Usted está aquí: lunes 4 de febrero de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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Dizque elecciones

BC Sur, hacienda familiar Cota

Q. Roo: Mario Villanueva bis

Trampas y dinero público

Ya ni el espejismo de las elecciones limpiamente arregladas subsiste. La falacia largamente sostenida de la “normalidad democrática” se ha ido desmoronando entre cacicazgos estatales ejercidos por gobernadores y el fundamentado abstencionismo cívico que no cree en partidos, comicios ni “representaciones populares”.

De extremo a extremo del país, el domingo electoral reporta irregularidades procesales, dinero sucio e injerencia determinante de los aparatos gubernamentales locales. En Baja California Sur se trata de la pandilla familiar dizque perredista que se ha apoderado de cuanto puesto y negocio ha podido, y en Quintana Roo es el conjunto de intereses y complicidades encabezado por un gobernador frívolo y manirroto. En ambos estados el telón de fondo son los desarrollos turísticos que han ido entregando tierras mexicanas a extranjeros (o de las que se han apropiado los funcionarios y sus familiares) y el funcionamiento de grupos de delincuencia organizada que financian e infiltran a los poderes formales de cada lugar.

Demeritar la vía electoral, como lo están haciendo en todo el país los gobernadores (beneficiarios de la larga descomposición política nacional, consolidados en sus corruptelas e imposiciones por la debilidad e inexperiencia del llamado gobierno federal), instala en los ciudadanos decepción e ira. Las cantaletas del cambio a nadie convencen porque se ha visto que, sean del signo partidista que sean, los políticos llegados al poder de la manera ya acostumbrada (fraude, dinero al por mayor, violaciones legales) simplemente se convierten en versión cromáticamente diferenciada de las mismas grisuras administrativas y las mismas apetencias económicas corruptas.

En Baja California Sur, por ejemplo, hay un extendido hartazgo porque la familia Cota parece ser la única disponible para ocupar candidaturas y funciones. Dado que el jefe de esa facción, Leonel Cota, ha sido presidente nacional perredista, la entidad ha sido concesionada a esa exclusividad sanguínea. En esa entidad –como en la mayoría de las plazas que ha “ganado” con priístas que brincaron a última hora al sol azteca– el PRD persiste en engañarse con que sus ideas y programas triunfan en automático por tener mayoría numérica en las urnas. En BCS, por ejemplo, nada se hace que honre el ideario que se supone distingue a los perredistas. El grupo de Cota es un desprendimiento del priísmo que no quiso hacer candidato a gobernador a Leonel. De trapecio en trapecio, luego de ejercer la gubernatura, fue impuesto por Andrés Manuel López Obrador como dirigente nacional de un partido en el que nunca había hecho militancia.

Félix González Canto es el jefe político de una entidad largamente dominada por los intereses del lavado de dinero, el narcotráfico, el turismo sexual infantil y el tráfico de armas. Para garantizar el control del Congreso local y las presidencias municipales, sobre todo en el área estratégica de Benito Juárez, donde está Cancún, el priísta González Canto puso a funcionar el aparato gubernamental y sostuvo alianzas como la que llevó a Mario Villanueva Tenorio, hijo del ex gobernador actualmente preso, a ser candidato a diputado local y a utilizar el emblemático rancho El Mostrenco –propiedad de la familia Villanueva– como centro de operaciones electorales/asistenciales.

Astillas

Arrecian las versiones de que el asesinato del jefe de los escuadrones ulisistas de la muerte, Alejandro Barrita, se dio en el marco de pugnas internas del poder oaxaqueño. El gobernador Ruiz se apresuró a decir que tras el crimen estaban “los Zetas”, lo que no ha contado hasta ahora con ningún sustento; luego hubo una pinta en terrenos universitarios con la que presuntamente el EPR se adjudicaba la muerte de Barrita, pero tampoco este fuego de distracción funcionó. Tantos enredos de Ulises (dijo que había algunos detenidos, lo que resultó falso), la vulnerabilidad del siempre bien protegido Barrita (algunos escoltas resultaron ilesos), y tantos intentos de adjudicar el crimen a otras instancias, hacen que en la entidad se pregunten a quién convenía la muerte del personaje que sabía más que nadie de secuestros, torturas y asesinatos (presuntamente, entre esas desapariciones y tormentos, los de dos dirigentes del EPR)…

Genio y figura…: colocado de nuevo en el plano electoral, así fuera para un trámite menor, Felipe Calderón volvió a rozar los linderos de la irregularidad y la trampa. Impedidos otros ciudadanos de entrar al módulo del IFE de la colonia Hipódromo Condesa porque el Estado Mayor Presidencial había instalado sus ya tradicionales cercos abusivos, el michoacano que ahora vive en Los Pinos hizo como que se hubiera formado para recibir atención y así, simulando que había hecho una democrática cola, recibió de acomedidas manos oficiales una ficha con el número diez para que pasara de inmediato a realizar los trámites relacionados con una nueva credencial de elector por cambio de domicilio. La funcionaria que le atendió fue especialmente llevada a ese módulo para que se encargara del procedimiento y se prestó a un juego de preguntas y respuestas con las que el licenciado Calderón quiso informarse de los problemas que ha generado el cambio inconcluso de tres consejeros electorales. Al final del guión, el presidente de la República de Los Pinos soltó la frase preparada: “¡No puede ser, qué mal está, qué absurdo!”, que no utilizó cuando le preguntaron, en el trámite oficial, a qué se dedicaba y, con una franqueza que desarmaría a cualquier dictamen del Trife, se cuestionó: “¡Híjole! Pues ha de ser Presidente, ¿no?” Lo malo es que tal rubro no estaba en la lista de actividades disponibles en el formato cibernético. Entonces bajó la mira y se instaló en un plano más general: tal vez podría quedar clasificado como “servidor público”. Pero tampoco había esa posibilidad, así es que se resignó con el nada glamoroso casillero de “otros”…

¡Hasta mañana, con el más reciente chiste gallego: “Sería un gran síntoma de inteligencia del pueblo mexicano” elegir a Mouriño como presidente: Alberto Núñez Feijoo, presidente del Partido Popular de Galicia, de visita en México!

 
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