Usted está aquí: domingo 9 de diciembre de 2007 Espectáculos Despierta furor el reencuentro de Led Zeppelin; reto a la nostalgia

Aluvión de fans agotan entradas para el concierto

Despierta furor el reencuentro de Led Zeppelin; reto a la nostalgia

Dpa

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Londres, 8 de diciembre. Led Zeppelin renació en un pequeño estudio de un lugar de Inglaterra, cuyo nombre ha sido mantenido en secreto. Desde que tocaron la primera canción de prueba estaba claro: la banda sonaba exactamente igual que antes. Robert Plant, el cantante de inconfundible voz aguda, resumió la alegría diciendo: “Yeah, sons of thunder!” Y desde entonces nada se interpondría con la idea de un concierto de reunión.

Llegó el momento. Este lunes 10 de diciembre, en Londres, los “hijos del trueno” volverán a dar el primer gran concierto desde la muerte del baterista, John Bonham, fallecido en 1980, a los 32 años, por una intoxicación etílica.

Esto provocó el fin de la banda. Pero no sería definitivo: el anuncio de un show único a realizarse en el estadio O2, a orillas del río Támesis, generó una gran alegría entre los fans de todo el mundo.

Más de 20 millones de personas se esforzaron por conseguir entradas en Internet, ya que sólo se encontraban a la venta 20 mil lugares. Este aluvión de demanda es un “eco del triunfo histórico del gusto popular, que ha vencido a la opinión de los críticos”, escribió The Independent.

Efectivamente, en sus inicios se habían hecho comentarios poco conciliadores acerca de los músicos, sobre todo en Estados Unidos, donde decían que los cabellos eran desacostumbradamente largos, y se les criticaba por sus torsos desnudos y abdómenes entrenados.

Se decía que representaban una especie de “autosublimación espantosa”, que eran “ingleses desenfrenados” de “gestos vulgares”, que habían transformado el blues y el rock and roll estadunidenses en una especie de hardrock salvaje y que sus recitales parecían una “competencia de sexo en pleno escenario”.

Se había soportado la invasión de los Beatles, incluso la de Rolling Stones, pero Led Zeppelin, en comparación con las otras bandas, parecía un gigante del rock indomable, que no tenía mayor respeto por nada, ni por las hijas de Estados Unidos.

Todas estas críticas no pudieron evitar que el grupo le diera la vuelta a las reglas del rock. Subió el volumen a alturas inauditas, lo llevó de las salas de recital a los estadios de futbol. Los impulsos sexuales pasaron a ser temas de canciones y espectáculos desde 1969, cuando salió Whole Lotta Love.

Los integrantes de Led Zeppelin “se convirtieron en reyes del rock de los años 70, creando una fusión entre la dramática de The Who, la vitalidad de los Rolling Stones y el brío técnico de Jimi Hendrix. Esa fusión cambiaría la cultura del pop”, escribió el especialista de rock británico Neil McCormick.

Tres décadas después, el nuevo espectáculo del grupo no debería escandalizar ni a los críticos más anacrónicos, incluso aunque la banda suene prácticamente igual que en los viejos tiempos.

Al fin y al cabo, los señores Page, Plant y John Paul Jones (bajista) ya tienen 63, 59 y 61 años. El más joven del grupo es Jason Bonham, de 41 años, que en realidad es baterista de la banda Foreigner. Pero nadie mejor que el hijo del legendario John Bonham para asumir este rol.

Las expectativas aumentaban día a día antes del concierto de “Zep”, si bien no tanto como los precios del mercado negro. Incluso el periódico conservador The Daily Telegraph, al que la banda no le simpatizaba tanto, expresó su beneplácito.

Bajo el título “I Love Led Zeppelin”, el periódico publicó una serie en la que algunos famosos, contaban sus anécdotas de la era de la banda.

Por ejemplo, Cameron Crowe, un antiguo periodista de espectáculos que ganó en 2000 el Oscar al mejor guión por su film rockero Almost Famous, describió el único encuentro entre Led Zeppelin y Elvis Presley, en un hotel de Las Vegas, en 1972: “dos partes diametralmente opuestas de la música”.

En un primer momento, el Rey ni le dirigió la mirada a los británicos, contaba Crowe. Y entonces preguntó: “Viejo, ¿es cierto todo lo que cuentan sobre ustedes, y sobre sus fiestas?” “Ah, no”, contestó Plant, “en realidad sólo andamos por ahí y cantamos canciones de Elvis”.

Habían roto el hielo. Y, hacia el final del encuentro, el Rey incluso admitió haber escuchado una canción de Led Zeppelin. “Se llama Stairway to Heaven”, dijo Elvis. “Me gusta”.

 
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