Usted está aquí: domingo 6 de enero de 2008 Espectáculos Sak Tzevul, banda pionera que fusiona el rock con la cosmovisión indígena

El grupo, de Zinacantán, Chiapas, compone en las lenguas tzeltal, tzotzil y tojolabal

Sak Tzevul, banda pionera que fusiona el rock con la cosmovisión indígena

De la redacción

Ampliar la imagen Hace 30 años hubiera sido impensable la existencia de un grupo de rock indígena que cantara en su propia lengua, como Sak Tzevul (en la imagen), según el investigador Ulises Fierro Hace 30 años hubiera sido impensable la existencia de un grupo de rock indígena que cantara en su propia lengua, como Sak Tzevul (en la imagen), según el investigador Ulises Fierro

El rocanrol se inventó en Estados Unidos a mediados de la década de los años 50 del siglo XX, y desde entonces ha sido un fenómeno que ha influido en la forma en que se concibe y escucha la música popular en el mundo.

Tal vez ninguno de sus pioneros –que mezclaron la música folk y country, además del blues y el gospel de la comunidad negra– se imaginó que el resultado influiría a las poblaciones indígenas de Chiapas.

Muchos años tuvieron que pasar para que en Latinoamérica se diera el novedoso fenómeno en forma masiva: en los 80, varias disqueras trasnacionales lanzaron a grupos iberoamericanos que cantaban en español, lo que dio origen al movimiento denominado “rock en tu idioma”. Por fin se podían escuchar los tamborazos, las guitarras eléctricas y las voces desenfadadas en un idioma local.

Finalmente, hacia los años 90, el mismo hecho se dio de manera similar entre las comunidades indígenas, las cuales se lanzaron a componer rock en sus lenguas: tzotzil de Chiapas, seri de Sonora, yoreme de Sinaloa y otomí del estado de México, entre otros ejemplos.

Uno de los conjuntos de rock que han llamado la atención es Sak Tzevul, originario de Zinacantán, Chiapas, que tuvo numerosas presentaciones en la 19 edición de la Feria del Libro de Antropología e Historia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y que además fue protagonista de la ponencia Del costumbre al rock y del rock al ancho mundo: el rock indígena de México; el caso de Sak Tzevul, dictada por Ulises Fierro Alonso, investigador de la subdirección de etnografía del INAH.

El grupo, según el investigador, muestra una de las estrategias más importantes de la resistencia indígena: apropiarse los elementos de la cultura occidental y utilizarlos.

Hacia nuevos contextos

Los hijos del marimbista Francisco Martínez crearon el grupo en 1996 con la idea de llevar las lenguas y la cosmovisión indígenas a nuevos contextos, para dar origen a nuevas alternativas con letras en tzeltal, tzotzil y tojolabal. La banda fue bautizada como Sak Tzevul (relámpago-trueno) y mantenía la formación tradicional del rock –bajo, guitarras eléctricas y batería–, aunque en que en ocasiones añade violonchelo e instrumentos tradicionales indígenas.

El grupo está dirigido por Damián Martínez, guitarrista principal y vocalista, y a su lado se encuentran su hermano, Francisco Martínez, en la batería; Pedro Pérez en el bajo y Julián Hernández en la segunda guitarra; la tétrada ha conseguido un lugar en los medios, ya que se presenta de manera regular en Chiapas, actuaciones que han causado impacto en la juventud de los Altos.

Además han creado escuela. Sus ex integrantes han ido formando grupos de jazz y de rock en la zona, como en San Juan Chamula, donde se creó el grupo Vallijed.

Según Ulises Fierro, hace 30 años hubiera sido impensable la existencia de un grupo indígena de rock que cantara en su propia lengua. Es más, pese a tocar con instrumentos eléctricos, no hubo una ruptura con su comunidad, pues la juventud ya se identifica con ellos.

Esta influencia no sólo ha sido musical, ya que llevan la vestimenta tradicional tzotzil, lo cual comprueba que ser roquero no implica dejar de ser indígena, advirtió Ulises Fierro.

Recientemente, en 2006, Sak Tzevul realizó su primera producción independiente, llamada Muk ta Sotz (El gran murciélago), que incluye su repertorio actual, con piezas tradicionales como El son y El bolonchón, así como composiciones propias con temas como la equidad de género y su cosmovisión.

El rock vino a Zinacatán, pero gracias a este grupo de jóvenes va de regreso y demuestra que la música tzotzil se encamina a nuevos rumbos, concluyó Fierro.

Tanto los conciertos como la conferencia formaron parte del tercer Foro de música tradicional y procesos de globalización, realizado del 13 al 15 de septiembre de 2007, en el Museo Nacional de Antropología.

 
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