Usted está aquí: lunes 17 de diciembre de 2007 Estados Indígenas chontales desairan albergues; prefieren buscar ayuda con familiares

Se resisten a dejar bienes y animales... ésa es la dificultad, reconoce el edil de Nacajuca

Indígenas chontales desairan albergues; prefieren buscar ayuda con familiares

Familias deben evacuar zonas de riesgo; inminente apertura del tapón del río Grijalva: autoridades

René Alberto López (Corresponsal)

Ampliar la imagen Indígenas chontales de Nacajuca, que se resisten a salir de sus comunidades ubicadas en las orillas del río Samaria, construyeron chozas de lámina en lo alto de la carretera para resguardarse. "Si la cosa se pone muy difícil saldremos en una lancha", dijeron Indígenas chontales de Nacajuca, que se resisten a salir de sus comunidades ubicadas en las orillas del río Samaria, construyeron chozas de lámina en lo alto de la carretera para resguardarse. “Si la cosa se pone muy difícil saldremos en una lancha”, dijeron Foto: René Alberto López

Chicozapote, Nacajuca, Tab., 16 de diciembre. Indígenas chontales de Nacajuca que habitan comunidades enclavadas a la orilla del río Samaria se resisten a ir a los albergues dispuestos para la evacuación de la zona, realizada en prevención de inundaciones por el inminente retiro del tapón de piedra y lodo que un deslave dejó hace más de un mes en el cauce del río Grijalva, del cual se alimenta el afluente citado. Si bien los refugios oficiales lucen vacíos, algunas familias se han mudado a casas de parientes o amigos ubicadas en áreas seguras, según testimonios de los propios lugareños.

Este domingo, al menos una decena de familias salió de esta población para buscar refugio con familiares avecindados en la cabecera municipal. Otras se dirigieron a las localidades de Macuspana y Ocuiltzapotlán, esta última del municipio de Centro, cuya cabecera es Villahermosa.

Situación parecida ocurre en el municipio de Cunduacán, donde 57 familias del ejido Felipe Galván decidieron marcharse con todas sus pertenencias a casas de familiares del municipio de Reforma, Chiapas, y de la capital tabasqueña, según reportó el alcalde Francisco Sánchez Soberano.

Por lo pronto, la afluencia a albergues es menor a la prevista por las autoridades. Precisamente, al mediodía en Villahermosa, el director de Protección Civil estatal, Rúrico Domínguez Mayo, admitió en entrevista colectiva que de las 15 mil 400 personas que deben salir de 25 comunidades de los municipios de Cunduacán, Nacajuca y Centro, 40 por ciento habían salido de los lugares de riesgo por sus propios medios.

Según reportó, en los 13 albergues dispuestos en los tres municipios dentro del Plan de Prevención Peñitas 2007, al último corte de este domingo habían refugiadas apenas 374 personas de 97 familias.

Ante la apertura del tapón de tierra y lodo en el Alto Grijalva, prevista para el martes 18 de diciembre, Protección Civil reiteró su llamado a los pobladores de zonas de riesgo para que “acudan a los albergues, donde se les brindará todo el apoyo. Es una medida preventiva para garantizar la vida”, subrayó Domínguez Mayo.

No obstante, muchas familias insisten en salir el martes por la mañana, y eso sólo “si hay problemas”.

Esta tarde, la corresponsalía de La Jornada en Tabasco recorrió comunidades indígenas chontales, de donde salieron los miembros de algunas familias, sobre todo mujeres y niños, porque los varones “aquí vamos a aguantar a ver cómo viene la cosa”.

En Chicozapote, población de 143 habitantes, Amado Bellona, campesino de 40 años, narró que a su esposa Flor de Lis Rodríguez, lo mismo que a sus cuatro hijos, los envió a Ocuiltzapotlán, a casa de un cuñado.

Su vivienda está ubicada cerca del río El Mango, que es un brazo del Samaria, donde en la inundación de octubre y noviembre “nos fuimos al agua más de un metro”. Esta vez, como medida de autodefensa, instaló una casa de lámina a orillas del camino, la parte más alta de la zona.

“Aquí me voy a quedar junto con otros vecinos que hemos decidido no salir. Ahora, si la cosa se pone difícil, ahí tenemos un cayuco (lancha), los hombres como quiera que sea salimos, por eso sacamos a la familia a lugar seguro”. Bellona explicó que él y sus vecinos colocaron sus pertenencias en tapescos, especie de planchas de palos colocadas en lo alto de las casas.

En toda la región priva el malestar pues, afirman los damnificados, no les han entregado los vales que la Secretaría de Desarrollo Social ofreció para la compra de enseres domésticos, y se les han negado créditos para siembra de maíz, frijol, plátano y árboles frutales.

“Aquí nos dedicamos a la agricultura, de eso vivimos, pero nos tienen olvidados”, dijo Sebastián de la Cruz Hernández.

Leonardo Hernández Pérez, también vecino de la región, mencionó que seis familias, con todo y sus enseres, salieron el sábado de Chicozapote rumbo a Macuspana, y otras se fueron a Nacajuca. “Nosotros, los hombres, saldremos el martes por la mañana”, dijo.

Al referirse a la situación de las comunidades indígenas, el alcalde de Nacajuca, Abenamar Leyva, refirió que “los chontales tienen su propia cultura y por eso muchos se niegan a salir. Están acostumbrados a confeccionar en los camellones (zonas altas) sus casitas con sus propios medios. Ésa es la dificultad que tenemos, porque no quieren dejar solas sus pertenencias, ni sus animales de traspatio”.

Hoy comenzó la evacuación de personas en 12 comunidades del municipio de Centro, pero hasta el mediodía, al menos en el albergue dispuesto en el parque de beisbol 27 de Febrero de la Ciudad Deportiva de Villahermosa, aún se esperaba a habitantes de las comunidades Emiliano Zapata, Buena Vista y Corregidora Ortiz. Los efectivos de la Armada de México tienen ahí todo listo para atender a mil 245 personas.

En el lugar están concentrados mil 87 damnificados de las colonias Las Gaviotas, La Manga y Torno Largo, “remanentes” de las inundaciones del mes anterior en Villahermosa.

Mientras, la Comisión Nacional del Agua volvió a explicar en rueda de prensa que el bombeo de agua de las presas Peñitas y Malpaso no pasa por el río Grijalva, que provocó las inundaciones en la capital tabasqueña.

Insistió en que el desfogue de las presas es recibido por los afluentes Carrizal y Samaria, y que por ello las localidades ubicadas en las márgenes del río Grijalva no están en riesgo.

Gilberto Segovia, vocero de la dependencia, informó que en 24 horas, el río Samaria ascendió 62 centímetros, mientras el Carrizal, que bordea Villahermosa, bajó 1.7 metros. Dijo que ambos se encuentran debajo de sus escalas críticas.

 
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