Usted está aquí: lunes 31 de diciembre de 2007 Cultura Homenaje nacional a arqueólogos deviene crítica al centralismo burocrático

Señala Beatriz Braniff que debe darse mayor atención a los centros regionales

Homenaje nacional a arqueólogos deviene crítica al centralismo burocrático

Arturo Jiménez

Fue algo así como una selección de estrellas de la arqueología mexicana, aunque muchas de ellas quedaron fuera y se ofreció que serían incorporadas en próximos homenajes. Fue, además, un foro para el reconocimiento a esos 13 maestros por parte de 13 de sus alumnos, aunque muchos de éstos son ya también maestros.

Se llamó Homenaje encuentro. Una visión de la arqueología mexicana a través de sus maestros y se realizó en días pasados en el auditorio Eduardo Matos Moctezuma del Museo del Templo Mayor.

Ahí estuvieron Beatriz Braniff Cornejo, Jorge Angulo Villaseñor, Beatriz Barba Ahuatzin, Lourdes Suárez Diez, Lorena Mirambell Silva, Noemí Castillo Tejero, Joaquín García Bárcenas González, Roberto Gallegos Ruiz, Otto Schöndube Baumbach, Ángel García Cook, Raúl Arana Álvarez, Marcia Castro Leal Espino y Eduardo Matos Moctezuma.

Por eso extrañó la ausencia del director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Alfonso de Maria y Campos, pues la decisión del homenaje en vida a tantos académicos de elevada calidad y trayectoria fue considerada como un acierto, tanto para el reconocimiento como para la revisión de la disciplina y de la institución en general.

El formato fue sencillo: un alumno hacía la semblanza de un maestro, y luego hablaba éste, buscando centrarse en la evaluación y perspectivas de la arqueología en México.

El primer turno fue para la maestra Beatriz Braniff, cuya semblanza estuvo a cargo de Elisa Villalpando, quien hizo un recuento de sus muchos aportes a la arqueología de Sonora y la investigación en otros estados.

Recordó que Tita Braniff es un “espíritu incansable” y que los rancheros del noroeste aún la recuerdan como “la señora requeteguapa” que llegaba a preguntar “de las cosas de los yaquis”.

La arqueología y el presente

Por su parte, Beatriz Braniff planteó que la arqueología, “por más importante y fascinante que sea, debe integrarse al conocimiento de la historia, del arte, de la etnicidad, del mundo y del presente para conocer el completo proceso histórico de una región, que es precisamente lo que deben hacer los centros regionales (del INAH en los estados). Este proceso de conocimiento permite al centro regional identificar y regresar a la localidad su verdadera identidad”.

Pero en los centros regionales, dijo, no existe una gama amplia de investigadores que descubran la trayectoria histórica de una región, que lleve a lograr la identidad del pueblo que ahí habita.

En cambio, agregó, las diversas direcciones se centralizan en la ciudad de México: de Etnohistoria, de Estudios Historicos, Sociales, Arqueológicos, Linguísticos, las cuales están “divorciadas de los centros regionales y de las necesidades del país”.

Braniff recordó que cuando estuvo en Chihuahua descubrió “la responsabilidad por nuestra parte de no regresar a la gente la información sobre su pasado, que ellos disfrutan, y sólo escribir para nuestros colegas, que generalmente no nos leen”.

Y criticó la absurda separación que se hizo en el INAH entre la Coordinación Nacional de Antropología y la de Arqueología, pues ésta última es la que más renombre y dinero deja al país y al instituto por concepto de turismo.

 
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