Usted está aquí: jueves 8 de noviembre de 2007 Sociedad y Justicia En algunas colonias del norte de Villahermosa “la han librado”

Rápido descenso del río Carrizal, noticia halagüeña

En algunas colonias del norte de Villahermosa “la han librado”

René Alberto López y Alonso Urrutia (Corresponsal y enviado)

Villahermosa, Tab., 7 de noviembre. La noticia sobre el rápido descenso del río Carrizal, al norte de la capital, animó este miércoles a varias familias a iniciar el éxodo de retorno a sus viviendas. El reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) era halagüeño para los habitantes. En las 24 horas recientes el cauce continuó a la baja, 93 centímetros, y se ubicaba esta mañana 2.20 metros abajo de su nivel crítico.

Apresurado, un hombre de mirada desconfiada cruza la calle encharcada y entra a su vivienda. Acaba de descender de una combi, transporte urbano de esta región. Adentro de su casa dice satisfecho: “estoy mejor aquí que en los albergues, no hay nada como la casa de uno, por humilde que sea”. Después revisa palmo a palmo la maltrecha habitación con huellas de lodo en el piso.

“¿Eres de la autoridad? ¿Para qué quieres mi nombre?”, pregunta mientras acomoda sobre una pequeña mesa de pino sus escasas pertenencias: dos camisas, un pantalón y un raído calzoncillo aún húmedo, prendas que extrae de una bolsa de plástico.

Miguel Jiménez habita en un lugar conocido como El Vivero, sitio alcanzado por las aguas de ese afluente la tarde del pasado jueves. “Mi familia ahí viene atrás, yo ya estaba desesperado, hermano”.

En esta zona, al otro lado del río Carrizal, en los límites de Villahermosa y el municipio de Nacajuca, se localizan el fraccionamiento Bosque de Saloya y las comunidades La Selva, El Cedro y Viveros, que igual resultaron afectados.

Por distintos puntos se observa cómo poco a poco sus habitantes van regresando a sus casas. Se les escucha decir que “ya no hay peligro”, y atribuyen el rápido descenso del cauce a que “la presa Peñitas ya no está bombeando agua”.

De este lado del río, sobre la capital tabasqueña, habitantes del Espejo I y II, lo mismo que vecinos del fraccionamiento Carrizal y Tabasco 2000, parados a orillas del río, comentaban que ya “la habían librado”.

Hugo Ireta Guzmán, ambientalista, explica que estas colonias no se inundaron gracias a la muralla de costales de arena que anticipadamente colocaron los vecinos a la altura de las colonias Espejo I y II.

“Ahí fueron los vecinos los que se organizaron y taponaron la orillas del río”, además de que en las márgenes del Carrizal se construyeron varios kilómetros de bordos, a raíz de las inundaciones de hace ocho años, dice.

En la zona centro de Villahermosa es otra historia, las aguas del río Grijalva se resisten a abandonar la ciudad. En las recientes 24 horas el nivel de este afluente sólo descendió cinco centímetros y sigue 1.27 metros arriba de su nivel crítico.

Por eso la Conagua tomó la decisión de desalojar el agua estancada. Este día una bomba de la dependencia fue colocada en el malecón de la capital, a la altura de la Plaza de Armas. La máquina estaba drenando el agua hacia el río Grijalva.

“Lo que pasa es que como el centro de Villahermosa no se inundó en la creciente de 1999, se confiaron las autoridades y no construyeron los bordos. Echaron todos los kilos en las orillas del Carrizal, por eso ahora este río no desbordó por este lado, pero sí afectó a los que viven en el Bosque de Saloya y sus alrededores”, comenta Ireta Guzmán.

 
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