Usted está aquí: miércoles 31 de octubre de 2007 Economía Homenaje a Ortiz Mena, artífice del crecimiento y la estabilidad

El desarrollo estabilizador expresó demandas sociales

Homenaje a Ortiz Mena, artífice del crecimiento y la estabilidad

Roberto González Amador

Antonio Ortiz Mena, el funcionario que como secretario de Hacienda durante 12 años fue artífice del periodo de mayor crecimiento y estabilidad económica en la historia contemporánea del país, fue objeto de un homenaje este martes, siete meses después de su fallecimiento ocurrido en marzo pasado, cuando estaba a punto de cumplir 100 años.

En el encuentro, organizado por la Secretaría de Hacienda y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), participaron como oradores varios de los responsables de la conducción económica del país en las últimas dos décadas, periodo en que la economía mexicana ha crecido en promedio 2.2 por ciento anual, un tercio de lo que repuntó en los 12 años en que el homenajeado ocupó la cartera de Hacienda y Crédito Público.

Unánime fue el reconocimiento a Ortiz Mena, a quien el secretario Agustín Carstens calificó como “uno de los mexicanos más fecundos del siglo XX, promotor de algunas de las instituciones fundamentales del Estado mexicano, reformador prudente y decidido”.

Un homenaje que institucionalmente tributaron la SHCP, que Ortiz Mena encabezó por 12 años consecutivos, y el BID, al que dirigió durante una década y media. Y que fue tributado esencialmente por una generación de funcionarios públicos que han desarrollado la política económica de las últimas dos décadas: Miguel Mancera, quien dirigió el Banco de México por 15 años hasta su jubilación en 1997, y los ex secretarios de Hacienda Pedro Aspe (1988-1994), Guillermo Ortiz Martínez (1995-1997) –hoy gobernador del banco central– y Francisco Gil Díaz (2000-2006).

Ortiz Martínez en su participación como orador en el homenaje, destacó que durante la gestión de Ortiz Mena en la Secretaría de Hacienda se estableció como prioridad el desarrollo del país, bajo la premisa, dijo, de que éste no se podía lograr sin un entorno de estabilidad. Ortiz Mena, dijo, “fue de los primeros en expresar, quizá no con esas palabras, que la estabilidad es condición necesaria, pero no suficiente para el desarrollo”.

Añadió que, trasladadas al momento actual, las políticas de fomento al mercado interno, de elevar los salarios arriba de la inflación, apoyar la producción en el campo y promover la industrialización del país, emblemáticas de la gestión de Ortiz Mena, no son necesariamente vigentes. “No todas las medidas serían recomendables hoy. El mundo ha cambiado”, consideró.

Antonio Ortiz Mena fue secretario de Hacienda entre 1958 y 1970. En ese periodo la economía creció 6.5 por ciento anual en promedio; el peso no se devaluó, la inflación era menor a la de Estados Unidos, y los salarios crecían más que el promedio de los precios.

Al homenaje de este martes asistieron como invitados, sin participar como ponentes, los ex secretarios de Hacienda, David Ibarra y Jesús Silva Herzog. Entre los asistentes estuvieron el empresario Roberto González Barrera, presidente de Gruma y Banorte, y Enrique Castillo Sánchez Mejorada, presidente de la Asociación de Bancos de México y varios familiares de Antonio Ortiz Mena.

En su turno como oradora, María de los Angeles Moreno, senadora por el Partido Revolucionario Institucional, destacó en cambio la vigencia de algunas de las políticas impulsadas por Ortiz Mena, artífice del periodo de auge económico conocido como “desarrollo estabilizador”.

El desarrollo estabilizador, dijo, fue la expresión de política económica de las demandas sociales de la revolución mexicana. Con la conducción económica de Ortiz Mena, el Estado privilegió la estabilidad económica, pero entendida no sólo en el aspecto financiero o macroeconómico, sino en términos de salario y empleo.

En tanto, el historiador Enrique Krauze destacó que Ortiz Mena fue impulsor de “un modelo abierto, liberal, con incentivos para la inversión pero también para mejorar la vida de los más necesitados”. Como otros ponentes, se refirió también al manejo de la política de contratación de deuda externa durante ese periodo de 12 años, en que todos los préstamos obtenidos del exterior estuvieron etiquetados para financiar proyectos productivos.

Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda en el gobierno anterior, mencionó que “como todo logro, el éxito se construye en parte descansando en los hombros de los antecesores” y en ese sentido mencionó a predecesores de Ortiz Mena. Inició su relación citando en primer lugar a José Yves Limantour, el secretario de Hacienda del dictador Porfirio Díaz.

El empresario Alberto Bailleres, principal accionista del Grupo Bal y dueño de El Palacio de Hierro, calificó en el foro como “injustificada” la nacionalización de la industria eléctrica, decretada por el ex presidente Adolfo López Mateos, de quien Ortiz Mena fue secretario de Hacienda. Sin embargo, no mencionó que la nacionalización derivó de la negativa de las empresas extranjeras que operaban el sistema para realizar más inversiones si no se aumentaban las tarifas al público.

En referencia al sentir del empresariado mexicano en aquellos años, refirió: “no dejaban de inquietar las tendencias estatistas de la época y la concentración y falta de contrapesos en el poder”. Aseguró que Ortiz Mena fue una “bisagra, un gozne conciliatorio” entre los grupos de sindicatos y campesinos con reivindicaciones sociales y económicas y la garantía “a los derechos de la propiedad”.

Sin embargo, el paso de los años ha permitido una evaluación más precisa sobre el desarrollo estabilizador que abarcó, de 1958 a 1970, la presencia de Antonio Ortiz Mena al frente de Hacienda, y lo ocurrido con la política económica aplicada en México de 1983 hasta la fecha.

Entre ambos periodos hay una diferencia fundamental. El desarrollo estabilizador se basó en una política de fortalecimiento del empleo y los salarios para impulsar el crecimiento económico por el lado de la expansión de la demanda.

En tanto, desde 1983 la expansión de la demanda se sustenta en el endeudamiento de los hogares, el flujo de remesas y el deterioro de las condiciones laborales, con un crecimiento económico prácticamente estancado en ausencia de “motores internos”, que han llevado al ex secretario de Hacienda, David Ibarra a caracterizar el actual periodo como de “estancamiento estabilizador”.

 
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