Usted está aquí: domingo 13 de enero de 2008 Cultura Actualizan el diccionario de María Moliner con 12 mil palabras nuevas

Circula en México la tercera edición de la obra, lanzada originalmente en 1966

Actualizan el diccionario de María Moliner con 12 mil palabras nuevas

Entre los términos incluidos destacan blog, chill out, fitness, retroviral y digitopuntura

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Ampliar la imagen María Moliner, en una imagen de una tarjeta postal de la serie Mujeres Famosas Españolas, con el matasellos de su ciudad natal del primer día de circulación María Moliner, en una imagen de una tarjeta postal de la serie Mujeres Famosas Españolas, con el matasellos de su ciudad natal del primer día de circulación Foto: Archivo

Madrid. El nombre de María Moliner se asocia inmediatamente al título de uno de los diccionarios más utilizados y prestigiosos de nuestra lengua, por la calidad y pedagogía de sus definiciones, pero también por la rapidez con la que ha incorporado las palabras que de forma vertiginosa se suman al acervo cotidiano de la lengua española. La tercera edición del Diccionario de uso del español María Moliner (Editorial Gredos), que se presentó recientemente en Madrid y que ya se distribuye en México, añade a las 3 mil páginas del original algo más de 12 mil palabras y 94 mil entradas nuevas.

María Moliner fue una mujer adelantada a su tiempo. Nació en 1900, en un pequeño pueblo de Aragón, Paniza, donde su padre era médico rural. Desde pequeña sintió un llamado por las palabras, que fueron, junto a su familia, la gran pasión de su vida y a las que dedicó los años más prolíficos de su devoción silenciosa por la lexicografía. Al menos hasta que la arteriosclerosis cerebral la privó de su lucidez desde 1975, aproximadamente, hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1981.

Sus ojos fueron testigos de los numerosos dramas que vivió Europa y la propia España en el siglo pasado. Ella misma formó parte de las misiones pedagógicas de la II República española, un régimen que fue aniquilado por el alzamiento fascista de Francisco Franco. Terminada la guerra e instaurada la dictadura, Moliner se dedicó de lleno a la investigación de las palabras, a pesar de que su trabajo oficial era el de bibliotecaria, en realidad estaba escribiendo en silencio uno de los libros de referencia del español actual, su diccionario.

El diccionario de María Moliner ha sufrido dos grandes modificaciones, desde la primera edición de 1966: la de 1998, con la segunda edición, en la que se incorporaron miles de americanismos y palabras nuevas, y la que se llevó a cabo en los años recientes, que culminó con la tercera edición del diccionario.

Joaquín Dacosta, lexicógrafo y coordinador del proyecto de adaptación del diccionario al español de nuestros días, explicó en entrevista con La Jornada las principales aportaciones del nuevo libro de consulta. “Desde el comienzo el diccionario, sobre todo a raíz de la muerte de María Moliner, empezó a adquirir un gran prestigio, en particular entre personas que son creadoras del lenguaje, como los escritores, periodistas o traductores. Es decir, entre personas que hacen un uso muy intensivo del lenguaje. Creo que porque el diccionario no solamente incluye escuetamente las definiciones y no sólo te sirve para buscar una palabra que desconoces, sino que es una guía de orientación en el uso, tiene muchísimas anotaciones de indicación en el empleo de los verbos y un sistema de palabras afines que te permite encontrar una expresión que necesitas. Por ejemplo, si no sabes cómo se llama el hueco que rodea un árbol que recoge las aguas del riego y necesitas esa palabra, la puedes encontrar a través del sistema de referencia del diccionario. Por otro lado, el estilo definido de Moliner es muy próximo al lector, con una voluntad didáctica muy fuerte, muy alejado de las formulas diccionariles modestas y a veces oscuras. También suele tener definiciones más coloquiales, incluso poéticas. Es un diccionario que estimula la imaginación.”

Dacosta explicó que para la redición del diccionario también consultaron abundante bibliografía producida en América Latina, como los diccionarios de mexicanismos de la Academia de nuestro país y de Fernando Lara. “Nosotros lo que hacemos es utilizar como fuentes lexicográficas las obras más solventes de los países y luego, también, la obra fundamental: que es el corpus de referencia del español actual. Es una herramienta extraordinaria porque es una gran masa de textos de todo el ámbito hispánico en la cual se pueden documentar los usos y a partir de ahí desarrollar las definiciones y los ejemplos”.

–¿El concepto de americanismo no resulta un tanto obsoleto hoy en día?

–Los americanismos son usos peculiares del español en América, pero no hay por qué ponerle una acepción negativa. Es verdad que en la lexicografía antigua se consideraba la diferencia como una degradación, pero ahora no es así. Sé que el término americanismo molesta un poco al hispanoamericano, pero para nosotros no tiene ninguna connotación negativa. Es simplemente algo diferente, un uso peculiar del idioma. Incluso un uso mexicano puede ser más frecuente que un uso español en número de hablantes, pero desde el punto de vista español son americanismos porque son usos resistentes en España. Y hay una cosa muy importante: el María Moliner es un diccionario que está referenciado en el español de España, entonces nosotros tenemos que remarcar los usos diferentes pero sin ninguna connotación negativa.

Entre las nuevas definiciones que se incorporan al María Moliner se encuentran ADSL, blog, buffer, chat, dominio, enlace, chill out, pilates, fitness, anisakis, ébola, fibromialgia, retroviral, digitopuntura, hetero, ultraliberalismo y salir del armario (del clóset), entre otras.

Dacosta explicó que las principales aportaciones al lenguaje surgen de tres grandes frentes: el argot popular, las nuevas tecnologías y la ciencia, y los extranjerismos. “La lengua culta en general evoluciona poco, que no es muy diferente a como era hace 40 años. Evolucionan al lenguaje las nuevas cosas, que son las que aportan la tecnología, la ciencia, pues hay un fenómeno actual que es la popularización de la ciencia, ahora todo el mundo está muy familiarizado con la terminología médica o bioquímica. La sociedad está muy interesada en esas cosas y por lo tanto es algo que se incorpora al acervo general y te obliga a incluirlas en el diccionario. Al igual que las palabras que surgen del Internet y de los usos coloquiales del idioma. Aunque debo decir que las innovaciones léxicas el diccionario las tiene que recoger con una cierta prudencia porque pueden ser efímeras.”

Dacosta también se refirió a las transformaciones que puede sufrir una palabra de uso común, que, por los cambios en la sociedad, también ha cambiado ella misma, como la palabra matrimonio. “Por ejemplo, en esta edición, para la palabra matrimonio hemos adoptado la definición general aplicada a cualquier unión de una pareja humana. Una cosa es que nosotros estemos de acuerdo o no con el matrimonio, sea este heterosexual u homosexual, y otra que se emplee de esa manera con toda naturalidad, que es lo único que nos importa. Y la etimología muchas veces resulta anecdótica, por ejemplo, claudicar en origen significa cojear y fíjate lo que significa ahora.”

 
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