Usted está aquí: martes 11 de diciembre de 2007 Política Jerarcas católicos de México y EU exigen una reforma migratoria justa

Ambos países tienen una deuda con millones de trabajadores, sostienen

Jerarcas católicos de México y EU exigen una reforma migratoria justa

Miroslava Breach Velducea (Corresponsal)

Ojinaga, Chih., 10 de diciembre. El arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga, y el obispo de El Paso, Texas, Armando Ochoa, exigieron a los gobiernos de México y Estados Unidos brindar atención integral al problema de los trabajadores migrantes, y aseguraron que ambos países tienen una deuda con los millones de personas que cruzan la frontera en busca de mejores oportunidades de vida, situación que cada año produce miles de muertes.

Durante una misa concelebrada en el cauce seco del río Bravo, en la frontera que forman las poblaciones de Ojinaga, Chihuahua, y Presidio, Texas, los jerarcas católicos señalaron que ni los gobiernos de México y Estados Unidos ni la sociedad de ambos países han hecho suficiente para atender el dilema de los flujos de migración.

“En México tenemos una gran deuda con el mundo de los migrantes, con aquellos millones de personas que se van porque no hemos hecho lo suficiente para que nuestras estructuras económicas no los expulsen. Es necesario que los gobiernos de los países expulsores elaboren políticas justas, que eviten el éxodo de personas en busca de mejores oportunidades de vida que no tienen en su patria”, destacó Fernández Arteaga.

A la misa binacional acudieron cientos de vecinos de Ojinaga y de Presidio, quienes realizaron sendas peregrinaciones desde sus respectivas poblaciones, cruzaron la línea fronteriza hacia México y sobre el Bravo, para participar en la homilía que se ofreció en español e inglés.

En nombre de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el obispo de El Paso dijo que la política migratoria de Estados Unidos “no es efectiva, y necesita ser reformada en varias áreas”. Ochoa destacó que los obispos del país vecino han planteado ampliar el reconocimiento de los derechos de los más de 11.5 millones de indocumentados que trabajan en territorio estadunidense, así como la puesta en marcha de un programa de trabajadores temporales que dé certeza y seguridad jurídica a quienes cruzan la frontera para trabajar.

La propuesta de los miembros de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos plantea una reforma en la que el sistema de visas incluya la distribución de esos documentos a las familias de los migrantes, a fin de propiciar el rencuentro de padres, madres e hijos separados de sus consanguíneos.

El obispo de El Paso apuntó que para la Iglesia católica estadunidense es necesario que se revisen e impulsen cambios en la distribución de bienes a escala global, pues la inequidad es una de las causas de la migración, y “es necesaria la solidaridad global.

“Los obispos estadunidenses pensamos que una reforma migratoria comprensiva reducirá las presiones de la frontera sur. Como país debemos ofrecer opciones legales a los trabajadores extranjeros que llegan. En 10 años se ha invertido más de mil millones de dólares en resguardar la frontera, y al mismo tiempo se ha incrementado la migración. El problema no es de seguridad, es de pensar en soluciones integrales. Crear murallas más altas y extensas sólo cuesta más y no son efectivas”, subrayó Ochoa.

 
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