La nación lakota se independiza
de Estados Unidos

Kahentinetha Horn, Mohawk Nation News. Los tiempos están cambiando. El 17 de diciembre de 2007 los lakota emitieron su “Declaración de Independencia”, justo en el solsticio de invierno.
La historia de los lakota y Estados Unidos es larga, compleja y trágica. Después de la ocupación de Wounded Knee en 1973, se estableció el International Indian Treaty Council (el consejo para un tratado indio internacional). Del 8 al 16 de junio de 1974, el consejo celebró una conferencia a la que asistieron más de 5 mil delegados de 97 pueblos indígenas de todo el continente americano. El “manifiesto” que surgió respalda los derechos de paz de los pueblos indígenas y las acciones requeridas para mantener nuestra soberanía.
Retirarse de algún tratado es totalmente legal. Está contemplado por la Convención de Viena que entró en vigor en 1980.
Los lakota nunca cedieron sus tierras y siempre se han rehusado a aceptar el pago de mil millones de dólares por renunciar a su soberanía y nacionalidad. Tal ofrecimiento es un reconocimiento de nuestra soberanía.
La declaración lakota expresa lo obvio. Las tierras pertenecen a los varios pueblos indígenas y están claramente definidas en los tratados. Donde no existe algún tratado, Estados Unidos y Canadá son meros invasores. Así de simple. Los pueblos indígenas tenemos los mismos derechos que cualquier otro bajo las leyes internacionales, pese a que los países nos reconozcan o no, como en Sudáfrica. Nuestras vastas extensiones de tierra, que cuidaron nuestros ancestros, continúan siendo nuestras pese a las fraudulentas e ilusorias reclamaciones de los Estados colonizadores.
No son legales los tratados firmados mediante chantajes y títeres coloniales, sin los legítimos representantes de un pueblo. Hay que recordar que la mayoría de los tratados que alguna vez hicieron los colonizadores (si no todos), les concedieron sólo derechos muy limitados, muy por debajo de las ventajas voraces que anhelaban. Son documentos fabricados en abierta violación de las leyes internacionales de entonces y de ahora. Y nunca tuvieron la intención de respetarlos, estaban empecinados en robarse todo: Estados Unidos y Canadá fraudulentamente han tratado de robarnos todos nuestros recursos. Ningún Estado puede incorporar a otro a menos que una clara mayoría exprese su consentimiento a través de procesos democráticos claros.
La Confederación de Seis Naciones y los algonquines son los titulares de la mayor parte de la mitad oriental de las llamadas colonias de Canadá y el noreste de Estados Unidos. Nuestras leyes indígenas prohiben la enajenación de nuestras tierras. Las tenemos en custodia para las futuras generaciones. Y nos rehusamos a entregarlas. El Edicto de Indios y la Ley Federal Indígena son genocidas. Según el artículo sexto de la Constitución estadunidense, los tratados representan la ley suprema y vinculan a las partes mediante una relación internacional inviolable. Aquéllos que no tienen tratado alguno con los colonizadores mantienen sus tierras independientes y libres. La única autoridad legal es la indígena. El artículo segundo establece la relación primaria de nación a nación.
Estados Unidos y Canadá han violado la independencia de los pueblos indígenas con acciones “burocráticas”, con edictos y pronunciamientos que violan nuestros derechos, nuestra autoridad, consagrados en tratados internacionales.
La declaración lakota de retirarse del Tratado de Laramie de 1868 está investida con la autoridad del pueblo lakota y sus hijos. Un individuo no representa a la nación. La nación representa al individuo. Quienes se retiran son las personas, los mayores, las madres, los padres e hijos incluidos los rostros no nacidos que están debajo de la tierra.
El Tratado de Laramie nunca fue tomado en cuenta. Es una catástrofe colonial que nunca quisimos que ocurriera. A los niños indígenas se los siguen llevando lejos, se les desequilibra al no poder aprender los modos tradicionales de vida. El modo verdadero es ser libres y que nos dejen gobernarnos y cuidarnos nosotros solos con las enseñanzas de las naciones animales. Se trata de la nación lakota y los pueblos animales que ya no están con nosotros. “Somos la nación lakota de Nebraska, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Wyoming y Montana. Alertamos entonces de nuestra acción a la familia de naciones, con el respaldo de las leyes indígenas, estadunidenses e internacionales”.
Si todas las naciones indígenas de Onowaregeh, de la Isla Tortuga, reivindicáramos nuestra libertad e independencia, ¿qué ocurriría? La acción de los lakota va a tener repercusiones muy vastas. Los colonizadores perderían sus negocios, especialmente los oligarcas. Tendrían que trabajar en acuerdos con todos los pueblos indígenas a los que les tienen invadidas sus tierras. Todas las pignoraciones indígenas en edificios, desarrollo, extracción de recursos y todas las actividades sobre nuestras tierras tendrían que ser gobernadas y ejecutadas por nosotros. Cada nación indígena aseguraría nuestra potestad sobre nuestras tierras, bienes y recursos. Las colonias de Estados Unidos y Canadá tendrían que obedecer la ley, aprender a respetar las leyes indígenas y las leyes internacionales. Esto no implicaría catástrofe alguna para la gente ordinaria que vive en nuestra tierra. Que se adapten a la realidad que viven dentro de nuestra jurisdicción. Como visitantes en nuestra tierra les requerimos que cumplan la ley. El sinsentido de su anterior dependencia hacia sus títeres “indios” escogidos a modo por los consejos del colonial Edicto de Indios o por los consejos tribales de la Ley Federal Indígena será obvio. Todos los vendidos tendrán que vivir entre sus parientes sin poder colonial que los respalde. El whisky, el dinero y las armas perderán su atracción mística.
Los lakota le hacen un llamado al mundo para que los respalde en esta lucha por soberanía y derechos consagrados en los tratados. Piden su ayuda a todos los pueblos soberanos que buscan su independencia. Los lakota han invitado a aquellos que viven en sus tierras que se les unan. Los lakota les otorgarán permisos, pasaportes, licencias de manejo y otros documentos. No habrá impuestos siempre y cuando renuncien a la ciudadanía estadunidense.
Los lakota están por iniciar negociaciones con el Departamento de Estado del gobierno estadunidense para establecer relaciones diplomáticas. Pondrán oficinas en Washington y Nueva York. Se rumora que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, un poderoso líder internacional está considerando reconocer a los lakota como nación independiente.
¿Veremos reivindicar su soberanía a otras naciones de la Isla Tortuga? No dejen que esos “roñosos y corruptos abogados” se entrometan. No son ellos quienes deben decidir la ley. La ley le pertenece al pueblo. Y nuestros ancestros nos dijeron: “nuestra nación dará un paso. Y otra lo llevará más lejos. Hasta que recobremos todo lo nuestro”. Así que quién sigue.

 

Traducción: RVH

 

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