Usted está aquí: jueves 8 de noviembre de 2007 Opinión Carta de Bari

Miguel Marín Bosch

Carta de Bari

La conferencia de Pugwash sobre ciencia y asuntos mundiales se ha llevado a cabo en Italia, en este puerto sobre el Adriático con la mirada fija en Levante, aunque siempre se ha tenido que cuidar las espaldas. Ahí les va un poco sobre Bari y algo más sobre Pugwash.

Por aquí llegaron hace poco muchos albaneses como en siglos pasados, tras su fundación por los ilirios, arribaron o pasaron griegos, bizantinos, romanos, árabes, normandos, españoles, turcos y un sinnúmero de otros grupos étnicos. Aquí se mezclaron los pueblos y los estilos arquitectónicos.

Hace más de medio siglo que vine a Italia por primera vez. El paisaje es muy bello y quizás no haya otro país con tantas ciudades bonitas y pueblos atractivos. Cada rincón tiene su encanto. En visita tras otra me ha impactado también el papel de las motos y automóviles. Al igual que en México aquí ganaron o se impusieron los vehículos.

De los países de la ahora Unión Europea, Italia es sin duda uno en los que el peatón tiene menos derechos. Los conductores de vehículos suelen ser muy agresivos, un reflejo quizás de una actitud de valemadrismo a ultranza. Van a la suya. De ahí que tampoco tengan mucho sentido de lo que es la atención al público, lo que en otros países se conoce como una cultura de servicio. Por ello no debió sorprenderme estar esperando varios minutos en el mostrador de Alitalia mientras el agente platicaba por teléfono con su novia.

El peatón tambien es agresivo, pero cuando se pasea por la banqueta. No cede un paso. Pero al cruzar la calle se amansa ante los conductores de vehículos. Cede el paso a los coches, aunque hay algunos que aspiran a ser toreros y otros que muestran claras tendencias suicidas.

Bari tiene una gancho de alcance universal, cuando menos en Occidente. Se trata de Santaclós. La basílica de San Nicolás fue erigida a finales del siglo XI y fue dedicada a San Nicolás de Mira. Ese santo nació en Turquía y fue obispo de Mira. Hijo de una familia acomodada repartió cuanto tenía entre los pobres. Tenía la costumbre de hacer regalos a los niños y así empezó la tradición navideña.

Tras su muerte en el año 345 se convirtió en patrono de los rusos, griegos y turcos. Cuando los musulmanes invadieron Turquía un grupo de cristianos ortodoxos llevaron sus restos a Bari. De ahí que el día que visité la basílica me haya encontrado a unos peregrinos rusos.

Pugwash requiere de un Santaclós moderno. Su estado financiero no anda muy bien. Lo cierto es que hace mucho tiempo cuenta con un presupuesto muy pequeño. Requiere una fuerte inyección de fondos. Pero de ello no se ocupó la conferencia. El tema se trató en las reuniones del consejo de Pugwash, celebradas antes y después de la conferencia.

El desarme nuclear, que dio origen al movimiento Pugwash hace medio siglo, sigue siendo el plato fuerte de la agenda de sus reuniones. Los altibajos recientes en la relación entre Rusia y Estados Unidos fueron analizados en la conferencia. Las amenazas de Vladimir Putin de salirse de algunos tratados de desarme de interés para los europeos fueron examinadas a la luz de la necedad de George W. Bush de tratar de desmantelar los acuerdos logrados entre Moscú y Washington en las últimas décadas y relanzar el proyecto de un sistema de defensa antimisiles que propugnó Ronald Reagan hace 20 años. Empero, con el fin de la guerra fría, Pugwash se ha ido adaptando a la cambiante situación internacional. Ya no se trata sólo de acercar a los físicos y otros científicos del bloque soviético con sus colegas occidentales. Ahora se examinan también muchos aspectos de la proliferación de armas de destrucción masiva. De ahí que se dediquen sendas sesiones a lo que está ocurriendo en esta materia en Irán y Corea del Norte, así como en India y Pakistán.

Además Pugwash ha ido definiendo discretamente un papel nada desdeñable como mediador oficioso, facilitando el contacto entre partes que no se hablan. Lo ha hecho en el caso de Cachemira y sobre todo en los problemas del Medio Oriente. Pugwash ha servido de puente entre israelíes y palestinos, promoviendo el diálogo entre representantes de la sociedad civil para luego incluir en el proceso de acercamiento a funcionarios gubernamentales.

En Bari platicaron palestinos, israelíes, sirios, jordanos, egipcios, iraquíes e iraníes. Podría decirse, inclusive, que se llevaron bien. La idea de Pugwash es empezar con algunos modestos pasos para ir acercando a las partes en conflicto y luego involucrar a otros actores e ir subiendo el nivel de los participantes hasta llegar a juntar representantes de los gobiernos.

Un tema que ha reaparecido en las discusiones de Pugwash es el relativo a la energía nuclear con fines pacíficos. En años recientes ésta ha registrado un renacimiento. El precio del petróleo y los cambios climáticos la han vuelto a poner de moda. Desde luego que hay quienes se resisten a aceptar más y más centrales nucleares. Pero no cabe duda que muchos gobiernos y empresarios están pensando en el renglón nuclear para hacer frente a la crisis energética.

En lo personal he cambiado de opinión sobre el tema. De chamaco y en la preparatoria creí en las bondades de los “átomos para la paz”. Luego en Naciones Unidas seguí defendiendo el uso pacífico de la energía nuclear. Pero los accidentes en varias centrales nucleares, junto con los estudios que han ido apareciendo sobre la relación entre el costo y el beneficio de dicha energía, me han hecho cambiar de parecer.

 
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