Disquero

El gondolero Wagner

Antes de que debutara Uri Caine en México, para celebrar el cumpleaños de Mozart, era tarea casi imposible conseguir sus discos aquí. Después del éxito clamoroso de su Proyecto Mozart en la Sala Nezahualcóyotl, los anaqueles de novedades discográficas se inundaron de su extensa/intensa discografía. Iniciemos por el más exquisito después del álbum que dedicó a Mahler y cuya versión en devedé ya reseñó en su oportunidad el Disquero.

Se trata del disco Wagner e Venezia, cuyo mero título evoca/invoca la atmósfera mágica y misteriosa que lo envuelve: la relación íntima/extensa de Richard Wagner con Venecia, donde produjo música y encanto poderosos. El contenido de esta grabación alcanza los niveles de exacerbación emocional, asombro estético y poderío evocador que son algunas de las cualidades de la música wagneriana, tan profunda como dinamogénica.

Uri Caine desarrolla aquí el mismo concepto a partir del cual ha realizado sus proyectos similares con las músicas respectivas de Mozart, Bach y Mahler. En este caso, el de la música de Bach, logra estructuras de pensamiento y atmósferas sonoras tan eficaces y transparentes que el escucha siente que su cuerpo y sus entendederas se deslizan suavemente, como góndolas enormes, a través de los canales de la vieja Venecia, con un rumor alrededor de ángeles, campanas, alas de palomas, murmullos de gondoleros, pregoneros y una sensación de estar ausente y presente al mismo tiempo.

El poderosísimo tema de amor de Tristán e Isolda envuelve/atraviesa/hiende esta aventura estética de dimensiones colosales y al mismo tiempo minimalistas.

De las múltiples lecturas wagnerianas, desde las colosales puestas en escena hasta las transcripciones para piano solo, la visión (porque de tan intensa uno ve esta música) que nos ofrece el ciudadano Caine es de antología. Un privilegio.