Usted está aquí: martes 13 de noviembre de 2007 Deportes Prefiere Anisia Castro el atletismo al futbol

Es demasiada presión ser hija de Cabinho

Prefiere Anisia Castro el atletismo al futbol

Se integra al equipo de Raúl Barreda

Mi padre hizo historia, yo aún no soy nadie

Rosalía A. Villanueva

“Mi padre hizo su historia y yo aún no soy nada”, expresa la velocista Anisia Castro Piotrowsky, hija menor de Cabinho, el legendario goleador de Pumas, quien como todo deportista anhela representar a México en unos Juegos Olímpicos y ya comenzó a labrar el camino.

De tez morena, delgada y 1.65 metros de estatura, la Cabinhina, como la bautizaron en sus inicios cuando jugaba futbol con los varones, porque así lo deseaba su famoso padre, puso fin a las aspiraciones del brasileño para tomar sus propias decisiones e incursionar en el atletismo, en las pruebas de 400 metros planos y 400 vallas, con marcas de 56 segundos y 1.03 minutos, respectivamente.

No fue fácil, confiesa sonriente la deportista de 21 años de edad, madre soltera de Paolo, de 12 meses, y próxima a terminar la carrera de relaciones internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que representa en competencias de atletismo, Universiada y Olimpiada Nacional.

Impulsada por la profesora auriazul Irma Corral, Anisia tiene tres meses de haberse integrado al equipo de velocidad del profesor Raúl Barreda en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, para ser parte de una generación de hijos de ex deportistas ilustres que prepara el cubano rumbo a compromisos internacionales.

“Había dejado de entrenar dos años, porque tuve a mi bebé y me dediqué a él, pero mucha gente me dijo que no dejara el deporte porque tenía talento; entonces, si regreso es para hacer algo bueno”, platica sin perder la sonrisa.

Anisia dice que le gusta más el atletismo, a diferencia del balompié, por lo difícil que es trascender de forma individual, “no puedes culpar a nadie, aquí se compite contra una misma y la satisfacción de ganar una medalla es única”, todo lo contrario al deporte de conjunto, donde “la verdad también tenía mucho talento y olfato de goleadora”.

No culpa a su progenitor de haberla presionado para ser futbolista, porque ahora “lo entiendo como mamá y me gustaría que mi hijo lo fuera”, pero reconoce lo que pesa ser hija de Evanivaldo Castro.

–¿Es difícil ser hija de Cabinho?

–Es mucha presión. Es un orgullo y una satisfacción decir ¡guau!, mi papá es Cabinho, porque es una persona sumamente dedicada, fue excelente deportista, entregó todo y rompió con muchos esquemas.

“Pero también es pesado, porque piensan que eres muy rápida, igual o mejor, y creo que no es así. Él ya hizo su historia, ahora yo tengo que escribir la mía, porque todavía no soy nada”, dice entre risas.

Menciona que su padre se encuentra en Brasil buscando trabajo como entrenador y que de sus cuatro hermanos (ella es del segundo matrimonio) es la única que hace deporte. “Cuando se quiere y se desea tanto, hay que echarle ganas y a ver qué se logra”, agrega.

Nacida en el Distrito Federal y de madre polaca, la velocista admira a Ana Guevara, de quien ha recibido consejos y le ha hecho ver el potencial que tiene; “la verdad, una se siente grande al estar al lado de ella, su entereza, firmeza y de que lo que dice lo sostiene”, finaliza Cabinhina.

 
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