Usted está aquí: viernes 5 de octubre de 2007 Cultura Arqueóloga italiana mostró la estructura social de los aztecas a partir de la obra de Sahagún

Conferencia de Alessandra Pecci en un encuentro cultural efectuado en Florencia

Arqueóloga italiana mostró la estructura social de los aztecas a partir de la obra de Sahagún

Alejandra Ortiz (Especial)

Florencia, 4 de octubre. Los Días Europeos del Patrimonio nacen en 1991 gracias a la iniciativa del Consejo de Europa y del apoyo de la Comisión Europea, y representan el momento más importante de los actos dedicados al patrimonio cultural de este continente.

El objetivo es el de favorecer el conocimiento recíproco mediante la cultura, que se viene utilizando como medio para descubrir diferencias y recordar el diálogo que ha caracterizado a Europa a lo largo de su historia.

Con este antecedente, Italia abrió sus puertas los días 29 y 30 del pasado septiembre, con el título Los grandes caminos de la cultura: un valor para Europa, a más de un millar de actividades gratuitas –apertura de lugares de arte, recorridos naturalísticos e históricos, convenios, conciertos, cine, exposiciones, itinerarios gastronómicos– que pretenden subrayar dicho contacto.

En Toscana, una de las propuestas más importantes en este contexto fue la conferencia El mundo de los aztecas, presentada en la biblioteca laurenziana de Florencia por la arqueóloga y estudiosa italiana Alessandra Pecci, quien es egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, con maestría en investigaciones antropológicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El núcleo de la conferencia fue el análisis de la máxima obra del fraile Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, manuscrito que se encuentra en esta misma sede y que fue mostrado para la ocasión.

El objetivo de Pecci fue esclarecer al público italiano la tipología de la obra, las difíciles condiciones en las que se generó, su contenido y su capital importancia para entender al México prehispánico y colonial, sirviéndose de algunas de las imágenes más representativas de las 2 mil 468 que conforman el texto, para mostrar un panorama general de la estructura social, política y cultural de los aztecas.

La obra de Sahagún, escrita entre 1575 y 1577, deriva de un incesante trabajo de investigación, recolectado a lo largo de casi 30 años. El fraile franciscano adoptó un método científico –que lo avala como uno de los primeros etnólogos de la historia– basado en cuestionarios aplicados a los ancianos y sabios de los pueblos centrales de México, muchos de los cuales habían vivido los terribles años de la Conquista española. A diferencia de las obras de sus colegas contemporáneos, como Andrés de Olmos y Diego Durán, entre otros, Sahagún logra adentrarse en la cultura indígena gracias a que investiga, profundiza, se interroga. La obra se inspira en las enciclopedias medievales dividiéndola por temáticas: lo divino, lo humano y lo mundano, mediante 12 libros que tocan todos los temas que conciernen a la civilización mexica: religión, astrología, historia local, comercio, sociedad e historia natural, para terminar con la conquista española y la caída de Tenochtitlán.

Además del contenido, lo que hace única esta obra, es la fundamental colaboración de los indígenas, alumnos de Sahagún y pertenecientes a la nobleza, quienes tradujeron el texto hispánico al náhuatl, así como la realización de las magníficas ilustraciones.

La “liberalidad” de la obra y el temor de que se prestara a la idolatría entre los indios, provocó que el rey Felipe II ordenara que todos los escritos de Sahagún fueran llevados a España para impedir su difusión. Es así como la versión más completa de esta obra llega a Florencia, conservada actualmente en sus tres volúmenes originales.

Recientes estudios destacan que el códice se encontraba ya en las colecciones granducales en 1588. De hecho, un año más tarde, el artista florentino Ludovico Buti pintó en un techo de los Uffizi, un fresco claramente inspirado en las ilustraciones del manuscrito. En el texto publicado en ocasión de la conferencia, Diana Mangaloni, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, puntualiza que es probable que Felipe II, tras su interés por consolidar las relaciones de alianza con Florencia, haya enviado a la corte granducal el manuscrito como símbolo de amistad hacia al nuevo granduque Medici, el cardenal Fernando I (gobernó de 1587-1609), quien era amante y gran coleccionista de manuscritos raros.

Actualmente se desarrolla el proyecto de investigación para descubrir el tipo de pigmentos utilizados en el códice. La iniciativa está promovida por el Instituto de Investigaciones Estéticas, junto con la Facultad de Química de la Universidad de Florencia, el Kunsthistorisces Institut in Florenz y el Opificio delle Pietre Dure.

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