicanos, insistió en el tema, y el presidente George W. Bush firmó el acta correspondiente. Inmediatamente después tres cortes de distrito en Estados Unidos, declararon la medida como inconstitucional, por lo que pasó a la Suprema Corte de Justicia, que la aprobó en abril de este año por cinco votos contra cuatro.

El aborto tardío no está definido con claridad en la nueva ley y se refiere al procedimiento médico –después del segundo trimestre de gestación– de dilatación del cerviz uterino y la extracción del feto, que no admite excepciones aún cuando esté en peligro la mujer gestante. La oposición de los demócratas se basa en que existen circunstancias en las que la vida y la salud de las mujeres corre un riesgo grave, como en el caso de hemorragias o malformaciones congénitas. Representa un retroceso respecto de la resolución sobre el caso Roe vs Wade y expresa el nivel de la controversia sobre el aborto en Estados Unidos.

Sea como sea, esta confrontación nos beneficia para adoptar una resolución independiente en el caso de los procedimientos de inconstitucionalidad interpuestos contra la despenalización del aborto. Es muy importante observar y aprovechar la coyuntura. De ganar los republicanos no dejará de estar vigente en ese país la resolución sobre el caso Roe vs Wade, pues en nuestra nación no está a debate el tema del aborto tardío. De ganar los demócratas, simplemente no habrá materia de presión sobre México en este tema.

 
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