Usted está aquí: miércoles 12 de diciembre de 2007 Política El fallo contra Lydia Cacho demeritó el prestigio de la Corte: Juventino Castro

El país necesita una explicación para recuperar la confianza, señala el ex ministro

El fallo contra Lydia Cacho demeritó el prestigio de la Corte: Juventino Castro

Observo con tristeza cómo de nueva cuenta la SCJN resolvió en forma dividida, escribe a los ministros

Critica que no se haya dado valor a la grabación de la charla Nacif-Marín

Jesús Aranda

Ampliar la imagen Juventino Castro y Castro, en imagen de archivo Juventino Castro y Castro, en imagen de archivo Foto: María Meléndrez Parada

“El prestigio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se ha demeritado” con la decisión dividida sobre el caso Lydia Cacho. Por consiguiente, los ministros deben hacer un esfuerzo, para recuperar la confianza del pueblo.

Sostuvo lo anterior, el ministro en retiro Juventino V. Castro y Castro en entrevista con La Jornada. Agregó que el máximo tribunal debe hacer “algo para recuperar su prestigio”, no porque lo necesite la Corte, sino porque “lo necesita el país”.

En este contexto, Castro y Castro envió ayer una carta a cada uno de los integrantes de la SCJN, en la que les propone que convoquen a un encuentro público “a las fuerzas vivas que influyen realmente en nuestro país y le fijan su destino”, para que expliquen las razones de su voto y su fundamentación “en un lenguaje a nivel del más humilde de los mexicanos”.

Agrega, de esa manera, “al final de sus explicaciones y contestaciones busquen la forma de recobrar para sí la confianza esencial del pueblo mexicano”.

México necesita “más que nunca” de una justicia social, sólida, permanente, “pero sobre todo, requiere creer en justicia dentro de un país justo”.

Observo con tristeza, dice la carta, “cómo de nueva cuenta la Corte resolvió en forma dividida”. Está de moda, apunta, y añade que el pueblo también se encuentra dividido en la apreciación de su fallo, y de las razones profundas por las cuales “la Corte no supo prever mayoritariamente el sentir del pueblo, ni de explicar la ética de su resolución”.

Llama a los ministros a tomar en cuenta que “es obvio y manifiesto que grandes grupos de las fuerzas vivas de nuestro país han rechazado indignados su fallo en la investigación contra actos del gobernador de Puebla (Mario Marín) en violación grave a las garantías individuales de Lydia Cacho”.

En la entrevista, señala sin titubeos que él hubiera votado “evidentemente” con el dictamen de Juan N. Silva Meza.

Reprocha también a los ministros que argumentaron que la conversación grabada entre Marín y el empresario Kamel Nacif, que dio pie a la investigación de la Corte, no debía ser tomada en cuenta como prueba (como señalaron Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Sergio Valls, Margarita Luna Ramos y Sergio Salvador Aguirre Anguiano, principalmente).

“Quiero que se entienda bien, una cosa es prueba, y otra cosa es el valor de la prueba.

“Cuando Silva Meza presentó por primera vez su dictamen condenatorio, la propia Corte dijo que faltaba la garantía de audiencia. Se tuvo que enriquecer la investigación, dando garantía de audiencia al gobernador de Puebla, pero éste no contestó absolutamente nada, lo que convalidó esa prueba.

“Hubo ministros que dijeron que esa conversación había sido obtenida en forma ilegal; no sé de dónde sacaron esa regla. Invito a quien lo dice que lea el artículo 16 constitucional que no se refiere en lo más mínimo a la prueba de grabaciones telefónicas, a las pruebas legales o ilegales, a las pruebas posibles o imposibles. No sé por qué, oficiosamente, la Corte planteó lo que ni siquiera la parte acusada expuso, que se trataba de una grabación ilegal que no tiene ningún valor porque fue obtenida en forma indebida: nadie dijo eso”.

–A partir de la decisión, en la opinión pública ha habido críticas muy fuertes a la Corte, ¿qué opina?

–Sí, en efecto, tengo la impresión de que el prestigio de la Corte se ha demeritado con este asunto. Yo no discuto si es justo o injusto, porque también ha habido fallos en los que la Corte ha sido muy aplaudida, yo me refiero al hecho: se ha bajado el prestigio, se ha bajado el buen nombre de la Suprema Corte; yo lo lamento profundamente, porque sé y me consta que es un tribunal de muy buena fe, con juristas de mucha calidad y, por tanto, no merece llegar a ese grado.

“Por eso he invitado a los ministros, como ciudadano, a que tengan un reunión en el recinto de la Suprema Corte, los 11 ministros, ante los mejores representantes de las fuerzas auténticas de México, donde cada uno de los ministros explique su posición y el valimiento de la posición. Sé que estoy proponiendo algo inusitado, algo que no se ve con simpatía, pero también creo que la Corte debe hacer algo por recuperar su prestigio. No lo necesita la Corte, lo necesita el país, la Corte es la representante más alta de la justicia en México; se merece excepciones, se merece tratamientos inusitados.”

 
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