Usted está aquí: miércoles 24 de octubre de 2007 Cultura Hallan en la basura un Tamayo de un mdd

Hallan en la basura un Tamayo de un mdd

Narra una escritora cómo encontró en NY el cuadro Tres personajes, robado en 1987

Afp y Mónica Mateos-Vega

Encontrar un millón de dólares en la basura no es común, pero es algo que puede ocurrir en Nueva York, como le sucedió a la escritora Elizabeth Gibson, quien asegura que hace cuatro años rescató de un basurero un cuadro de Rufino Tamayo que había sido robado en 1987, el cual será subastado el próximo 20 de noviembre en esa suma.

La “mujer misteriosa”, como se hizo llamar Gibson al entablar contacto con la casa subastadora Sotheby’s, narró ayer a la prensa estadunidense que halló la obra una mañana cuando caminaba en busca de un café, justo frente al edificio de departamentos Alexandria, en la esquina de las calles Broadway y 72, en el corazón de Manhattan.

Le llamó la atención una enorme bolsa con basura, de la que asomaba un cuadro rojo. Se acercó a examinarlo y sintió que tenía “un extraño poder”, pero todavía se preguntó si debería llevar a su atiborrado departamento ese lienzo, “con un marco barato” que mide 98.8 por 130.2 centímetros. Decidió tomarlo y 20 minutos después pasó el camión de la basura.

Ella no sabía que se trataba de la pintura Tres personajes, realizada en 1970 por Tamayo y buscada más de dos décadas por la FBI. La pieza fue robada en 1987 a un matrimonio de coleccionistas –del que no se conocen más datos– radicados en Houston. Habían comprado el cuadro en 55 mil dólares en 1977, como regalo de cumpleaños para la esposa, precisamente en una subasta de Sotheby’s. Diez años más tarde, el matrimonio se cambió de casa y esa obra desapareció durante la mudanza.

Reportaron el robo y ofrecieron una recompensa de 15 mil dólares, pero nunca supieron nada de la pintura e inclusive perdieron la esperanza de volver a verla. Luego decidieron vivir en Sudamérica, el esposo murió y ahora la viuda, a quien le entregaron la obra, es quien decidió subastarla.

Nadie sabe cómo llegó el cuadro a Nueva York. Según Gibson, desde el principio trató de averiguar quién había dejado la bolsa de basura frente al edificio Alexandria. Después su curiosidad se centró en el cuadro: preguntó a un amigo que había trabajado en una casa de subastas de arte, pero éste no sabía nada del Tamayo.

Tras el lienzo hay varias etiquetas de los lugares donde fue exhibido: la Perls Gallery, de Nueva York, ahora cerrada; el Musée d’Art Moderne, de París, y la Richard Feigen Gallery, de Manhattan, a la cual llamó la escritora para pedir informes, pero ahí no tenían datos sobre la pintura.

Finalmente, Gibson llegó a la galería Mary-Anne Martin, especializada en arte latinoamericano. Preguntó de nuevo y cuando salió de ahí, dice, “estaba en shock, ¡se trataba de un famoso cuadro robado!”

De inmediato construyó un muro falso en su casa para esconder ahí la obra, “mientras decidía qué hacer”. Cuanto más investigaba, más consciente era de la joya que tenía en su poder.

Luego de ver un programa de televisión en el que August Uribe, curador de Sotheby’s hablaba de Tres personajes, decidió ponerse en contacto con la casa subastadora para negociar la devolución de la pintura. La mujer llegó ante Uribe con un hombre que presentó como ministro de la Iglesia de la Ciencia Religiosa.

Al escuchar la historia, el curador acudió de inmediato al departamento de Gibson y comprobó que se trataba del Tamayo robado, en perfectas condiciones. Elizabet recibió la prometida recompensa de 15 mil dólares de los dueños del cuadro, más un porcentaje –no revelado– de la subasta que realizará Sotheby’s. La FBI ha informado que, no obstante, las investigaciones continuarán.

Colorística síntesis del cuerpo humano

La casa Sotheby’s se comunicó de inmediato al museo Tamayo de la ciudad de México para dar la buena noticia del hallazgo, y pidió al curador Juan Carlos Pereda que hiciera un texto para presentar la obra a subasta.

En entrevista con La Jornada, el especialista señaló ayer que “Tres personajes es una de las obras donde mejor se aprecia por qué Tamayo es uno de los grandes coloristas del siglo XX. En 1974 apareció en la portada del libro de Emily Genauer, ganadora del Pulitzer por un trabajo crítico acerca del arte y los artistas de la época.

“La pintura, realizada con óleo y arena, plasma la síntesis del cuerpo humano, la preocupación del abuso de la tecnología, la fascinación por la robótica. Los cuadros de Tamayo de los años 70 están llenos de personajes máquinas, un colorido muy contrastado, frondoso, muy bello.”

–¿Sabe si existe algún otro cuadro de Tamayo robado?

–Sé de uno más, de los años 20, dicen que está robado, pero igual Olga Tamayo lo vendió–, concluyó Pereda.

 
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