Usted está aquí: sábado 26 de enero de 2008 Cultura Placer infinito

Disquero

Placer infinito

Otra de las grandes antologías del arte de Bill Evans es el titulado Piano player, que reúne diamantes, perlas, oro y mirra e incienso en un solo disco. Baste citar entre su contenido la versión exquisita de My Funny Valentine con el Quinteto de Miles Davis, o rarezas como Bésame mucho, o un estreno discográfico fenomenal como la versión de Waltz for Debbie con el bajista Eddie Gomez y el baterista Marty Morell, que fue uno de los tríos legendarios de entre los varios que formó Bill Evans.

Además de este álbum integrador, y ya que estamos en pleno homenaje a este músico inigualable, mencionemos otro álbum imprescindible que se emparenta con el que hizo Jean Yves Thibaudet en cuanto acerca la música de Evans a la poética de la música de concierto, nos referimos al que grabó el Kronos Quartet (que recientemente estuvo en México) acompañado por el bajista Eddie Gomez y el guitarrista Jim Hall. Y si le preguntan al Disquero cuál es su álbum más querido de Bill Evans de inmediato les mostramos la portada aquí abajo: You must believe in spring, que es la caricia en la más profunda piel, un suspiro que transcurre como en un sueño.

He aquí a uno de los más grandes músicos de la historia, capaz de desnudar a la belleza y mostrarla en su estado natural, en un estado de gracia que envuelve al escucha y lo transporta al paraíso. Escuchar la música de Bill Evans es como ver flotar a Anna Pavlova, apacible y perfecta, en un estado de contemplación concentrado en el placer infinito.

 
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