Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de enero de 2008 Num: 672

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Los textos de los infelices
GUSTAVO OGARRIO

Emociones peligrosas
SUSANA CORCUERA

Escritores en el exterior
LUIS FAYAD

Cibernazis en México
Cabezasrapadas.com

ROBERTO GARZA ITURBIDE

Fuera de lugar
JUAN TOVAR

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Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
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Bemol Sostenido
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La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

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Regalo de derechas, lamentables ausencias (I DE II)

México no es un país socialmente maduro ni propiamente democrático. Es más bien una especie de experimento, a ver si logramos aparecer como demócratas, pero manteniendo prebendas injustas, los infamantes privilegios previos al presunto orden republicano. Alguien dijo que para conocer la naturaleza de una sociedad basta ver cómo se trata en su seno a los animales, qué tanto se preocupa la población de mantener limpios sus recursos naturales y en qué estado están sus universidades. Habrá que agregar un parámetro infalible: cómo operan sus medios masivos de comunicación. En México por lo general operan por consigna. Salvo escasas excepciones que preservan la dignidad del oficio, los medios mexicanos siempre se han plegado a los intereses del poder: corpúsculos mafiosos cercanos a la presidencia en turno, organismos cupulares a menudo corruptos y voraces de banqueros, comerciantes y empresarios, y desde luego allí el clero católico siempre amigo del poder y del dinero. Si un medio, en cualquier época, se ha atrevido a ejercer mirada y opinión críticas sobre esos sectores minoritarios, ése ha sido un medio aislado, asediado y perseguido. O, en cambio, cómplice. El sistema político mexicano, esos caciquillos de ocasión que suelen ser nuestros politicastros y ese clero fresa, esos golosos señorones dueños de todo, se han servido de esos medios lambiscones que con demasiada facilidad renuncian a la naturaleza esencial de su presunto origen y prefieren convertirse en alecuijes propagandísticos con los que se uniforman las verdades oficiales, para moldear y homogeneizar a la opinión pública de modo que verdad sea sólo una: la de ellos . Allí tenemos ahora otra infeliz ausencia en los medios que sin duda hace felices a esos retardatarios sectores. A un sistema social cimentado en oprobio y mentira no le conviene que haya en los medios voces que se atreven a rascar la débil costra de las apariencias para exhibir una realidad que apesta a podrido.

Terrible resulta la mal disimulada expulsión de Carmen Aristegui de las filas de w Radio por ser prácticamente la única voz con cobertura nacional que se atrevió a denunciar las porquerías y delitos de clérigos pederastas y sus encubridores, o las corruptelas de políticos de “alto” nivel y sus compinches empresarios. Carmen es una de las más sensibles bajas en ese pequeño ejército de periodistas y comunicadores valientes, acallados, reprimidos que tanta vergüenza debe causarnos como sociedad. Allí los silenciados, los puestos a un lado para que siga el circo de loas imbéciles y divertimentos perversos.

Hace poco conocí a Juan Ignacio Zavala, cuñado de Felipe Calderón y desde hace poco encargado de los intereses en México del grupo empresarial español prisa , uno de los dueños (el otro es, claro, Televisa) de w Radio. Zavala adquirió cierta notoriedad por los pleitazos que tuvo con Federico Arreola, por entonces todavía vicepresidente del grupo Multimedios Estrellas de Oro, precisamente en el espacio radiofónico de Aristegui durante el proceso electoral reciente. Bromeé con él al respecto cuando me lo presentaron y le dije: sí, yo sé quién eres: el villano de la tele. Luego le reclamé en broma, pero con ácidas, inevitables intenciones, que me debía un dinero por todos los remedios contra la gastritis y la úlcera que me causaron sus argumentos y provocaciones en las acaloradas discusiones con Federico. Contrario a lo que pensaba antes de conocerlo en persona, y al margen del insalvable abismo ideológico y de conciencia social que nos separa, Zavala me resultó un tipo simpático, pero finalmente vocero de derechas y por ello perfectamente capaz de cualquier trapacería (como defender el fraude electoral de su cuñadito). ¿Por qué casi coincide su llegada a prisa con la salida de Carmen?, ¿aducir “diferencias editoriales” significa que la verdad resulta indeseable?, ¿seguirá colaborando con sus estupendas investigaciones, por ejemplo, Sanjuana Martínez, acérrima indagadora de los hediondos vericuetos del clero mexicano?, ¿es la salida de Carmen una venganza barata porque en sus espacios noticiosos ella, a diferencia de casi todos los demás, sí dio voz de calidad a la disidencia y a la verdadera oposición?

Por lo pronto estoy seguro de que w Radio ha perdido a buena parte de su audiencia matutina y merecido lo tiene. Carmen habrá de volver a los medios en otro lado, y obrará de nuevo su magia, y convertirá cualquier espacio radiofónico en uno de los de mayor audiencia. Muchos ya la estamos esperando.