Usted está aquí: lunes 3 de diciembre de 2007 Opinión La fiesta en paz

La fiesta en paz

Leonardo Páez
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Ganaderos ¿de bravo? /I

A continuación transcribo, este lunes y el siguiente, una apretada síntesis de la claridosa y oportuna carta enviada por los miembros del Centro Taurino México España, de Aguascalientes, al tenue Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia, el octavo y con idénticos resultados que los anteriores, celebrado en dicha ciudad del 1º al 4 de noviembre pasado. Se trata del punto de vista de aficionados con valor civil sobre el lamentable estado actual de la ganadería de bravo en México que desde luego no tuvo cabida en las sesudas aunque desconocidas sesiones de trabajo efectuadas en el citado congreso.

“Esta situación si bien no es general –comienza el texto–, es la que predomina en muchas de las divisas que más lidian en las plazas del país y, al mismo tiempo, de las que solicitan muchos toreros, en especial los más encumbrados en el escalafón y las figuras extranjeras que vienen a torear a México, quienes ponen como condición torear ganado de determinados hierros.”

“Año tras año se otorgan premios para lo mejor de cada feria taurina de Aguascalientes. Este año los jurados consideraron que no hubo nada que premiar y dejaron desiertos los galardones al mejor toro y al mejor encierro. Los aislados bureles que se salvaron de la quema no fueron nada que mereciera presea alguna. Simplemente fueron los menos malos, pero sin aproximarse al auténtico toro de lidia, con poder, bravura y casta.

¿Cuáles son las causas de estas condiciones en los toros? No somos criadores sino simples aficionados que siempre hemos leído o escuchado que se cosecha lo que se siembra. En términos ganaderos, se produce lo que se selecciona en la tienta. También hemos oído que hay camadas buenas y otras malas. Sin embargo, hemos visto que esto es ya muy repetitivo año tras año en varias ganaderías, lo que nos hace ver que son muchas más las malas camadas que las buenas por lo que se descarta el factor suerte.

“Deducimos entonces que las condiciones de bravura y casta del ganado que estamos viendo lidiar se deben, principalmente, a lo que se está seleccionando mediante la tienta. Respecto al rendimiento físico de los toros durante la lidia, básicamente a la debilidad manifiesta de muchos astados, consideramos que puede haber diferentes factores que causen este mal que deben analizar los ganaderos.

“Insistimos en que estas características reducen el peligro para sus lidiadores, que es lo que algunos buscan, así reduzcan también sus posibilidades de triunfo y, si algunos ganaderos están cediendo a estas pretensiones por el beneficio de vender su ganado, pues los que estamos pagando por el resultado somos los aficionados.

“Y no sólo los aficionados, ya que como los empresarios dicen que en una plaza solamente hay 100 de aquellos y el resto es público o feriantes eventuales, el presente año el tedio y desesperación tras el desfile que salió por toriles, fue para todos los asistentes a la plaza, llámense como quieran llamarles las empresas.”

(Continuará)

 
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