Usted está aquí: martes 2 de octubre de 2007 Política Reconocen los servicios prestados por Aguinaco a la justicia constitucional

El pleno de la SCJN homenajea al ex presidente del organismo, fallecido anteayer

Reconocen los servicios prestados por Aguinaco a la justicia constitucional

Jesús Aranda

El pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rindió ayer un homenaje de cuerpo presente a José Vicente Aguinaco Alemán, ex presidente del máximo tribunal, quien falleció el domingo por la madrugada.

Ante integrantes del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, familiares y amigos de quien fuera uno de los impulsores de la reforma constitucional de 1994, los 11 integrantes del pleno y el ministro retirado Juventino V. Castro y Castro hicieron uso de la palabra para destacar la trayectoria profesional del homenajeado.

Atrás quedaron las diferencias que en su momento vivieron los ministros luego de que en 1997 La Jornada dio a conocer una grabación entre Aguinaco Alemán y su hijo Fabián Aguinaco, en la que hablaban mal de algunos ministros, particularmente de Castro y Castro.

Esa situación estuvo a punto de provocar un cisma en la SCJN, al grado que en una sesión privada hubo quien pidió al entonces presidente del organismo que renunciara.

En la sesión solemne, el ministro presidente, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, destacó que a Aguinaco le tocó conducir a la Corte en su novena época, así como el recién creado CJF, en lo que fue fundamental la distribución de competencias y atribuciones de ambos órganos colegiados.

Ante el féretro de Aguinaco, ubicado en salón de plenos, cada uno sus ex compañeros y nuevos integrantes de la Corte expresaron su reconocimiento a los servicios prestados “al Estado mexicano y a la justicia constitucional”.

En este contexto, el discurso de Mariano Azuela llamó la atención al afirmar que aunque el recién fallecido “no era escandaloso ni ruidoso en cuanto a su fe religiosa, siempre cuando uno tenía oportunidad de charlar con él de un modo más cercano, aparecía su posición cristiana”.

Añadió que si le hubieran preguntado antes de morir qué era la muerte, “habría respondido conforme a la muy sencilla definición de un catecismo: la muerte es la separación del alma y del cuerpo”.

Expresó en su comentario que le apesadumbra observar “cierta tendencia de pesimismo” que se apodera del país y a veces irrumpe en “críticas vitriólicas de los integrantes de un poder hacia los miembros de otro, para aniquilarse recíprocamente y desembocar en la anarquía, que es el primer peldaño del nihilismo cavernario”.

Afortunadamente, sostuvo el ministro, “esos nubarrones de oscuridad se desvanecen con la presencia de esta Suprema Corte”, que “sobresale como faro que orienta a los navegantes en esta borrasca que azota a nuestro país”.

Para terminar, le envió un mensaje a sus compañeros: “Os ruego que no decaiga vuestro ánimo, ni os dejéis amilanar por las embestidas de vuestros enemigos”; tampoco por los “dardos lanzados por algunos perdidosos”.

Les ruego, concluyó el ministro, que no se inquieten, ya que así transcurre la vida de todo juez o tribunal, cuya potestad emana de la Constitución.

 
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