Usted está aquí: jueves 18 de octubre de 2007 Economía Aeroméxico, para Banamex

Ganó Barraza González, ex líder del CCE, que gastó millones en apoyar a Calderón

Aeroméxico, para Banamex

Por un retraso de 2.42 minutos en presentar su oferta, el IPAB dejó fuera de la subasta a los Saba; “las reglas no fueron claras”, hubo “irregularidades lamentables”, protestaron

Juan Antonio Zúñiga, Antonio Castellanos y Víctor Cardoso

Ampliar la imagen Imagen de algunos empresarios del grupo que ganó la subasta para comprar Aeroméxico, en la conferencia que concedieron el pasado día 15. En la mesa, José Hierro, José Luis Barraza y Fernando Quiroz Imagen de algunos empresarios del grupo que ganó la subasta para comprar Aeroméxico, en la conferencia que concedieron el pasado día 15. En la mesa, José Hierro, José Luis Barraza y Fernando Quiroz Foto: Jesús Villaseca

Por un retraso de 2.42 minutos en la presentación de su oferta por 249.47 millones de dólares, los empresarios Moisés y Alberto Saba perdieron la subasta de compra por Aeroméxico, que fue adjudicada al grupo encabezado por José Luis Barraza González y Banamex, quienes ofrecieron pagar, a escasos 27 segundos de concluir el plazo, 249.1 millones de dólares.

De esta forma, Barraza González vuelve a aparecer en los primeros planos del acontecer nacional, luego de su paso como presidente del poderoso Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Este organismo fue uno de los principales artífices de la campaña de medios en apoyo a la candidatura del actual presidente Felipe Calderón, con un gasto publicitario en medios electrónicos considerado millonario. En su momento, la empresa de medición de audiencias Ibope Agb México dio a conocer que el CCE gastó más de 136 millones en mensajes, que llamaban a no cambiar el rumbo de la economía, los cuales coincidían con los del candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), al presentar la dualidad crisis contra estabilidad.

Ayer, en la recta final del proceso de venta de la mayor aerolínea del país y uno de los últimos activos en poder del gobierno federal, las pujas fueron presentadas por segundos de diferencia antes de las 16 horas, plazo para la presentación de ofertas. El estrecho margen llevó también a que la decisión de la junta de gobierno del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), propietario de 45.37 de las acciones, se retrasara por 2 horas y media.

“A las 16 horas del día de hoy, conforme a la hora de registro en el sistema de la BMV (Bolsa Mexicana de Valores) ‘Emisnet’, el cual fue certificado ante notario público, la última OPA (Oferta Pública de Adquisición) del fideicomiso número 16093-6 constituido en Banamex y diversos empresarios (fideicomiso), fue la de mayor precio, y en virtud de que dicho oferente no amplió el periodo de vigencia de su oferta, es decir, venció a las 16 horas, el IPAB, por acuerdo de su junta de gobierno, aceptó dicha oferta, a través de Nacional Financiera, y se han realizado los actos necesarios para que se lleve a cabo la liquidación, conforme a las disposiciones aplicables y al folleto informativo de la oferta”.

Este grupo de empresarios fijó su postura en 2.7159 pesos por acción, que representa 2 mil 695 millones 287 mil 503.13 pesos, o 249 millones 102 mil 357.04 dólares a un tipo de cambio de 10.82.

De acuerdo con el IPAB, su junta de gobierno tomó en consideración, además del precio, “la situación actual de Aeroméxico, evidentemente delicada y que requiere de inyección de recursos por parte de los accionistas”, así como “el costo de oportunidad para el IPAB por dejar que expirara la oferta del fideicomiso”.

Arañazos y patadas

A la puja económica por Aeroméxico, se sumó una guerra mediática protagonizada por Moisés Saba Masri, quien con su padre Alberto Saba Raffoul, presentó la primera oferta el 22 de agosto. Desde temprana hora, en diversas entrevistas periodísticas se dedicó a difundir un “¡yo gané!”. Hacía referencia a la jornada de pujas del martes anterior, cuando el IPAB, en un arrebato, lo declaró triunfador de la subasta con una propuesta económica de 1.90 pesos por acción. Decía el empresario: “si ayer (martes) por un segundo yo gané, hoy porqué por un segundo tengo que perder”. Por la tarde, después de conocerse el fallo, declaró que “las reglas no fueron claras”.

Pero por la noche, después de una larga encerrona con sus asesores para determinar la estrategia a seguir, finalmente declararon que dejaban atrás el proceso de Aeroméxico, que no impugnarían legalmente “porque no tienen interés en litigar por años con el IPAB”, pero señalaban “irregularidades lamentables” de parte de ese organismo. El IPAB, acusaron, “utilizó en dos días consecutivos criterios distintos para casos idénticos”.

