Usted está aquí: jueves 10 de enero de 2008 Opinión Recuento del (daño) 2007

Olga Harmony

Recuento del (daño) 2007

Sin maíz no hay país y sin cultura tampoco. Un año hubo de pasar para que las autoridades de Conaculta (Teresa Franco, titular del INBA, no se ha pronunciado) hicieran públicos sus proyectos y programas para el sexenio en que iniciaron sus funciones. De las palabras de Sergio Vela no se desprenden noticias muy gratas en lo que se refiere al teatro, pues en muchos teatristas queda la convicción de que se repararán los bellos y suntuosos edificios teatrales que se inauguraron en la época porfirista, pero no se habla de lo que acontecerá en sus escenarios, es decir, el apoyo real para los creadores escénicos. Y es más, en el gremio se asume que el quehacer teatral quedará dentro del renglón de entretenimiento y no de lo que es –si bien no en todos los casos– un arte milenario. A muchos de nosotros nos produjo cierto estupor que algunos funcionarios, cuyo quehacer fue de primer orden, no fueran ratificados, aunque es potestad de Vela elegir a sus colaboradores y esperemos que su nuevo equipo logre un desempeño exitoso.

La emblemática Compañía Nacional de Teatro (CNT) carece hasta el momento en que escribo estas líneas de director titular y proyecto y, aunque mucho se ha filtrado en el gremio, los funcionarios no nos informan de manera cabal al respecto, por lo que los rumores se acrecentan, entre otros el de que la CNT se dedicará a los grandes autores del Siglo de Oro en detrimento de los dramaturgos nacionales pasados y presentes, con lo que la renovada conquista del país por los españoles añadirá la creación dramática a las tajadas que ya tienen de bancos e industrias indispensables. Esperemos que el rumor carezca de veracidad y que se proteja a la dramaturgia nacional, alternando sus textos en todo caso con los del Siglo de Oro y con todos los de la inmensa dramaturgia internacional de todas las épocas. En cambio, resulta importante el porcentaje de aumento a las becas del Sistema Nacional de Creadores que se dio a partir de enero del año pasado.

Los dineros no afluyeron hasta muy tarde y la Coordinación Nacional de Teatro pospuso muchos de sus proyectos, a pesar de la bienvenida ratificación de Ignacio Escárcega al frente de ella. Tiene razón Escárcega al proponer que se devuelva al teatro la capacidad de activar la discusión pública y en desear que los intelectuales famosos e incisivos vean lo que se hace en escena, y ya algunos acudieron a ver la obra de uno de los suyos, Juan Villoro, en un teatro de la Unidad Cultural del Bosque. Pero sigue subsistiendo la escasa afluencia de público, mucho por culpa de los actos en el Auditorio Nacional que limitan los estacionamientos para los espectadores –amén de los policías y sus cercas que dificultan la entrada– y otro tanto porque no existe una verdadera cartelera que haga saber lo que ocurre en los escenarios a los posibles espectadores.

En el año pasado hizo crisis la situación creada por el Instituto Helénico al Centro Cultural del mismo nombre, al que me he referido en varias ocasiones, y existe un decreto elaborado por varios juristas a la espera de la firma de Felipe Calderón para devolver las instalaciones de todo el complejo al Estado. Los pesimistas dudamos de que un gobierno que no piensa más que en privatizar revierta el decreto de José López Portillo que cedió los espacios de un bien de la nación a una escuelita privada que incumple su compromiso de crear y difundir la cultura. A propósito, existe el temor, fundado o no, de muchos de que el propósito del titular de Conaculta consista en volver a hacer exclusivamente teatro griego en el Helénico, como en los tiempos de la señora López Portillo, con lo que también el teatro contemporáneo, mexicano e internacional, perdería una sede. Como sea, al parecer los presupuestos con que Luis Mario Moncada –que tampoco ha sido ratificado– llevaba a cabo muchas e interesantes propuestas han ido en decremento.

En el momento en que escribo (lunes 7 de enero) y con la UNAM salida de sus vacaciones de invierno, se desconoce quién vaya a ser el próximo titular de Teatro de Difusión Cultural en este periodo de Sealtiel Alatriste, aunque algunos nombres también se han barajado en el gremio y es muy posible que ya se conozca cuando salga esta nota. De cualquier manera, hago votos porque sea una persona que sepa conciliar con los teatristas y devuelva al teatro universitario el rango que tuvo antaño. También hago votos, y espero que no sea tarde, para que Antonio Crestani sea ratificado al frente del Centro Universitario de Teatro en el que realizó una excelente tarea.

 
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