Usted está aquí: lunes 4 de febrero de 2008 Deportes Gran faena de Humberto Flores mereció 2 orejas y torear el día 5

TOROS

Muy bien presentado el encierro de San José, su juego dejó mucho qué desear

Gran faena de Humberto Flores mereció 2 orejas y torear el día 5

El rejoneador Gastón Santos dio vuelta

Casasola, esforzado

Xavier Ocampo, sin sitio

Leonardo Páez

Ampliar la imagen La lidia de Humberto Flores, para la efeméride La lidia de Humberto Flores, para la efeméride Foto: Jesús Villaseca

En la decimocuarta corrida de la temporada 2007-2008 en la Plaza México, primera de las tres consecutivas con que la empresa celebra el 62 aniversario de la inauguración del coso, se lidiaron seis toros con edad y trapío de la ganadería de San José, propiedad de José Arturo Jiménez Mangas, tres de ellos recargando en varas y otros tantos sin hacerlo, con un juego desigual e incluso contradictorio.

Impactó la inteligente torería y poderoso dominio de Humberto Flores, que a la postre le valdría las dos orejas de su segundo. Resultó más o menos predecible la enjundiosa actitud de Leopoldo Casasola, que escuchó palmas y mostró las secuelas de su reciente percance en este escenario, y la falta de fogueo el tapatío Xavier Ocampo.

Por delante salió el rejoneador Gastón Santos, quien enfrentó a Colegiado, de Rancho Seco, el cual resultó bravo y alegre de principio a fin. El hijo del Centauro Potosino reiteró las buenas maneras y excelente dominio de su cuadra que había mostrado la tarde de su presentación en la duodécima corrida, y si no es porque acertó al segundo intento con la hoja de peral, se habría llevado otra oreja.

Templando muy bien con la cola de sus jacas la codiciosa embestida del ranchosequeño, Gastón dejó inicialmente dos rejones de castigo clavando a la grupa y no al estribo, como aconseja el arte de Marialva, pero mejoró considerablemente la ejecución de las suertes al poner en todo lo alto banderillas a una mano y toreando muy bien de costado. Muy comprometido en tablas atinó a dejar, un tanto desigual, un espectacular par a dos manos.

La gente lo ovacionó fuerte durante la vuelta al ruedo luego de su actuación, propia de un auténtico profesional capaz de sentir y hacer sentir, carismático y con un futuro por demás promisorio.

En la lidia de a pie quedó para la efeméride un excepcional trasteo del jalisciense Humberto Flores, otro de los incontables marginados de nuestra torería y que gracias a su actuación en la novena corrida, en que cortó una oreja, fue repetido por la empresa.

Se las vio primero con Chato, al que veroniqueó con rapidez pero llevó muy medido al caballo por chicuelinas andantes rematadas con preciso manguerazo de Villalta. Tras empujar en una vara, el sanjosefino embistió en dos insólitas fregolinas y esplendorosa revolera que calentaron el ambiente, sólo para que enseguida ese mago de los palitroques que es Cristian Sánchez cuadrara en la cara sendos pares y sumara seis salidas a desmonterarse en lo que va del serial. Desafortunadamente la bravura mostrada en varas no pudo conservarla el toro en el último tercio, al que llegó con media embestida que Flores aprovechó en tandas a media altura por ambos lados. Tras dos pinchazos fue llamado al tercio.

Lo grande –involuntaria y tardía justicia taurina–, lo importante vendría con su segundo, Gallito, que se escupió del primer puyazo, no recargó en el segundo, se agarró al piso en banderillas y llegó a la muleta descompuesto.

Humberto Flores había brindado a su padre y sin dudar un segundo comenzó su faena con enérgicos doblones, no de bisutería sino de añejo torerismo para someter la novedosa embestida y hacerse de Gallito, que a la postre se fue para arriba tras su incierto comportamiento.

Se sucedieron entonces series de cinco y hasta seis derechazos pudiendo, templando y mandando mucho a partir de una colocación precisa y un manejo sobrio y sesudo de la muleta. El astado cambió de lidia pues le quedaba bravura pero, sobre todo, porque la muleta mandona y la voluntad de Flores así lo dispusieron para construir un trasteo con emoción y emotividad. Humberto se fue tras la espada y dejó un estoconazo apenas trasero que el público premió con dos orejas y la empresa con la inclusión del de Ocotlán en la corrida del 5 de febrero.

Casasola, un caso de pundonor y entrega... que poco le lucen, debido a la falta de manejo de un lenguaje corporal adecuado y a un ensimismamiento que pareciera olvidarse del público. A ello se añaden errores como no dejar la muleta en la cara para facilitar la ligazón, desarmes o pegarle al toro en el testuz para ver si embiste. Algunos naturales a su primero y un gran volapié a su segundo fue lo rescatable.

Xavier Ocampo, mermado de facultades, estuvo sin estar. Por más influencias que se tengan, no se debe venir a la México a las atinadas. En su descargo, se las vio con un lote deslucido.

 
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