Usted está aquí: jueves 27 de diciembre de 2007 Mundo Niega Fujimori haber implementado una guerra sucia para exterminar la guerrilla

El ex gobernante peruano impulsó un terrorismo de Estado, insisten familiares de víctimas

Niega Fujimori haber implementado una guerra sucia para exterminar la guerrilla

Dice que no elaboró operaciones militares pues “el presidente tiene mando pero no comando”

Arrasar un pueblo o desaparecer subversivos “tiene que hacerse por escrito, no verbalmente”

Afp, Reuters y Dpa

Ampliar la imagen Alberto Fujimori responde preguntas de su abogado César Nakazaki Alberto Fujimori responde preguntas de su abogado César Nakazaki Foto: Reuters

Lima, 26 de diciembre. El ex presidente de Perú Alberto Fujimori negó que durante su gobierno (1990-2000) haya dado órdenes militares antiterroristas y dispuso una política de “guerra sucia” como parte de sus directivas para el combate de las fuerzas de seguridad contra la guerrilla en su país.

Interrogado por su defensor César Nakazaki durante la séptima jornada del juicio que se le sigue por violación de los derechos humanos, por lo que la fiscalía pide 30 años de cárcel, Fujimori sostuvo que nunca elaboró “planes, ni operaciones militares en ningún nivel pues el presidente tiene mando pero no comando”.

Por el contrario, dijo, siempre señaló “grandes lineamientos y directrices. “El presidente no señala estrategias ni dice cómo se van a aplicar; eso corresponde a la esfera militar”, explicó tras agregar que una orden para exterminar, arrasar a un pueblo o desaparecer a subversivos tiene que hacerse por escrito y no verbalmente.

El ex mandatario insistió en que no ordenó que se implantara una guerra sucia o de exterminio a los grupos armados, porque era contradictorio con la orden impartida a mediados de 1991 de combatir a la subversión dentro de la ley y con “pleno respeto a los derechos humanos”.

Aunque lamentó los excesos cometidos por los militares, consideró su actuación eficiente para concretar la pacificación nacional, y calificó los atropellos de “imperfecciones, incumplimientos, errores, defectos y transgresiones” ocurridos “en un ámbito difícilmente controlable y que tampoco le competía al presidente”.

La declaración del ex gobernante se opone a la posición de la fiscalía que lo acusa de haber ordenado las matanzas de Barrios Altos (1991) y de la Universidad de La Cantuta (1992), ambas en Lima, que resultaron en la muerte de 25 personas a manos del escuadrón de la muerte denominado Grupo Colina.

Fujimori, que negó haber tenido conocimiento del grupo Colina, reiteró que su ex brazo derecho, el encarcelado Vladimiro Montesinos, asumió en la práctica el papel de “gran coordinador de todos los servicios de inteligencia”.

Más tarde, interrogado por el presidente del tribunal, César San Martín, Fujimori dijo que no atendió las denuncias que formuló en su momento la Organización de Estados Americanos mediante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque consideraba que estaban “sesgadas” por simpatías izquierdistas.

“En ese momento a Sendero Luminoso se le veía mundialmente como grupo de izquierda, no como movimiento terrorista”, se justificó. Reiteró que no tuvo información sobre los atropellos que se cometían entonces sino hasta un año después de que se llevaron a cabo las masacres.

La defensa de la parte civil y los familiares de las víctimas de la violencia política insistieron en la existencia de un “terrorismo de Estado” durante el gobierno de Alberto Fujimori.

 
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