Usted está aquí: miércoles 7 de noviembre de 2007 Cultura El arte de “compromiso social” puede cambiar el entorno, dice artista sueca

Elin Wikström presenta exposición en la sala Siqueiros de Polanco

El arte de “compromiso social” puede cambiar el entorno, dice artista sueca

Rebecka espera, Asa da, Sten aloja... incluye cuatro “situaciones construidas o activadas”

Merry MacMasters

Ampliar la imagen La artista y profesora universitaria sueca Elin Wikström, ayer, durante la entrevista con La Jornada en las instalaciones de la Sala de Arte Público David Alfaro Siqueiros, en Polanco La artista y profesora universitaria sueca Elin Wikström, ayer, durante la entrevista con La Jornada en las instalaciones de la Sala de Arte Público David Alfaro Siqueiros, en Polanco Foto: Cristina Rodríguez

La artista sueca Elin Wikström (Karlskrona, 1965) sostiene la creencia de que el arte de “compromiso social” puede cambiar las circunstancias que lo rodean.

Autora de Rebecka espera, Asa da, Sten aloja…, exposición integrada por cuatro “situaciones construidas o activadas”, en exhibición hasta el domingo 11 en el llamado “cubo” de la Sala de Arte Público Siqueiros (calle Tres Picos 29, Polanco), Wikström se remite a su pieza Half being, half flow (Mitad individuo, mital colectividad), que versa sobre la industria del vestido en Suecia, que después de los años 70 empezó a maquilar sus productos en países donde se pagan salarios más bajos.

Mediante el empleo de una cámara de video conectó a los consumidores de una compañía, ejemplo de la maquila, con los obreros de la industria del vestido.

Luego, preguntó de quién era la responsabilidad social de cambiar las malas condiciones de esos trabajadores. Su proyecto repercutió al grado de que los sindicatos “corruptos” empezaron a colaborar con sus pares suecos para intercambiar representantes y estudiar “en qué medida pueden mejorar sus métodos y proteger a sus trabajadores de las situaciones adversas”.

Interés estético por la cuestión del maíz

La exposición de la Sala de Arte Público Siqueiros es quizá la más ambiciosa de la producción de Wikström, ya que “reactiva” tres piezas de repertorio, a la vez que presenta una nueva: ¿Cómo tirar de un mantel bajo el servicio de la cena y entender la situación del comercial del maíz entre México y los Estados Unidos de Norteamérica?

Wikström suele trabajar piezas de “sitio específico”. Si se interesó por la cuestión del maíz es porque lo considera “el ejemplo perfecto de un tema de actualidad, en el cual las normas y los valores todavía no se establecen”.

Desde que la exposición se inauguró el viernes 2, por la mañana, la artista y profesora universitaria realiza seminarios con representantes de diferentes campos, uno en favor del comercio libre y otro en contra. De las 14 a las 18 horas, Wikström se sienta frente a una mesa donde separa el maíz blanco, producido por grandes granjeros del norte, del maíz rojo y azul producto de los pequeños campesinos del sur, y del maíz amarillo, “importado de Estados Unidos y supuestamente modificado en lo genético”.

Una vez separado el maíz, la artista realiza un truco clásico de magia: retira el mantel blanco sin perturbar los objetos que sobre aquél descansan.

A su alrededor, no obstante, transcurre una especie de circo de tres pistas, porque la situación construida Rebecka espera... se basa en una cadena de mujeres (voluntarias) que esperan una a otra y a otra. Sten aloja parte de la creación de una red de anfitriones que darán asilo a una pareja proveniente de Berlín durante 17 días en una casa diferente cada día.

Tal vez la situación activada más inquietante es Asa da, por involucrar a otro grupo de voluntarios que establece una “cadena económica” nómada por el recinto. Es decir, mientras uno pide prestado un par de pesos, otro ofrece al espectador la misma cantidad de dinero.

Wikström estudió en la Academia de Bellas Artes de la Universidad de Gothenburg. Interesada primero en la escultura y la instalación, luego se sintió atraída por las prácticas artísticas de los años 60 y 70 que empleaban métodos performativos y sostenían que el arte no tenía que ser un objeto físico, sino que podía ser una idea conceptual.

Para la entrevistada dichas prácticas artísticas ejemplifican “cómo el arte intercambiaba formatos del activismo político”. Trató de desarrollar una práctica en la cual “el arte puede funcionar para el artista y el público como una manera de entender a la sociedad, el poder, las estructuras económicas y sociales”.

La artista sueca analizará toda la información recabada en los seminarios que imparte, y escribirá un reporte que será publicado en el catálogo de la exposición Rebecka espera, Asa da, Sten aloja…

 
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