Usted está aquí: viernes 26 de octubre de 2007 Estados Llegan trabajadores de relevo para la Usumacinta

Llegan trabajadores de relevo para la Usumacinta

Jesús Hernández, Especial para La Jornada

Ciudad del Carmen, Camp., 25 de octubre. Para los relevos de los trabajadores petroleros fallecidos tras el accidente en la plataforma Usumacinta, en la sonda de Campeche, que hoy “subirían” a sustituirlos tras una larga jornada de 14 días en aguas del Golfo de México, todo es tristeza y pesar: son ya 19 sus compañeros muertos y cuatro continúan desaparecidos.

Un día antes del relevo programado para este jueves, los 23 trabajadores arribaron a esta isla, se reportaron a las oficinas de la sección 42 del sindicato petrolero, pero no abordarán las plataformas por no existir condiciones de seguridad del pozo. En todo el gremio el sentir es el mismo: preocupación, pesar y duelo por lo sucedido.

Roberto Díaz Bárcenas, trabajador de Piso Rotaria, categoría mejor conocida como chango, comentó que la gran mayoría de sus compañeros fallecidos habían dejado cinco años de su vida a bordo de la plataforma Usumacinta, y en ese periodo no había ocurrido un accidente similar.

Comentó que los trabajadores de la sección 42 coinciden en que el desastre ocurrió porque las patas de la plataforma no estaban aseguradas al lecho marino, ya que sólo tenía dos días de haber llegado a esa localización.

Los vientos hasta de 130 kilómetros por hora y olas de hasta ocho metros, agregó, provocaron que una de las patas se deslizara y golpeara la plataforma donde darían inicio los trabajos de reparación del pozo KAB-101.

En este pozo, detalló, se trabajaba con presiones de 8 mil PSI (libras de presión), por lo que la presencia de gas sulfhídrico es mayúscula y su peligrosidad, por lo altamente tóxico y explosivo, hace que las condiciones en que se labora sean de extrema precaución.

Dijo estar enterado de que sus compañeros pudieron permanecer con sus equipos de respiración autónoma por espacio de hora y media, conectados a las “cascadas”, pero el aire de las mismas se agotó, lo que orilló a muchos a arrojarse al mar desde una altura aproximada de 20 metros.

“Se siente feo, porque son compañeros, nos pudo haber pasado a nosotros. Ahora estamos aquí, pero nuestros compañeros, sus familiares, están muy dolidos”, concluyó.

 
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