Usted está aquí: lunes 14 de enero de 2008 Deportes Uriel Moreno El Zapata toreó por la zurda como El Cordobés y cortó 2 orejas

TOROS

Oficial: no vendrá El Juli; Castella, en duda; El Pana y Rincón, el sábado en Apizaco

Uriel Moreno El Zapata toreó por la zurda como El Cordobés y cortó 2 orejas

Villaseñor derrochó clase ante los de San Martín, pero no redondeó sus faenas

Lumbrera Chico

Ampliar la imagen Uriel Moreno El Zapata fue empitonado durante la lidia a Guajillo, no obstante el torero logró llevarse el apéndice de su enemigo Uriel Moreno El Zapata fue empitonado durante la lidia a Guajillo, no obstante el torero logró llevarse el apéndice de su enemigo Foto: Jesús Villaseca

Entre el parazo de Calafia que Uriel Moreno El Zapata le colgó al segundo de su lote y los detalles pintureros de Omar Villaseñor, que toda la tarde hizo derroche de clase, pero también de falta de callo para redondear sus trasteos, la undécima corrida de la temporada de la miseria en la Plaza México estuvo centrada en su majestad Rodolfo Rodríguez El Pana.

Pese a que hace apenas siete días recibió en el muslo derecho una grave cornada de dos trayectorias, de 25 centímetros cada una, y además de que estuvo a punto de perforarle el paquete intestinal, El Pana hizo gala de una asombrosa capacidad de recuperación al presenciar el festejo de ayer fumando puros en primer tendido de sombra, para garantizar que el próximo sábado estará en su natal Apizaco, donde habrá de enfrentarse en mano a mano con el colombiano César Rincón.

Menos de mil 500 espectadores retornaron al embudo de Mixcoac, tras la notable media entrada del domingo anterior, para ver a la atardecida “promesa” ibérica llamada Ruy (pero rebautizada Ruiz) Manuel, de 38 años de edad, que por supuesto no pudo con el paquete. Para completar el menú, los empresarios echaron seis reses transgénicas –resultantes de una rara cruza de novillos, mulas y otras especies– del hierro de San Marcos, a las que sus dueños les dieron nombres de chiles, tal vez porque sabían cuán picositas iban a estar.

No había expectación ni ambiente festivo, pero cuando abrió plaza Piquín, cárdeno sin chiste de 463 kilos, la gente recordó que Julián López El Juli acaba de anunciar que definitivamente no vendrá a la México este año, porque Rafael Herrerías no le cumplió lo pactado en el contrato y porque, lo que suena a cruel burla, “tiene que torear el 13 de febrero en Castellón de la Plana”, es decir, en un coso de pueblo que para el ex niño prodigio es ya mucho más importante que el embudo de Insurgentes.

Eso se decía al menos mientras los despojos de Piquín eran llevados al molcajete del rastro, y se especulaba con que el máximo triunfador de Las Ventas, Sebastián Castella, “a la mejor” estará una de las corridas de aniversario que Herrerías y Leal preparan para los días 3, 4 y 5 de febrero, y en las que para deleite del villamelonaje Enrique Ponce se despachará con la chequera grande, incluyendo, como de costumbre, parte de lo que deje la reventa.

El chismerío se interrumpió cuando pisó la arena Morrón, cárdeno entrepelado y careto de 505, de nula cuerna, que a juicio del fotógrafo Mayito tenía “las manos muy largas y la caja muy pequeña”, o sea que era defectuosamente alto y con graves limitaciones físicas para bajar la cabeza al embestir, no obstante lo cual El Zapata le clavó tres buenos pares de banderillas al cuarteo, antes de zumbárselo, muy vertical, en hermosos y emotivos naturales con gran poderío en la muñeca, al enviar al bicho hasta allá para recogerlo de inmediato y sin reponerse en la ligazón de los pases.

Fue una grata y repentina evocación de Manuel Benítez El Cordobés, que sembró el ruedo de sombreros y llenó los tendidos de pañuelos blancos tras la estocada, entera pero desprendida, aunque sin hemorragia, que liquidó al rumiante, y a su matador le valió la primera oreja de la tarde. Y entonces apareció Serrano, el menos feo pero también el más chico, un cárdeno bragado y pegajoso, que Villaseñor se pasó por la faja en ocho ceñidas gaoneras, y luego en muletazos de buena factura pero que no le alcanzaron para consumar el poema.

Habanero, de 552, cuarto de la tarde y segundo para Ruy Manuel, un híbrido de mula y caballito del mar, espantoso y con malas ideas, fue el telón de fondo que a los platicadores les permitió anticipar que el sábado, en Apizaco, el cantante Valente Pastor y la banda de la México estrenarán el pasodoble en honor del Pana que Curro Leal impidió que se tocara el domingo anterior, pese a que había permisos oficiales para ello.

Y de eso se chanelaba cuando de repente El Zapata le colgó un par de Calafia perfecto a Guajillo, de 471, e instantes después era brutalmente empitonado al intentar el muletazo “imposible” pegado a tablas, donde recibió una paliza pero se levantó con la cara negra de sangre y de arena para armar un trasteo emotivo y valiente, en pases por abajo y en adornos de pitón a pitón, que remató de un nuevo estoconazo para ser premiado con una oreja más, la tercera de la temporada en su cuenta, lo que lo convierte ya en el máximo triunfador de la serie.

Por último, cuando Villaseñor se la jugaba y producía imágenes cargadas de fuerza ante Chipotle, pequeño marrajo de 476 que le buscó las piernas toda la lidia para trincarlo, alguien filtró que el próximo domingo Fernando Ochoa le confirmará la alternativa a Javier Martínez Vértiz, con reses de Carranco e Ignacio Garibay como testigo, en un cartel muy inferior al del sábado en Apizaco. Pero de eso se trata, no se nos olvide: de vaciar la México para convertirla en centro comercial. Y para allá vamos, cada semana más y más de prisa…

 
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