Usted está aquí: martes 8 de enero de 2008 Economist Intelligence Unit Previsible desaceleración en AL

Economist Intelligence Unit

Perspectivas 2008

Previsible desaceleración en AL

El pronóstico para crecimiento el PIB real en América Latina es que reduzca su ritmo de 4.9% estimado en 2007 a 4.3% en 2008 y 4.1% en 2009, con tendencia a crecer por abajo de 4% durante los años siguientes. Las economías de la región seguirán entre las principales beneficiarias de la sólida demanda asiática de materias primas no petroleras, aunque los precios probablemente declinen, en especial durante 2009.

La desaceleración en Estados Unidos desalentará el crecimiento, en particular entre los países que tienen fuertes lazos comerciales con ese país, México en particular. Los problemas de la cartera subprime en EU han provocado también un estrechamiento de las condiciones financieras internacionales, pero es probable que para la mayoría de los países latinoamericanos el impacto crediticio siga siendo moderado. Sin embargo, la contracción estadunidense se dejará sentir y algunos factores domésticos detrás del fuerte crecimiento de los tiempos recientes se debilitarán también.

Muchos países latinoamericanos han adoptado políticas que han elevado su capacidad de pago. La mayor parte de las naciones manejan ahora regímenes de tasas de cambio flexibles y han acumulado importantes amortiguadores en reservas de divisas extranjeras. Otros han reducido sus déficit fiscales y obligaciones externas. En consecuencia, EIU no espera que ninguna de las principales economías de la región tenga dificultades de financiamiento, pero el riesgo de una crisis financiera es todavía real, en particular si las condiciones crediticias globales se deterioran más. Además de estar expuesta a requisitos de financiamiento, la región sigue siendo muy dependiente de la demanda externa y sufriría con cualquier descenso abrupto en Estados Unidos o China.

En Brasil, el promedio del crecimiento anual durante el periodo de pronóstico, apenas por arriba de 4%, será mayor que el promedio apenas superior a 3% del periodo histórico (2003-07). Reciente información local elevó las probabilidades de una modificación a la alza, pero la prolongación de los problemas en los mercados financieros globales ha aumentado los riesgos para ese país, ya que su nivel de deuda pública es alto todavía. El crecimiento brasileño permanecerá por debajo de los índices observados en muchos otros mercados emergentes, sobre todo en Asia.

Recientes mejoras de las calificaciones soberanas de Brasil por parte de las principales agencias calificadoras (un nivel por abajo del grado de inversión) mejoran también las perspectivas de desarrollo al reducir los costos del financiamiento. El crecimiento real de las exportaciones, que cayó bruscamente en 2006, se ha desarrollado con ímpetu a pesar de la fortaleza de la moneda, y se espera que se incremente aún más.

En México se espera que el crecimiento del PIB reduzca su ritmo de 4.8% en 2006 a un estimado 3% en 2007 y a 2.8 % en 2008, antes del recuperarse a 3.5% en 2009. La desaceleración, en su mayor parte, será resultado de una normalización del crecimiento del consumo privado, que fue sólido en 2005 y 2006. Además, el consumo público, que creció con rapidez antes de la elección presidencial de 2006, se debilitará de manera considerable. En 2008, el desarrollo mexicano se verá afectado también por el débil crecimiento en EU, destino de 84% de sus exportaciones en 2006. Luego de dos alzas en las tasas de interés a principios de 2007, que reflejaron el temor de que la creciente inflación de los precios de alimentos pudiera avivarse con una mayor presión sobre los precios, el Banco de México podría relajar con moderación la política monetaria durante el segundo semestre de 2008 a medida que la desaceleración económica reduzca las presiones inflacionistas subyacentes.

A mediano plazo, una inadecuada infraestructura física y la carencia de reformas laborales seguirán desalentando el crecimiento del empleo en el sector formal. Inversiones insuficientes en extracción de petróleo y el agotamiento de los campos existentes motivarán una disminución de la producción petrolera, lo que tendrá un impacto sustancial en las finanzas públicas.

En política económica se harán ciertos progresos, como demuestra la aprobación en el Congreso de una reforma del sistema de pensiones en abril de 2007. En septiembre de este año se aprobó un paquete de reformas fiscales y, aunque pudo haber sido más ambicioso, mostró la capacidad del gobierno para conseguir mayorías suficientes para sus polémicos proyectos de reformas.

En Argentina, es probable que el periodo de boyante crecimiento económico producido por la recuperación de la crisis del 2001 y estimulado por una pródiga inversión pública se agote después de 2007. El nuevo gobierno, encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, ganadora de la elección de finales de octubre y esposa del ex presidente Néstor Kirchner, mantendrá el papel intervencionista del Estado, sobre todo con respecto a infraestructura y energía. EIU espera poco progreso en las reformas estructurales pendientes, como la del sistema fiscal, o sobre las distorsiones de precios que han contribuido a la escasez de energía eléctrica.

Venezuela está en el pico de otro auge petrolero. En el pasado, estos auges han sido seguidos de espectaculares quiebras cuando baja el precio del petróleo. Sin embargo, en este caso, ante una expectativa de altos precios del crudo (por comparación histórica) durante un periodo prolongado, es probable que el ciclo económico sea más extenso. El pronóstico de EIU de estabilización de precios del petróleo, combinada con un clima desfavorable para la empresa privada, implica una desaceleración gradual del crecimiento de la inversión y el fin del estímulo fiscal. La economía se debilitará de manera brusca en 2008 y 2009 a casi 3% al final del periodo del pronóstico, a medida que la política fiscal se encuentre impedida de otorgar mayores estímulos y las empresas reduzcan su inversión en respuesta a medidas enérgicas tendientes a la nacionalización de industrias claves. Es posible que más medidas populistas dañen la economía.

Un tinte nacionalista de izquierda ha sido adoptado también por los gobiernos de Bolivia y Ecuador, lo que desalienta los flujos de inversión extranjera.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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