Usted está aquí: lunes 26 de noviembre de 2007 Espectáculos Domingo, buen día de danzón, pero no con marca Guinness

Casi 700 parejas en el Monumento a la Revolución

Domingo, buen día de danzón, pero no con marca Guinness

En 2008 se volverá a intentar el récord en el Zócalo

Jaime Whaley

Ampliar la imagen Al ritmo de Nereidas comenzó la tardeada que devino baile popular Al ritmo de Nereidas comenzó la tardeada que devino baile popular Foto: Cristina Rodríguez

A lo Spencer Tunick, salvo que con ropa y de mucho menor magnitud, cientos de parejas practicantes del danzón se dieron cita el domingo para fijar una marca, si no mundial, al menos nacional, en la explanada oriente del Monumento de la Revolución.

Casi 700 parejas protagonizaron el masivo momento en que en punto de las 16 horas, si no con precisión astronómica sí con la coincidencia de los más de los relojes de quienes organizaron, de las bocinas del sonido local surgieron las cadenciosas notas grabadas de un clásico, Nereidas, y, al unísono, los cuerpos empezaron a mecerse sincrónica y armónicamente ante el asombro de unos pocos miles, testigos oculares del hecho.

La convocatoria del bailongo tenía el propósito de reunir a unas mil 500 parejas para que la marca quedara incluida en el prestigioso libro de Guinness, pero faltó espacio, pues recuérdese que el danzón requiere de un territorio de un metro cuadrado por dueto, y así la situación habrá que esperar hasta 2008 para que con el Zócalo libre se pueda intentar el superlativo.

Rosa Linda Valdés, profesora de danza regional jubilada, fue quien generó la idea de la cita danzonera tras de que en julio pasado desfiló en San Ángel, en la Feria de las Flores, con un contingente de 100 parejas, y su entusiasmo tuvo eco en la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, que apoyó la iniciativa.

Muchas de ellas de albo vestido, con zapatos de igual tono y una flor o moño rojo prendido a la cabellera, arriba de la oreja izquierda, así como un abanico rojo que abrieron en un momento para un buen deleite visual, y ellos de zapato y pantalón negro y guayabera blanca, ya de seda o de La Lagunilla, como alguien hizo la observación, tuvieron tiempo más que suficiente para ensayar. Desde el sábado se dieron las prácticas in situ, aunque desde hace meses se distribuyó un video con los pasos a utilizar, a cargo de Alicia López y Miguel Vázquez, pareja profesional.

Los participantes, además de la zona metropolitana, llegaron de Monterrey, Tepic, Hidalgo, Tlaxcala y Morelos, sin dejar de lado a los fieros bailadores del puerto de Veracruz y a los de la capital, Jalapa, así como a un grupo de San Luis Potosí, que enseñó edad y clase.

Se utilizó el estilo abierto, pues hay también el cerrado, más favorecido en la casa original del danzón, Cuba, explicó Antonio, compañero de Gladys, ambos de la isla e instructores en el Tecnológico de Monterrey.

Tras el imposición de la marca nacional, dos danzoneras, la Yucatán y la del Chamaco Aguilar, amenizaron la tardeada, que devino baile popular.

 
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