Usted está aquí: miércoles 30 de enero de 2008 Espectáculos Cerveza en mano, parroquianos exigen la reapertura de El Nivel

Solicitamos a la UNAM conservar la cantina, con casi 150 años: Marco Rascón, de GULA

Cerveza en mano, parroquianos exigen la reapertura de El Nivel

Piden a las autoridades universitarias que mediante acuerdo libere al establecimiento de todo peligro de clausura, desaparición, cambio de giro y que no ejerza ningún veto

Proponen que de no solucionarse el problema el gobierno de la ciudad expropie el local y garantice su funcionamiento

Emir Olivares Alonso y Jorge Caballero

Ampliar la imagen Durante la lectura del manifiesto ¡Mantengamos El Nivel!, que será entregado a las autoridades de la UNAM Durante la lectura del manifiesto ¡Mantengamos El Nivel!, que será entregado a las autoridades de la UNAM Foto: Reuters

Y la cerveza fluyó libremente en el Mitin Chelero en defensa por la reapertura de El Nivel, convocado por la asociación Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA), realizado ayer a las 13 horas frente a la puerta del establecimiento, ubicada en Moneda 2, Centro Histórico. Marco Rascón, principal organizador del acto, tajante dijo: “Solicitaremos a las autoridades universitarias no mantener un criterio estrecho, ya que en caso de ganar el juicio penal que se sigue por el inmueble, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debe conservarlo como lo que ha sido durante casi 150 años: una cantina”.

Con las consignas: “¡Mantengamos El Nivel!”, “¡En su barra, codo a codo, somos mucho más que dos!”, y “¡También en las cantinas se enseña y aprende!”, el Mitin Chelero reunió a uno s 200 manifestantes, entre artistas, periodistas, restauranteros, transeúntes y habitúes del recinto, cerrado el pasado 2 de enero, después de que inició actividades en 1855. Cerveza en mano los defensores lanzaron goyas y consignas, a lo largo de dos horas, para que las puertas del popular e histórico establecimiento volvieran a abrirse. “Aplaudan, aplaudan. No dejen de aplaudir, para que El Nivel se tenga que reabrir” y “Nivel, escucha, estamos en tu lucha”, decían.

Como se recordará Rubén Aguirre, quien dice ser el dueño de la licencia de operaciones, declaró que la cantina se había cerrado, porque la UNAM exigió que se le devolviera el predio en el que se ubica el centro de recreación. Posteriormente, esa casa de estudios desmintió la versión y si bien aceptó que existe un juicio de arrendamiento por el local, señaló que no era responsable del cierre.

Instalación de Hugo Corripio

Ante esta polémica, un numeroso grupo de cheleros se presentó ayer frente a la estrecha puerta cerrada del inmueble donde se colocaron cartones, caricaturas y dibujos exigiendo la reapertura del local. Sobre la acera decenas de botes vacíos de cerveza resguardaban un cáliz y los recortes de las notas informativas de la Expo Parroquiano. Hugo Corripio, autor de la instalación, informó: “Estos recortes son de la muestra, que organizó don Jesús Aguirre en 1995, cuando también intentaron cerrar El Nivel y lo impedimos por la gran cantidad de participantes”.

Al Mitin Chelero asistieron Niña Yhared 1814, Phil Kelly, Carlos Martínez Rentería, El Monito y cientos de animosos, entre ellos doña Rita, una mujer entrada en años, quien se dijo asidua a la botana, quien se pronunció: “Esta cantina no debería cerrar, sino ser parte del patrimonio histórico de la ciudad”.

La artista visual Niña Yhared 1814 recordó: “Desde que inicié mi carrera frecuenté El Nivel, recuerdo las obras que adornaban el lugar… Melquíades Herrera realizó muchos performances; cada vez que acudía efectuaba una acción plástica, era impresionante ver cómo intervenía el sitio… así que es una lástima que un lugar con tanta tradición e importancia cultural esté cerrado”.

Una pregunta parecía estar en la cabeza de todos: “¿Dónde está el dueño de la licencia? Ya que desde que culpó a la UNAM parece haber desaparecido”.

En un manifiesto leído por Marco Rascón, de la GULA, al que se sumaron cientos de personas, y que será entregado en breve al Consejo Universitario y al rector de la UNAM, José Narro Robles, se demandó: “Que los involucrados en el funcionamiento, como propietarios del inmueble o de la licencia, mantengan El Nivel en este espacio histórico y liberen, mediante un acuerdo, de todo peligro de clausura, desaparición, cierre o cambio de giro… Nos declaramos coadyuvantes para la solución y llamamos a que las partes que hoy han motivado el cierre de El Nivel, se pongan de acuerdo, que la UNAM no ejerza ningún veto por la reapertura y que los particulares, tanto los propietarios como los trabajadores, asuman la nueva etapa de El Nivel o dejen el camino para que otros lo hagan”.

En el documento los manifestantes dejaron claro: “Queremos extender nuestra voluntad de defensa de El Nivel, no sólo la licencia número 1, sino también la 2, la 3 y todas aquellas que han sobrevivido a las agresiones de la modernidad y los que pretenden planificar sobre la base exclusiva de la visión inmobiliaria o los giros de alta rentabilidad y concentración de capital”.

Tras los pasos de Socrátes, Aristóteles y Platón

Pidieron que la universidad reconozca que en las barras y mesas de El Nivel “fuera del tiempo, también se enseña y se aprende como lo hicieron muchas veces Sócrates, Aristóteles o Platón con sus discípulos mediante el vino, como medio y no como fin”.

Rascón precisó que: “Existe la idea de que en un recinto universitario no se pueden consumir bebidas alcohólicas, ése es un concepto estrecho, tenemos que abrir criterios, ser amplios, la institución debe impulsar la reapertura de la cantina que al final es un museo”, aseguró.

El manifiesto ¡Mantengamos El Nivel!, de seis puntos, exige: Que el H. Consejo Universitario y el Rector, extiendan el permiso correspondiente para que en este lugar, parte del Centro Histórico, permanezca este espacio como CANTINA y siga siendo llamada El Nivel, pues su uso y actividad se remonta antes de que fuera recinto universitario, siendo necesaria la compatibilidad de ambas actividades que son parte de la vida cultural en el Centro Histórico.

Prevén que de no solucionarse el problema (dueño o autoridades universitarias) “que el gobierno de la ciudad lo expropie como causa de utilidad cultural pública y garantice su funcionamiento. Los habitantes del Centro Histórico y los parroquianos de ayer, de hoy y mañana se lo agradeceremos”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.