Usted está aquí: martes 29 de enero de 2008 Política Contenidos del bachillerato

José Blanco

Contenidos del bachillerato

Diversos estudios han probado que existe una paupérrima correlación estadística entre el promedio de calificaciones que tienen los alumnos egresados de las escuelas de bachillerato y las que esos mismos alumnos obtienen en los exámenes de ingreso a la educación superior. En otros términos: un alumno en particular puede haber alcanzado, por ejemplo, un (excelente) 9 de promedio en las calificaciones de todas sus asignaturas de bachillerato y, sin embargo, fracasar en el examen de ingreso a la educación superior. Lo contrario también ocurre: un alumno con un bajo promedio obtenido en el bachillerato puede ser muy exitoso en el examen de ingreso al siguiente nivel educativo.

Tal como están las cosas en la educación nacional, lo anterior tiene dos significados principales: 1) que las buenas calificaciones obtenidas en el bachillerato sólo prueban que el alumno es apto para cubrir exitosamente ese nivel educativo, no que sea apto para cursar estudios superiores; 2) que entre el nivel de bachillerato y la educación superior existe una fractura monumental. Por supuesto, si el bachillerato preparara a sus alumnos para hacerlos aptos para cursar estudios superiores serían enteramente superfluos los exámenes de ingreso al nivel superior.

No tendrían que quebrarse demasiado la cabeza los responsables institucionales de la operación del bachillerato nacional (los bachilleratos) para decidir lo que debe ser aprendido por los alumnos. Aunque el asunto, por supuesto, tiene diversas complejidades. En primer lugar es preciso poner de acuerdo a las instituciones de educación superior (IES), en diversos puntos. Las hay que quieren un diagnóstico acerca de lo que aprendieron los aspirantes a la educación superior en el nivel educativo anterior; las hay que lo que desean saber es si los aspirantes tienen las aptitudes para cursar estudios superiores.

En el primer caso es preciso realizar un examen general de los conocimientos impartidos en el bachillerato. Gran problema: existen cientos de programas de bachillerato.

En el segundo caso el examen debe explorar fundamentalmente las habilidades cognitivas adquiridas por los alumnos en el bachillerato y asignar un peso sustantivamente menor a los conocimientos específicos.

Una decisión de política educativa es preciso adoptar. En mi opinión las IES debieran exigir a los aspirantes a la educación superior el máximo desarrollo en sus habilidades cognitivas; por lo tanto, el examen de ingreso debe poner el acento fuertemente en ello. Se trata de un programa que no enseña a memorizar conocimientos, sino que enseña a pensar.

En tal caso los contenidos educativos del bachillerato tendrían que estar sólidamente dirigidos a crear y desarrollar las habilidades cognitivas aludidas: razonamiento verbal, razonamiento matemático, entendimiento básico del mundo contemporáneo, ciencias naturales (sus métodos de conocimiento), ciencias sociales (sus métodos de conocimiento), humanidades (un panorama conciso de la música y la pintura y su historia, de la literatura, de la historia, de la filosofía, de la filología, de la lingüística), matemáticas, lengua materna e inglés.

El alumno podría seleccionar además un par de áreas de conocimiento que amplíen su formación básica o que incursionen en áreas no consideradas dentro de dicha formación, como física, química, geografía, biología, historia, artes, literatura, etcétera.

El consenso internacional acerca de esa formación para el egresado del bachillerato es cada vez mayor. Además, un alumno que egresa con tales habilidades cognitivas está igualmente preparado para acceder a la educación superior, que para empezar a enfrentar el mercado de trabajo: tiene las herramientas para buscar, encontrar y procesar la información que le sea necesaria, en cualquier momento; sabe plantear y resolver amplia variedad de problemas diversos; entiende instrucciones secuenciales para realizar diversas tareas y más.

Dos asuntos más: una formación en bachillerato como la referida exige que su diseño se lleve a cabo al menos conjuntamente con la revisión de los contenidos de la escuela secundaria, porque la formación antedicha debe comenzar en este nivel.

De otra parte, tan importante como los contenidos del aprendizaje en el bachillerato es el modelo pedagógico. Es preciso establecer modelos no centrados en el discurso del profesor, sino en el aprendizaje de los alumnos. Alguien dijo que ahora el profesor debe poner las escaleritas que los alumnos deben subir por sí solos. Naturalmente, los profesores deben ser reducados, a efecto de que puedan desempeñarse exitosamente en éste su nuevo papel de guía del aprendizaje.

Tanto para la reducación de los profesores como para la implantación de los nuevos modelos pedagógicos es indispensable poner en juego las múltiples nuevas tecnologías de la informática y una sustantiva ampliación del trabajo de los alumnos en bibliotecas o en sus casas, y un amplio manejo de la innovación del siglo: la Internet.

Por supuesto, es indispensable que las escuelas de bachillerato cuenten con los equipos suficientes para ser usados por quienes no tengan la posibilidad de contar con su propia computadora. No sería mala idea que los alumnos que alcancen y sostengan determinados promedios, sean recompensados con el obsequio de un equipo de cómputo. Las innovaciones en esta área están avanzando y aparentemente pronto habrá equipos de muy bajo costo.

El qué hacer puede resumirse en pocas palabras; el cómo hacerlo es un largo camino en el que es precisa la cooperación del gobierno y la sociedad. Sólo una sociedad educada es una sociedad con futuro.

 
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