Usted está aquí: domingo 13 de enero de 2008 Política Incrementan medidas de seguridad en el aeropuerto de la ciudad de México

Más de 400 elementos de la Policía Federal Preventiva vigilan las dos terminales

Incrementan medidas de seguridad en el aeropuerto de la ciudad de México

Triunfo Elizalde

De manera nada discreta se han incrementado las medidas de seguridad en las terminales uno y dos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en especial al pasar los arcos detectores de materiales que, en opinión de las autoridades del lugar, se consideran “peligrosos”, en los pasillos de las salas de última espera y, por último, poco antes de ingresar a las aeronaves.

El número de elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) rebasa 400. La mayoría, debidamente capacitados para trabajar en las terminales aéreas, pero sobre todo en el AICM, están fuertemente armados, con pistolas de grueso calibre, y llevan equipo que, sin gran dificultad, les permite hacer frente a cualquier emergencia y someter sin grandes problemas a pasajeros que por su comportamiento “anormal” den pie a ser considerados “presuntamente sospechosos”.

Es común que la PFP no haga detenciones individuales, salvo cuando detecta drogas en algunas maletas. Su proceder es regulado por el Ministerio Público Federal, el cual debe estar en el lugar de los hechos y autorizar la violación de chapas y candados de maletas. Al comprobarse que dentro de éstas hay sustancias prohibidas, ordena a los agentes decomisar el equipaje y aprehender al dueños de éste.

Es de señalar que atrás de los arcos electrónicos de entrada a los pasillos y salas de espera siempre hay uno o dos agentes de la PFP para apoyar a los elementos de Eulen, empresa española que sin base legal (o por lo menos no se conoce qué ley la ampara) controla el ingreso de los pasajeros. Cabe mencionar que contra los trabajadores de dicha firma existen muchas quejas por la prepotencia con que actúan y la forma en que humillan a los usuarios, al exigirles que se quiten no sólo chamarras y zapatos, sino hasta cinturones y prendedores.

Debido a esa situación, algunos elementos de la PFP, quienes tienen prohibido hacer declaraciones a la prensa, “en corto” señalan: “si nosotros somos responsables de la seguridad en general del aeropuerto, de manera obvia deberíamos tener bajo nuestro control los arcos detectores de artículos que pudieran representar peligro en los aviones, y con decencia solicitar a los pasajeros que muestren qué llevan en la ropa, sin humillarlos ni maltratarlos.

“Pero no –agregan–, se trata de empleados de una empresa (Eulen) que trabaja al amparo de un contrato millonario –de cerca de 300 millones de pesos anuales–, y aunque las autoridades del aeropuerto tienen conocimiento del comportamiento de estos señores, nada se hace para corregir las fallas de todos los días y a toda hora”, comentan.

Respecto de la posibilidad de que en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México pudiera registrarse un atentado, el vocero de la terminal, José Luis Uribe Ortega, destaca: “no lo creemos así. Aquí hay amplia vigilancia, suficientes elementos policiacos, con la preparación suficiente para detectar a tiempo cualquier anomalía y actuar en consecuencia, aunque debemos aceptar que siempre existirá esa posibilidad. No estamos exentos, pero esperemos que no suceda. El aeropuerto tiene más de 50 años de operar, y afortunadamente nunca se ha suscitado un hecho de esa índole”.

 
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