Usted está aquí: domingo 21 de octubre de 2007 Cultura Los jóvenes realizan en las calles su propia versión de la fiesta del espíritu

La Fiesta Cervantina

Pese a la poca oferta de espectáculos y la vigilancia, los adolescentes hallan diversión

Los jóvenes realizan en las calles su propia versión de la fiesta del espíritu

Fabiola Palapa Quijas (Enviada)

Ampliar la imagen Algunos llegan a dormir, otros piden la agenda de actividades, pero los jóvenes disfrutan a su manera las calles de Guanajuato Algunos llegan a dormir, otros piden la agenda de actividades, pero los jóvenes disfrutan a su manera las calles de Guanajuato Foto: Foto Yazmín Ortega Cortés

Guanajuato, 20 de octubre. La fiesta cervantina no sólo se disfruta en los foros, también se vive en las calles invadidas por los jóvenes, en los bares y los antros. Si bien los conciertos de rock en espacios abiertos habían disminuido, este año el cervantino callejero, como lo llaman los chavos, renació. Pero como en los cuentos de hadas, los grupos de rock dejaban de tocar después de la medianoche para no ser aprehendidos por los elementos policiacos que vigilan la ciudad de Guanajuato.

Con el pretexto del desorden, la inseguridad y la falta de limpieza, se cancelaron hace varios años los espectáculos en las calles; como alternativa, los organizadores crearon el foro de la Yerbabuena, que no funcionó: las propuestas no surgieron y los jóvenes quedaron en el limbo.

Ante la escasa programación para los adolescentes, las opiniones se dividen: algunos jóvenes optaron por deambular por las calles con los cuates para cantar, ligar, y si pueden, tomarse una cerveza; otros, cuentan con recursos para comprar el boleto de un espectáculo o visitar los museos.

Los jóvenes que asisten a la fiesta cervantina aseguran que además de echar relajo, les gusta Guanajuato, y en la medida de sus posibilidades, tratan de conocer algunos sitios, como el museo de las momias, la Alhóndiga de Granaditas y la escultura de El Pípila o el Callejón del Beso. También están los chavos –entre 17 y 20 años– que reconocen que llegan al Cervantino sólo a tomar y echar desmadre, y con cien pesos en el bolsillo.

La fiesta callejera

A partir de las primeras horas del viernes comienza el arribo de los jóvenes al Jardín Unión. Aunque no son las multitudes de tiempos pasados, se les ve intentando dormir en las bancas y en las escaleras de algunos callejones.

Otros prefieren caminar y buscar un sitio donde guardar su cobija y morral, pues vienen a la “fiesta del espíritu”. En grupos, en parejas o solos, se les ve deambular por las calles Sopeña, Cantarranas, 28 de septiembre, 5 de mayo y la avenida Juárez.

En las bancas o en el suelo comienzan a planear las actividades del día: unos solicitan el programa del FIC; otros, piden el mapa de la ciudad para conocer los atractivos turísticos de Guanajuato; el resto, sigue durmiendo.

Después de comer una pizza o el clásico hot dog –cuyo precio es económico–, los entusiastas adolescentes inician su peregrinaje por los mercados, bares, antros, plazas, callejones y túneles de la Capital Cervantina de América.

Comienza el desfile de jeans rotos, con estoperoles, con flores, deslavados, acampanados, entubados y a la cadera; la mayoría del calzado son los tenis de colores, los famosísimos Convers. Las chicas sensuales y coquetas también llegaron al Cervantino, pero de minifaldas o shorts y zapatillas.

Con el atardecer hacen acto de presencia los elementos policiacos. Alrededor de las 18 horas, comienza el operativo de seguridad en el que intervienen 80 elementos de la Policía Federal Preventiva; 150, de las Fuerzas del Estado; 197, de la policía municipal; 59 policías de tránsito municipal; 14 elementos de protección civil municipal; 40, de protección civil del estado; 40, de la policía ministerial; 40 efectivos del Sistema de Urgencias (SUE), y 40, de la Cruz Roja.

En total: 660 elementos más los 50 del operativo intermunicipal que se realiza el fin de semana. Su misión es evitar los disturbios que pueden ocasionar los visitantes, que en su mayoría son jóvenes de entre 21 y 35 años.

Los adolescentes no se intimidan ante la excesiva presencia policiaca, ni ante las 17 cámaras ubicadas en las principales plazas de Guanajuato; con las canciones Cielito lindo, El rey, Caminos de Michoacán y las goyas de los universitarios, la fiesta en las calles comienza.

Las mujeres son las más animadas, frente al Teatro Juárez, comienzan a bailar con la música de una estudiantina, los hombres aún no se prenden, pero son seducidos con la mirada. En la plaza de la paz, se encuentran las estatuas humanas; todas quieren la foto con el hombre plateado.

Al calor de la noche y de cuatro cervezas, todo mundo ya tenía bigotes y pestañas postizas que vendían en la calle, otros preferían los antifaces de colores. Fue una noche muy carnavalesca.

El sonido del rock resuena en la Plaza Doctor Enrique J. Romero, a un lado de la Dama de las Camelias, las cabelleras de los jóvenes rockeros vuelan en medio del círculo que han formado los seguidores de este género musical.

Pero la mayoría de los jóvenes se concentró en la Plaza de los Ángeles donde bailaron y hasta tomaron algunas cervezas porque era difícil que los elementos de seguridad los vieran.

 
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