Usted está aquí: miércoles 5 de diciembre de 2007 Mundo Viven los palestinos en un régimen de apartheid, denuncia organismo humanitario

Israel quiere ocupar todo el territorio y expulsar a sus habitantes originales, acusa

Viven los palestinos en un régimen de apartheid, denuncia organismo humanitario

El cambio vendrá de abajo, no de gobiernos ni conferencias: Centro de Información Badil

Palestina tiene más refugiados que cualquier país; de cada tres, uno salió de allí, asegura

Gloria Muñoz (Especial para La Jornada)

Ampliar la imagen Familiares y amigos velan en la ciudad de Gaza los restos de tres militantes de Hamas muertos durante un ataque israelí Familiares y amigos velan en la ciudad de Gaza los restos de tres militantes de Hamas muertos durante un ataque israelí Foto: Reuters

Belén. “En todos los países todos viven juntos, sólo Israel quiere un Estado para los judíos. Vivimos en un régimen de apartheid, pero esto tiene que terminar. Es un asunto de tiempo. ¿Qué de dónde viene mi optimismo? Los refugiados no tenemos más elección que tener esperanza”, dice Atallah Salem, del centro de información sobre la residencia palestina y los derechos de los refugiados Badil, con sede aquí.

El cambio para Palestina, dice, “no vendrá de los gobiernos ni de las conferencias internacionales, vendrá de abajo, del pueblo, por eso se trata de mantenerlo informado sobre sus derechos, pues un pueblo informado puede generar presión a su gobierno para que las cosas cambien”. En Palestina, insiste, “no se puede perder la esperanza, sencillamente porque no tenemos opción”.

Según estadísticas del Centro de Información Badil, existen cerca de 8 millones de refugiados palestinos en todo el mundo. “Palestina es el país con más refugiados y con más años en el refugio en todo el planeta”, señala Atallah. Es también el pueblo que ha enfrentado la ocupación y destrucción de su territorio más larga a la que un pueblo haya sido sometido en toda la historia contemporánea.

“En todas las negociaciones que se han dado hasta el momento –explica– Israel usa el derecho al retorno para generar miedo, como si se tratara de una gran invasión de palestinos. Para ellos el retorno significa la destrucción de Israel, o al menos así quieren mostrarlo, aunque saben perfectamente que no es cierto”.

El centro Badil (palabra árabe que significa “alternativa”), se creó en enero de 1998 para apoyar el desarrollo de los refugiados y su derecho al retorno, basado en las leyes internacionales.

“Trabajamos para que se hable de los refugiados palestinos en términos de derechos y no políticos. Desde los acuerdos de Oslo de 1993, los políticos sólo han visto el asunto de los refugiados en términos políticos, sin tomar en cuenta sus derechos y sin que participen los propios refugiados en las pláticas”, afirma Atallah Salem.

Para el Centro de Información Badil el principal reto es que “los propios refugiados conozcan sus derechos fundamentales, basados en los siguientes principios: 1º.- La tierra es más importante que la soberanía. 2º.- El derecho al retorno es más importante que declarar un Estado palestino. 3º.- Todo el conflicto es de tierra. Se trata de la tierra de los refugiados”.

Los derechos son, en primer lugar, retornar a su pueblo original, sin importar como se me llame el Estado y, por supuesto, el reconocimiento de los derechos democráticos que se tienen en cualquier Estado.

Entrevistado en sus oficinas, ubicadas en el centro de Belen, Atallah explica que el asunto de los refugiados es también un problema jurídico, pues ellos cuentan aún con los documentos de propiedad de sus tierras, lo que hace del derecho colectivo al retorno también un derecho individual. “Son sus tierras y no tienen porqué abandonar la idea de regresar a ellas”.

En 1948, una resolución de Naciones Unidas permitió la creación del Estado de Israel sobre tierras palestinas, lo que originó una serie de eventos violentos que obligaron al desplazamiento masivo de los palestinos. La matanza de más de 100 hombres, mujeres y niños en el pueblo palestino de Deir Yassin, en abril de 1948, generó el pánico suficiente para lograr que los palestinos huyeran de sus pueblos, quedando sus casas, propiedades y tierras bajo el control israelí.

Posteriormente, durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel ocupó toda Palestina, las mesetas sirias del Golán y el Sinaí egipcio. Por si fuera poco, a partir de la segunda intifada, que se inició en 2000, el gobierno de isralí decidió construir un muro por supuestas razones de seguridad, que en realidad le permite asfixiar a la comunidad palestina y quedarse con más territorio. Israel no sólo necesita las tierras, quiere a los palestinos fuera de ellas.

Cuando se habla de los refugiados no sólo se debe hablar de los desplazados por las guerras de 1948 y 1967, años en los que decenas de miles fueron echados de sus tierras por los órganos militares y paramilitares del movimiento sionista, con el apoyo militar y político británico y estadunidense. Hablar de refugiados hoy significa referirse a los que cada día son asfixiados, masacrados y pisoteados en los campos y fuera de ellos.

Actualmente, de cada tres refugiados en el mundo, uno es palestino. A partir de 2000, con la construcción del muro, se generaron 400 mil refugiados más en sólo siete años, “y para cuando los israelíes terminen el muro esta cifra se habrá incrementado significativamente”.

“Durante 60 años los refugiados se han agotado varias veces, pero luego surgen las intifadas… Hay momentos de reposo, pero no de rendición. No hay persona refugiada que pueda abandonar sus derechos por una razón muy sencilla: no tiene elección. La solución de quedarse a vivir fuera de sus tierra es, definitivamente, inconcebible”, advierte Atallah Salem.

 
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