Usted está aquí: sábado 15 de diciembre de 2007 Política Siempre polémico, el paso de Ugalde por el IFE

Siempre polémico, el paso de Ugalde por el IFE

Alonso Urrutia

Polémica y agitada de principio a fin, ayer concluyó la era de Luis Carlos Ugalde como consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE). Fue una gestión duramente criticada por la principal fuerza de oposición que, como antaño, retornó a la denuncia del fraude electoral. Su desempeño en la conducción del proceso comicial fue errático y titubeante e hizo insostenible mantenerlo al frente del organismo –incluso para el PAN– sin poner en duda la credibilidad de los próximos comicios.

Ugalde surgió de un cuestionado acuerdo de la Cámara de Diputados, en octubre de 2003, y un desacuerdo lo orilló a poner fin a su etapa al frente del instituto. Lo hizo con una denuncia contra los legisladores de violentar las leyes, paradójicamente de lo que lo acusaron en su momento para precipitar su salida.

Ligado desde un principio por la oposición a la entonces coordinadora del PRI en la Cámara de Diputados, Elba Esther Gordillo, Ugalde llegó en medio de la ruptura de las negociaciones con el PRD que hizo que el Consejo General del IFE se integrara exclusivamente con las propuestas de PRI y PAN, con el estigma de ser personajes poco conocidos.

Bajo el signo de la debilidad de origen, el Consejo General se aprestó a organizar los comicios de 2006 con un problema adicional: la falta de consensos para una reforma electoral que parecía inaplazable.

Al paso del tiempo ambos factores marcarían el rumbo de la organización de los comicios, donde la percepción de un IFE débil, bajo el liderazgo poco visible de Ugalde, fue perdiendo espacios frente al activismo galopante del entonces presidente Vicente Fox; una agresiva guerra sucia iniciada por el PAN contra el candidato presidencial puntero, Andrés Manuel López Obrador, que se recrudeció con la campaña negra que a su vez emprendió la coalición Por el Bien de Todos contra Felipe Calderón.

Incapaz de detener la guerra sucia, el instituto no pudo contener la influencia de los poderes fácticos, y la creciente e ilegal participación de grupos empresariales impactó en el rumbo de la elección en semanas del proceso.

Con los antecedentes de omisiones recurrentes del IFE, la noche del 2 de julio se presentó una nueva cadena de errores al cancelarse el anuncio de los resultados del conteo rápido. Casi en forma paralela surgió otro problema: las inconsistencias en el reporte del Programa de Resultados Electorales Preliminares, que detonó con la denuncia de la coalición Por el Bien de Todos por la desaparición de 3 millones de votos.

Después hubo más cuestionamientos durante los cómputos distritales, que tuvieron como corolario la incontinencia verbal de Ugalde al anunciar oficialmente los resultados. Fuera de programa y de atribuciones, dio ganador a Felipe Calderón, lo que desató más críticas.

Concluido el periodo poselectoral salieron a la luz más inconsistencias en el desempeño del IFE con el monitoreo de los promocionales de radio y televisión, cuestionado por todos los partidos. Con la finalidad de esclarecer lo que para el instituto fue no haber reportado 281 mil espots de las campañas, inició procedimientos de oficio que recientemente fueron declarados ilegales por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 
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