Por la mañana de ayer, en un intento por prevenir cualquier impugnación, el IPAB emitió un comunicado en el que anunciaba que “aceptará la oferta que represente el precio por acción más alto, con base en la vigencia que hayan establecido las ofertas públicas de adquisición”.

Estableció que “en el supuesto de que a las 16 horas del día de hoy (miércoles), de acuerdo con la hora de registro en Emisnet, la OPA de los señores Saba sea la que represente el mayor valor, y el fideicomiso no amplíe la vigencia de su oferta, el IPAB, por acuerdo de su junta de gobierno, no aceptará la oferta del fideicomiso y considerará la oferta de los señores Saba, tomando en cuenta las posibles posturas y eventos que pudieran presentarse durante la vigencia de esta última oferta”.

El ambiente se enturbió aún más, cuando después de las 15 horas el grupo Mexicana de Aviación lanzó una nueva OPA, a pesar de que el pasado 11 de octubre la Comisión Federal de Competencia (CFC), con el argumento de concentración del mercado en el transporte aéreo de pasajeros, rechazó autorizar su participación en la subasta por Aeroméxico y no obstante haber ofrecido pagar 2.19 pesos por acción de la aerolínea.

Ayer, Grupo Mexicana elevó el precio por acción a 2.45 pesos, unos 225 millones de dólares, argumentando que esa oferta “es válida hasta su fecha de vencimiento, y hasta en tanto no se obtenga la resolución favorable de la CFC.

“La oferta se modifica para eliminar la condición suspensiva y sustituirla por una condición resolutoria, por lo que en términos legales, la oferta es válida y vigente desde el día de hoy y hasta en tanto a más tardar a las 12 horas de la fecha de vencimiento, no se obtenga resolución favorable de la Comisión Federal de Competencia”.

Por la noche, la cabeza aparente del grupo ganador, José Luis Barraza, declaró que a partir de hoy se designará al nuevo consejo de administración, y de inmediato se pondrá en marcha lo que llamó “el plan de 90 días” para iniciar la capitalización de la aerolínea, con unos 240 millones de dólares.

Estos, dijo, se aplicarán en la compra y homogenización de la flota aérea de Aeroméxico, así como a los trabajos tendientes a elevar la productividad, la ampliación de rutas, principalmente las internacionales, y a la búsqueda de sinergias con las empresas que dirigen los integrantes del grupo. Se manifestó satisfecho con el resultado, y reveló que desde hace más de un año iniciaron la integración de inversionistas y el análisis de la oportunidad de negocio que representaba la aerolínea.

El club de los ricos

Los virtuales ganadores de la subasta por Aeroméxico es un grupo de empresarios integrado alrededor del fideicomiso creado por Banamex y el ex presidente del CCE, en el pasado sexenio, José Luis Barraza González, a quien también se le atribuyen relaciones de amistad con diversos funcionarios de primer nivel del actual gobierno.

Banamex, que participa con 49 por ciento del capital que será utilizado en la compra de Aeroméxico, es filial del estadunidense Citibank.

La principal característica del grupo de empresarios es el poderío económico, pero también una extensa red de negocios e influencia política a escalas regional y nacional. Algunos, incluso, participaron activamente en el financiamiento de campañas políticas en el sexenio pasado y el actual.

Aparecen nombres como el de la familia Aramburuzabala. Una de sus integrantes, María Asunción, es esposa del embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, y una de las accionistas que controlan el Grupo Modelo, una de las dos compañías del duopolio de la cerveza.

Figura también el michoacano Francisco Medina Chávez, presidente del Grupo Fame, que apoyó la candidatura de Felipe Calderón en la campaña pasada. Otro es Ricardo Martín Bringas, del grupo de tiendas de autoservicio Soriana, quien también estuvo a favor del hoy presidente de México. En el grupo figura Eduardo Tricio Haro, presidente del Grupo Industrial Lala.

Juan Francisco Beckman Vidal, del Grupo Cuervo, y Henry Bremont Pellat, inversionistas en Liverpool Fábricas de Francia, también forman parte del grupo de inversionistas.

Asimismo aparece la familia Canales Clariond, de Industrias Monterrey. Uno de sus miembros, Fernando, fue gobernador de Nuevo León y secretario de Economía en el gobierno de Vicente Fox. Antonio Cosío Pando participa en el sector alimenticio con su Grupo Pando, es consejero del Grupo Carso, así como Valentín Díez Morodo, también accionista del Grupo Modelo.

Otros nombres que figuran en el grupo son el de Agustín Franco Macías, del Grupo Infra; Eugenio Garza Herrera, presidente del consorcio industrial Xignux; Tomás Milmo Santos, accionista de control de Axtel, compañía de telecomunicaciones, así como el empresario ganadero Maximino Salazar Nava.

 
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