Usted está aquí: viernes 30 de noviembre de 2007 Cultura Vivimos una segunda ola de pánico al porno: Andrés Barba

La vorágine de los libros

Internet mundializa la accesibilidad a ese género, dice

Vivimos una segunda ola de pánico al porno: Andrés Barba

Ericka Montaño Garfias (Enviada)

Guadalajara, Jal., 29 de noviembre. Con todo y la apertura sexual, seguimos temiendo al porno como individuos y como sociedad, por lo que podemos describir de nosotros mismos mediante este género, señala el escritor y ensayista Andrés Barba, autor, junto con Javier Montes, del libro La ceremonia del porno (Anagrama)

“Supongo que le tenemos miedo al porno por lo que podemos descubrir a través de género acerca de nosotros mismos. Es de temer, porque es una imagen prohibida, porque nos aproximamos a ella en un lugar prohibido, y porque nos acercamos con intenciones muy obvias”, señala Barba, quien además de este ensayo ha escrito novelas como La hermana de Katia y Versiones de Teresa.

“Alrededor del porno existe cierto tipo de información acerca de nosotros mismos que sólo tenemos cuando lo vemos. Además, vivimos una especie de segunda ola de pánico al porno, la primera fue en los años 70 con su legalización en las salas públicas y porque se temía una especie de escalada de estímulos, se decía: ‘hoy nos excita esto y si lo permitimos, ¿qué nos excitará mañana y qué haremos después?’. La gente temía que en un periodo de dos o tres años las violaciones se produjeran como a campo abierto en la calle, en una especie de escalada de los estímulos. Hoy le tenemos miedo porque a través de Internet la accesibilidad al porno se ha mundializado.”

Al escribir el ensayo, ganador este año del Premio Anagrama del género, anulamos la pregunta de qué es porno y qué es lo erótico: “En realidad una de las cosas que hacemos en el libro es que no se puede definir una imagen pornográfica por lo que ésta muestra, o sea, todos los intentos para definirla por lo que contiene la imagen han sido muy infructuosos, entonces decidimos más bien definir la imagen pornográfica por el lugar en el que se produce y por la intención de la persona que se acerca a ella.

“Podemos decir que la imagen de un pene en erección es pornográfica hoy y aquí, pero no podemos asegurar que vaya a serlo mañana, de la misma manera en que las imágenes que hoy consideramos pornográficas no lo fueron en el pasado, no podemos decir que vayan a seguir siéndolo en el futuro; lo que sí seguirá ocurriendo es que la imagen pornográfica seguirá ocurriendo en un lugar muy específico, que linda con lo público y lo privado, en el que además el usuario se acerca con intenciones procaces muy particulares”.

Espectro para todas las personas

Quizá el hallazgo principal sea el papel de Internet en la difusión del porno. Al respecto, Barba dijo que evidentemente no son los primeros en reflexionar sobre el género, “pero una auténtica novedad en este libro es el asunto de la Internet, o sea cómo la red ha producido dos cosas: primero la abolición de la censura; es muy fácil constatar cosas como que según las estadísticas los países que más buscan páginas con la palabra sex son los países islámicos, ya no es posible la censura y eso es un estado que no se había producido nunca en la historia del hombre”.

La segunda es que gracias a la completa eliminación de interventores y terceros, por medio de Internet y la web cam, “la pornografía es el único género en el mundo que ha conseguido abrir el espectro de las posibilidades a todas las personas del planeta, es el único que ha convertido a todo mundo en potencial actor o actriz porno y eso no sucede con ningún otro género narrativo ni representativo, o sea que es también un género muy particular”.

–¿Hablar de porno sigue siendo algo privado?

–Siempre será incómodo y, además, el propio género es el primer interesado en que siga siendo incómodo hablar de eso. El porno no promueve la abolición del tabú, es el primer interesado en sostenerlo para seguir existiendo. No es posible una sociedad en la que la liberalización sexual sea totalmente abierta. Jamás encontraremos la fotografía de una penetración en una sala de estar.

 
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