Usted está aquí: lunes 5 de noviembre de 2007 Deportes La goliza de Pumas al Veracruz puede significar su pase directo

Bastará que obtenga un empate ante el campeón Pachuca para avanzar a la liguilla

La goliza de Pumas al Veracruz puede significar su pase directo

El juvenil Barrera tuvo una tarde de ensueño en inmejorable acto de despedida para el rector de la UNAM, De la Fuente

Solari sumó 14 dianas y está a dos del líder Moreno, del San Luis

Marlene Santos Alejo

Ampliar la imagen Euforia de Barrera, Solari y Leandro, anotadores de seis, de los ocho goles del cuadro auriazul Euforia de Barrera, Solari y Leandro, anotadores de seis, de los ocho goles del cuadro auriazul Foto: Víctor Camacho

¡Goles son amores! Las anotaciones que ayer consiguió Pumas pueden significar su pase directo a la liguilla y con la mano en la cintura le bastará empatar en la fecha 17 con el campeón Pachuca, para ubicarse en la siguiente fase de forma directa gracias a su mejor cuota de goleo.

Los auriazules pulverizaron al Veracruz al propinarle una épica goliza –aunque no superaron la lograda hace 32 años sobre Tecos (9-0)–, en lo que fue un día de fiesta.

Inmejorable marco para la despedida del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, quien al igual que toda la afición salió del estadio Olímpico Universitario con la sonrisa iluminándole el rostro. Esteban Solari festejó 3 dianas y llegó a 14, dos menos que el líder, Alfredo Moreno, de San Luis.

No hubo piedad para los Tiburones Rojos que cavan su tumba hacia la primera A. El cuadro jarocho fue un remedo de equipo, sin coordinación ni esquema, pero tampoco tuvo el alma, la fe y el pundonor que muchas veces solventan deficiencias.

Los jugadores deambularon como almas en pena mientras el técnico, Antonio Mohamed, se hundió en el banquillo del equipo visitante, aferrado al puro que fumaba.

Pablo Barrera fue la figura de Pumas. El juvenil elemento tuvo una inspirada tarde, mientras Solari es firme aspirante a máximo romperredes del certamen.

Con su enjundia, Barrera puso en evidencia la fragilidad de la zaga visitante. Primero probó con un pase filtrado que con malabares pudo detener Fabián Villaseñor. Sin embargo, al minuto 14 Pablo aprovechó un servicio desde la izquierda que no pudo rematar Esteban, y con tiro raso cruzado impuso el 1-0.

Ese gol fue suficiente para que la defensa del Veracruz hiciera agua. Tres minutos después el mismo Barrera llegó por la derecha y centró para Solari, quien estaba solo por el centro y para aumentar la cuenta únicamente tuvo que dirigir el balón con la parte interna del pie.

El tercer arponazo al tiburón fue a la cuenta de Leandro Augusto, pero en la jugada de nuevo estuvo impresa la creatividad de Barrera, quien cedió para Rubens Sambueza; éste tocó hacia atrás, a la llegada de un Leandro que remitió su clásico obús, incontenible para Villaseñor.

El estadio era un manicomio donde las goyas hicieron inaudibles los gritos de Mohamed, quien llamó la atención a López Mondragón y Hugo García. Las respuestas del cuadro porteño fueron tibias y no tardaron en recibir otro gol.

Pablo filtró servicio por el lado derecho, Scocco llegó a la cita casi sobre la línea de fondo, no tenía ángulo de tiro y remató en forma descompuesta, pero la pelota se coló de manera increíble entre el portero y el poste.

Para el complemento Mohamed hizo cambios. Ingresó a Aldo de Nigris y al parrandero Alonso Sandoval. La pequeña porra visitante estaba furiosa por la actitud de sus jugadores y con insultos les exigía sacar el orgullo, “¡Orale borracho! ¿o estás crudo?”, le gritaban al indisciplinado Sandoval.

El mismo Scocco se encargó del quinto tanto. Derivó de un saque de banda. Los escualos parecían espectadores porque nadie tocó el balón, entonces Scocco fue por él y lo prendió dentro del área para sacudir las redes.

Villaseñor parecía al borde del llanto mientras reclamaba a sus defensas que ni así reaccionaron y al minuto seis del complemento llegó el sexto.

Pablo sacó un tiro flojo que sin querer llegó hasta Solari, quien entró casi de a caballito por el centro. Iba tan solitario que dudó entre seguir o detenerse creyendo estar en posición adelantada y resolvió disparar.

El séptimo también fue a su cuenta. Esteban recibió el esférico del participativo Barrera; desde el segundo poste sólo tuvo que empujar hacia la meta y ya.

Pablo cerró con broche de oro su inolvidable tarde. A pase de Scocco desde la izquierda eludió marcas y definió para el 8-0 final. Poco después salió de cambio en medio de nutridos aplausos.

 
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