Usted está aquí: miércoles 7 de noviembre de 2007 Cultura No hay que esperar cien años para el estallido de una revolución

Fritz Glockner habla de su libro más reciente sobre la historia de la guerrilla en el país

No hay que esperar cien años para el estallido de una revolución

La capacidad de resistencia de las personas se acaba, alerta el historiador, escritor y académico

“Calderón está abriendo la puerta al Ejército, al que costó mucho subordinarlo al poder civil”

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen "No soy de esos intelectuales que se convierten en torturadores de la historia para modificarla y cerrar los ojos ante hechos del pasado o ante una realidad presente, cabrona, lacerante, desgastante", dijo Fritz Glockner, ayer, en entrevista con La Jornada “No soy de esos intelectuales que se convierten en torturadores de la historia para modificarla y cerrar los ojos ante hechos del pasado o ante una realidad presente, cabrona, lacerante, desgastante”, dijo Fritz Glockner, ayer, en entrevista con La Jornada Foto: Cristina Rodríguez

“Siento a mi país más convulsionado que en el siglo XIX, más inestable, más desorientado, pero, por fortuna, más consciente y alerta, aun con las campañas de desinformación de los torturadores de la historia”, afirma el escritor Fritz Glockner (Puebla, 1961), a propósito de la publicación de su reciente libro, Memoria roja: historia de la guerrilla en México (1943-1968).

En entrevista con La Jornada, el también autor de Cementerio de papel (Ediciones B, 2006) explica que el tejido social de México se encuentra ya muy “deshilachado”, al grado de que la capacidad de resistencia de la gente se está acabando.

“Es obvio, la falta de sensibilidad de los gobernantes es tan evidente que hace corto circuito, no hay que esperar cien años para que estalle una revolución, lo vemos venir.

“No es que sea catastrofista o convocante de malos augurios, al contrario, me gusta la vida, pero vemos cómo se están sumando las características de un desgaste de la población, con la insensibilidad y la pendejez de quienes están en el poder. No es que apueste a que cada cien años en este país ha habido una revolución, pero vemos que las condiciones ahora están peores que en el porfiriato o que en la Nueva España de 1810.”

Hurgar en la historia oculta

Historiador, editor, librero, promotor de la lectura y catedrático universitario, Glockner se ha propuesto hurgar en la historia oculta de los movimientos armados de México, en esa memoria teñida de rojo por la sangre que se ha derramado, pero que también toma ese color como símbolo de resistencia.

“No puedo recuperar la memoria a partir de versiones falsas, de lo contrario estaría justificando a quien me paga.

“Por eso, me puedo jactar de ser un investigador que lleva 25 años metido en escarbar la historia de los movimientos armados de mi país sin deberle un peso a ninguna institución de educación superior, partido político, gobierno de algún estado o federal, organización no gubernamental o medio de comunicación”, afirma.

Añade que eso le da libertad “para decir que la memoria que estoy intentado rescatar no se la debo a nadie. No soy de esos intelectuales que se convierten en torturadores de la historia para modificarla y cerrar los ojos ante hechos del pasado o ante una realidad presente, cabrona, lacerante, desgastante.

“En los años 70, o inclusive en los 80, era fácil decir que un limpiaparabrisas era producto de su propia güeva.

“Ahora se sabe que ellos no son producto de la güeva individual, sino de la güeva colectiva, de unos gobiernos cuya güeva intelectual les ha llevado a la insensibilidad histórica, a no saber atender las necesidades básicas de la población.

“Por supuesto, la historia se conforma de verdades parciales. Ahora lanzo Memoria roja, que espero active otras memorias.

“El próximo año concluyo con la investigación, publicaré el libro Los años heridos, en el cual narrativamente hablaré de la guerrilla en México de 1969 a 1978, y de 1979 a 2007 presentaré una cronología comentada, porque no me pienso convertir en otro torturador de la historia, como Carlos Tello Díaz o Héctor Aguilar Camín.”

Fantasmas que protestan

En su amplio relato acerca de la guerrilla en México, Fritz Glockner habla “no de cadáveres; se trata de una historia de fantasmas que están en un baúl que han querido enterrar, pero que en la realidad aquí está”, explica.

Agrega que las “clásicas” y “repetidísimas” estrategias del Estado mexicano han sido “soltar rumores”, por ejemplo, “diciendo que el Ejército Popular Revolucionario (EPR) no existe ni ha existido, al igual que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que son grupos subsidiados por el propio gobierno para intentar justificar la militarización.

“No es difícil comprar estas hipótesis, sobre todo en este sexenio calderonista, en el que observamos símbolos inusitados de pendejez militar. Me refiero a esto: no recuerdo a ninguno de los hijos de Pinochet, de Videla o de Stroessner vestidos de militares, de manera pública, como sucedió con los hijos del mandatario el pasado 16 de septiembre.

“Eso me alarma, porque Calderón le está abriendo la puerta al Ejército, a una especie de Frankenstein que costó mucha sangre y negociación lograr subordinar al poder civil.

“Pero somos un país donde es evidente que la represión del Estado ha sido la respuesta a las demandas y denuncias de una población desesperada. Esa ha sido la historia de siempre, la cual no ha cambiado por la alternancia política.

“En esa lógica, es obvio que hay grupos de individuos cuya desesperación los lleva a salvar la vida, irse a la sierra, al campo, armarse y, evidentemente, esto tiene un revestimiento ideológico.

“Es decir, existen tanto el EPR, como el EZLN y 17 grupos más, como lo ha admitido seguridad nacional, así como en los años 40 existió Rubén Jaramillo y en los 60 el Grupo Popular Guerrillero de Gámez y Gómez, entre otros. Negar su existencia es la constante, por eso mi lucha por la memoria, porque me indigna que de pronto la vacuna de la incredulidad lleve a la gente a decir que la guerrilla es invención del gobierno.

“La situación que vivimos, los millones de personas que viven en la pobreza en contraste con el mexicano que es el más rico del mundo, y el desgaste tan fuerte del tejido social, son la razón de ser de los movimientos armados. Pero la población tiene muy dura la piel. Las derrotas nos han podido, pero no nos han ganado.

“La memoria va a seguir siendo roja por muchos años, no sólo por sangrienta, sino para no volverse, por ejemplo, azul, en referencia al panismo. Pero la memoria roja no se debe convertir en asfixia, sino en rescate, en resistencia, porque, insisto, en nuestra memoria no hay cadáveres, hay fantasmas, vivos, que siguen protestando.”

El libro Memoria Roja. Historia de la guerrilla en México (1943-1968), publicado por Ediciones B, se presenta este jueves a las 19:30 horas en Otro lugar de la Mancha (Esopo 11, colonia Chapultepec Morales). Participan Gerardo Tort, Benito Taibo y el autor.

 
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