Usted está aquí: martes 18 de diciembre de 2007 Política Critica García Ramírez la reforma porque “escindirá el sistema penal”

Teme que se olvide el humanismo “que acostumbramos”

Critica García Ramírez la reforma porque “escindirá el sistema penal”

Víctor Ballinas

El presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sergio García Ramírez, sostuvo ayer en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que la reforma judicial, que está pendiente de aprobarse en el Congreso, “contiene elementos extraordinariamente preocupantes e inquietantes”. La reforma ha escindido o “escindirá al sistema penal mexicano”, sostuvo.

Al asistir a la presentación del libro Los derechos humanos de los reclusos en México, guía y diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria, elaborado por todas las comisiones estatales de derechos humanos y editado por la CNDH, García Ramírez expresó su honda preocupación por el artículo 18 constitucional, porque las medidas especiales que no se explican ahí, “y quedarán a la legislación secundaria, o quizá a la discreción de las autoridades”.

Advirtió que no se debe entronizar en la Constitución el combate a la delincuencia organizada “y otras formas graves de delincuencia, abriendo la puerta a un tema de justicia penal que no es el humanista al que estamos acostumbrados y que puede ser enérgico, tan enérgico como sea necesario, y prever sistemas con sanciones rigurosas, pero no al amparo de fórmulas constitucionales que desatan las manos del Estado y que permiten seguir marchando por un camino oscuro que pudiera conducirnos a caminos impredecibles”.

El jurista sostuvo ante José Luis Soberanes Fernández, titular de la CNDH, que la reforma que quedó pendiente en el Congreso contiene preocupantes e inquietantes elementos: “parece que el constituyente quiere abandonar ahora el paradigma de la readaptación social, y sustituirlo con otro concepto, el de reinserción social y procuración de que no vuelva a delinquir el acusado”.

Explicó que reinserción social “denota una preocupación puramente mecánica, colocar a alguien de nueva cuenta en el seno de la sociedad; es obvio, porque en caso de pena de muerte o cadena perpetua va a ser reinsertado con el propósito de que no vuelva a delinquir, es plausible lo que persigue el constituyente, pero la reinserción para que no vuelva a delinquir es justamente lo que llamamos readaptación social”.

Insistió: “quienes nos hemos ocupado en el análisis de readaptación social sabemos que ésta no es conversión, cambio de personalidad, lavado de cerebro, sino reinserción en condiciones de no volver a delinquir, pero la expresión de readaptación social entraña un proyecto ético jurídico de detener en todo caso una garantía en torno al autoritarismo demoledor que podría devastar al ser humano en las prisiones y fuera de ellas”.

Continuó en su exposición: “ya veremos cómo se interpretan éstas en caso de que adquieran vigencia, pero a quienes nos hemos ocupado durante varios años de esta materia no dejan de preocuparnos los giros, insuficientemente trabajados y explicados, porque podrían anunciar cambios de rumbo, político, ético y jurídico del Estado mexicano”.

 
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