Usted está aquí: domingo 30 de septiembre de 2007 Sociedad y Justicia “Para elegir rector hay que responder ¿qué necesita México de la UNAM?”

El experto Díaz Barriga insta a la Junta de Gobierno a replantearse la forma de selección

“Para elegir rector hay que responder ¿qué necesita México de la UNAM?”

Sugiere que los seis personajes que “suenan” abran sus propuestas ante los universitarios

Rosa E. Vargas y Emir Olivares

Ampliar la imagen En vísperas de la renovación en la UNAM En vísperas de la renovación en la UNAM Foto: Carlos Ramos Mamahua

El fondo de la discusión en el próximo proceso de elección de rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debe centrarse más en el proyecto que en la persona, sostiene el investigador Ángel Díaz Barriga, integrante del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación Pública. Agrega: “La pregunta anterior al quién es la persona adecuada (para el cargo), tendría que ser qué necesita el país de la UNAM”.

Ante la transición democrática por la que atraviesa México, el académico considera que la Junta de Gobierno (JG) –órgano encargado del nombramiento– “está obligada” a encontrar un mecanismo diferente al tradicional para lograr que los proyectos de los aspirantes lleguen a la comunidad universitaria. Por lo que invita a los seis personajes que “suenan” (los directores de las facultades de Derecho, Fernando Serrano Migallón y de Medicina, José Narro Robles; la secretaria de desarrollo institucional, Rosaura Ruiz Gutiérrez, y los ex directores de los institutos de Matemáticas, José Antonio de la Peña, de Investigaciones Jurídicas, Diego Valadés Ríos, y de la Facultad de Ingeniería, Gerardo Ferrando Bravo) a abrir sus propuestas ante los universitarios, porque “la institución lo necesita”.

Experto en educación, Díaz Barriga considera que la UNAM tiene que analizar de manera profunda la formación profesional, pues debe generar egresados con cuadros futuristas para resolver y prever los problemas sociales de las próximas décadas.

–¿Cómo ve a los seis candidatos?

–Ahí es donde se está orientando la discusión en los medios y en quienes están preocupados por el tema, en analizar a la persona que será rector. Creo que la pregunta anterior a quién va a ser la persona, debe ser: ¿qué necesita el país de la UNAM?

–A partir de esta visión, ¿usted descarta la continuidad del proyecto de Juan Ramón de la Fuente?

–Es un error hablar de continuidad. En el fondo, ninguno de los candidatos tiene esas condiciones, porque tiene que establecer su propio proyecto; incluso en lo más inmediato: cambio de personalidad, en el tipo de gestión, en el estilo, además de que históricamente las instituciones necesitan renovarse.

“La actual administración cumplió una función histórica por el contexto en que recibe a la universidad y el cómo la entrega. El nuevo rector recibirá otra institución, en otro momento del país, por eso antes de pensar en la persona hay que pensar qué necesita un país como México de una institución como la UNAM.”

–¿Y qué se necesita?

–Repensar profundamente el tema de la formación profesional. Indudablemente que estamos en una revolución científica y tecnológica como no había experimentado la humanidad. En la institución tenemos un problema en nuestra capacidad de reforma de planes de estudios, en nuestra capacidad de ver cómo puede ser una profesión en un contexto distinto al que nos formamos; si yo me formé en los años 70, tiendo a ver la profesión como en esos años, cuando mi obligación es verla como se va a reclamar en la década del 20 o 30 de este siglo.

“Nuestra universidad no es Harvard y lo que quiero decir es que el entorno de la UNAM no es el de un país desarrollado. Está en un contexto nacional de enorme desigualdad social, de grandes pobrezas, tenemos que formar profesionistas que miren hacia el desarrollo tecnológico de punta y, paradójicamente, que entiendan que en ocasiones la tecnología antigua resuelve problemas de muchos sectores sociales. Esa es nuestra virtud como universidad pública. Las privadas tratan de resolver el primer tema, el segundo sencillamente no les importa.”

–Acerca de la sucesión en la coyuntura nacional, ¿la JG debe darse el lujo de pensar más en el proyecto que en la persona?

–Por supuesto, no sólo se puede dar el lujo, creo que tiene la obligación ética frente a la universidad de pensar en sus obligaciones sociales. Si esta universidad se quiere renovar debe modificar profundamente sus formas de gobierno, transitar hacia un modelo de campus académico, decentralizarse, pensar en vicerrectorías con base en la experiencia de la Universidad de Guadalajara

–¿Tocaría esta reforma en un congreso universitario?

–El congreso no es el instrumento para transformar la institución, porque ahí se toman acuerdos de grupos y no se puede discutir, se repite el esquema de la Cámara de Diputados. Dos grandes sectores definen la votación.

–¿Sería necesario modificar la JG? Algunos la califican de arcaica.

–Algunos pueden decir que en un país en proceso de transición quizás no sea el mejor instrumento de designación, pero en las actuales condiciones políticas creo que sí lo es. Si se somete al Congreso de la Unión (único órgano que puede modificar la ley orgánica de la UNAM, que abarca a la JG) habría moneda de cambio: el Congreso está integrado por políticos no por estadistas, entonces si algunos sectores tienen interés en alguna ley comenzarían a cambiar cierto artículo de la ley orgánica de la universidad por sus propios intereses.

–Sin embargo, muchos sectores advierten que la comunidad no tiene posibilidad de incidir en la elección.

–El contexto nacional es un buen momento para que este órgano repiense el proceso que trabaja. Sí, es la JG la que designa, pero nada la obliga a que trabaje de la forma como lo viene haciendo. Al estar en un país en transición democrática, la JG está obligada a pensar en otro mecanismo que permita a la comunidad manifestarse de otra manera y conocer los programas de trabajo de los aspirantes.

–¿Cómo hacer a un lado los grupos de poder para acceder a esto?

–Es inevitable que en torno a un candidato se formen grupos por el tipo de institución que es la universidad y por su propia historia. El mecanismo perfecto de elección no lo vamos a tener, pero sí podríamos ir avanzando hacia otros mecanismos que sin violentar la legislación actual y sin exponer a la universidad al regateo político en el Congreso de la Unión respondiera a las problemáticas y requerimientos actuales del país.

 
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